Después de la muerte de Superman y la desaparición de Kara, Lois decide marcharse de Ciudad Nacional con su hijo, jurando volver algún día con el digno sucesor de su esposo.
Lena Luthor, después de hablar sus últimas palabras con Lex, se encuentra c...
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Kara miraba una mansión frente a ella y no lo dudó. Se acercó lo suficiente para asegurarse de que nadie la viera. Su dolor de cabeza era casi insoportable y su cuerpo le dolía. Aterrizó poco a poco en el suelo y buscó una forma de entrar.
Lena había regresado sola a la mansión, ya que Liam y su abuelo se habían marchado horas atrás a Metrópolis debido a un serio problema que había surgido de la nada.
Salió de su habitación y bajó a la sala. Había habido una leve tormenta en la madrugada y la felicidad de toda la ciudad podía ser apreciada tan solo con encender el televisor. Suspiró derrotada, aún no entendía cómo todo había sucedido.
Un fuerte ruido se escuchó, algo que la alertó. Pero antes de asustarse, corrió hacia el lugar. Era su laboratorio. Al entrar a la habitación, pudo notar el cristal del ventanal roto y una figura humana en la camilla.
Con valentía, se acercó más y notó que era una joven herida de rasgos únicos, con unos hermosos ojos azules que solo reflejaban miedo y confusión. Tenía una cabellera rubia como rayos de sol y una piel lisa y suave llena de moretones.
Lena: ¿Cuál es tu nombre? -Preguntó, tomando el mentón de la mujer menor.
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Kara: No... -Ni siquiera pudo continuar, ya que sus fuerzas se marcharon y terminó siendo atrapada por la azabache, quien con cuidado acostó a la joven desmayada. Lena volteó y caminó hacia su ventanal. Estaban muy alto para que pudiera trepar y no había subido por alguna entrada de la planta baja. Era evidente que ella había volado. -¿Quién eres tú? -Volvió a ver a la chica.
Se quitó el saco que llevaba puesto y lo colgó, tomando una bata blanca. Averiguaría todo lo que pudiera de esa rubia. Tomó unas tijeras y caminó de nuevo hacia la camilla. Cortó las prendas de ropa sucias y rotas, dejándola desnuda. No pudo evitar admirar el cuerpo de la ojiazul. Era obvio que una belleza así no se encuentra todos los días.
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Narración de Kara:
No sabía dónde estaba, pero estaba cómoda, aunque sentía frío. Me miré y estaba desnuda, pero recordaba traer ropa. Me levanté y vi a una mujer que ni siquiera había escuchado mis pasos, estaba demasiado concentrada.
Kara: ¿Quién eres? ¿Dónde estoy? -Mis palabras hicieron que volteara, pero al verme, su rostro comenzó a ponerse rojo, un rojo intenso. - ¿Me vas a responder sí o no?
