❁ Capítulo 33 ❁

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Al día siguiente la fiebre desapareció, pero me dolía la cabeza y era molesto. Me levanté sin ganas y me arreglé para ir al trabajo. Un dolor no me impedirá ir a trabajar.

Pronto salí de casa y me dirigí a mi oficina.

Cuando llegué, tomé un vaso de agua fría, quería verificar si así podía quitarse. Minutos más tarde, aún seguía esa punzada que no dejaba mi cabeza. Eso hizo que mi estado de ánimo cambiara en seguida.

— Amy, necesito que hoy vayas a la junta de hoy, es importante tu presencia.— puntualizó Tails mientras me recargaba en la barra de enfrente que tenía él. 

— Sí, está bien.— contesté de mal ánimo. 

Noté que Tails estaba confuso por mi actitud, ya que suelo ser alegre y positiva. Bueno, todos tienen malos días, ¿no?

Regresé a mi oficina y comencé a revisar los papeles de ayer que me entregaron. Sinceramente mi cuerpo no se sentía estable para seguir, pero luchaba por dentro. Además, se acumuló una gran cantidad de sueño, bostezaba demasiado y llegó el momento en que me acosté en mi escritorio y me perdí. 

🌸

El sonido de la puerta me despertó, y en seguida me levanté. Me tallé un poco los ojos y la persona quien había entrado era Sonic.

— La junta empieza en un minuto, y sabes que te necesito, lleva todo lo necesario y no llegues tarde. Hoy mientras te lleve a casa, hablaremos de por qué te dormiste.— dispuso y se fue. 

Inicié a recolectar todos los papeles, y poco después, me di cuenta que mi cabello se enredó un poco. Mientras corría, miraba el reloj, temía que no lograra llegar a tiempo.
Por suerte, fui puntual, aunque los demás me veían extrañados de mi comportamiento. Sonreí nerviosa y me dirigí a mi lugar. 

Mientras debatían sobre un nuevo producto, yo pensaba en comida, sí, no sé por qué. Esta vez tenía antojo de fresas con azúcar, o zanahoria con mayonesa.
No tengo idea de por qué pienso en combinaciones raras, y lo peor del asunto, es que me gusta su sabor. 

Esta vez, podía percibir un olor extraño, y pertenecía a la persona que se encontraba a mi lado. Por mi mente, atravesó la idea de que no se ha bañado. Si es así, es un disgusto estar a su lado. 

Se acabó la junta, y Sonic me tomó del brazo y me llevó a su oficina. No me lastimó, pero me extrañaba su actitud. 

— ¿Pasa algo? — pregunté mirándolo preocupada.

— Desde ayer has estado rara, y tus gestos me mostraban que pensabas en comida. Te lamías los labios y tenías la mirada perdida.— refunfuñó.

— No sé qué me está pasando. Yo también quiero contestarme esa pregunta. Me duele la cabeza desde la mañana y no se me quita, ya tomé una pastilla y no pienso tomarme dos, no me gusta medicarme yo misma.

— Ve al doctor, es una orden.

Sin más que decir, tuve que programar una cita. Por cuestiones de tiempo, el único momento libre era hoy en la noche. 

Seguí trabajando con el dolor de cabeza, no sé como pude aguantar hasta la hora de salida. 

Sonic me acompañó y me llevó a la clínica más cercana. 

En el camino, me reclamó sobre dormirme en el trabajo, yo sé que no es lo correcto, pero me ganó el sueño, me venció. Detuvo la charla cuando entramos al lugar. 
Me acerqué a la recepcionista y me dio la información necesaria. Me dijo que me atenderían en unos minutos.
Me mandó con una enfermera a que me revisara y anotara lo básico, mi peso, mi altura, mi presión y mi temperatura. Esa hoja se la entregarían al doctor correspondiente.

❁ 𝟱𝟬 𝐑𝐎𝐒𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐒𝐏𝐄𝐄𝐃 ❁Where stories live. Discover now