Capitulo 81

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MATTEO:

Miro a mi bebé que tengo en mis brazos, llevamos tres días y varias horas esperando noticias de Luna pero los médicos no dan señales positivas.

Alex ya ha sido anotado en el registro civil, mis suegros y mis padres han estado ayudándome demasiado a ser las cosas bien. Como por ejemplo cambiar un pañal mortal o darle el biberón, algo que rompió mi alma al ver que lo aceptaba tan encantado. Ese debería ser el trabajo de mi novia alimentarlo con su pecho.

Dejó a Alex en su cuna y acarició su frente. Simón llegará en cualquier momento para cuidar de mi hijo, me ha costado confiarle a mi hijo pero debo ir a ver a Luna.

Cuando el timbre de la casa suena, rápidamente voy a ella y le abro la puerta. Frunzo el ceño al no encontrarme con Ámbar o Simón. Si no, que lo que me encuentro es mi vecina, Fernanda.

─ Me he enterado lo de Luna, lo siento. ─ Dice ella y yo pongo mis ojos en blanco. 

─ Ella esta bien, no debes sentir absolutamente nada. 

─ Sigues negando. ─ Dice haciendo una mueca.

Pasó una mano por mi cabello y vuelvo mi vista a ella. Ella me da una sonrisa y apoya su asquerosa mano en mi brazo. La aparto rápidamente.

─ Luna está bien. Lo va a estar y no necesito tu maldita lástima. Estoy con mi hijo y me estas molestando. 

─ ¿El bebé vivió?. ─ Pregunta sorprendida y yo cierro la puerta en su cara.

Con ella no me importa ser educado o ser un buen hombre. Ha hecho un infierno para Luna persiguiéndola para fingir ser su amiga.

Me apoyo contra la pared fría y me deslizo por ella hasta llegar al frío suelo donde me quedo sentado unos largos minutos.

¿Qué tan jodido fui para que la vida me esté haciendo esto? Cuándo todo marchaba bien, cuándo tenía las cosas que más me importaban suceden cosas como estas.

Sin poder evitarlo un sollozo se escapa de mi garganta y no retengo ya mis lágrimas. No necesito hacerme que soy fuerte, no necesito hacerle creer a la gente que lo soy. Ahora mismo, no lo soy. Necesito a mi chica.


LUNA:

Otra vez estoy entre las cuatro paredes de esta pequeña habitación. Yo conectada a un montón de máquinas y mi madre llorando. Pidiendo que vuelva, que no la deje.

─ Cariño, siempre has sido fuerte. Esto es solo mala suerte. De dos mil mujeres tu tenías que ser esa persona. Yo se que puedes mi vida. No puedes dejar a Matteo solo, él te necesita. Tu bebé te necesita.

Llevo la mano a mi cabeza y grito con todas mis fuerzas cuando la imagen de mi madre va desapareciendo. Siento un potente llanto de un bebé y luego en mi visión aparece Matteo sentado contra una pared llorando. Mi corazón comienza a bombear más rápido de lo normal y todo se vuelve a tornar negro.

Necesito volver. Pero no se como hacerlo.


MATTEO:

Entro a la sala donde se encuentra mi novia y depósito un beso en su frente. Una de las pocas partes que no tiene algún tipo de aparato. Acaricio su mejilla y suspiro.

Me siento a su lado y con cuidado tomó su mano izquierda. La miro, se ve pálida y vacía. Meto la mano en mi bolsillo y tomo la cajita de terciopelo que llevo conmigo durante unas cuantas semanas. Antes que todo esto pasara.

─ Dicen que en la vida te enamoras una única vez, las demás veces que crees estar enamorado son sólo experiencias. Yo se que lo que siento por ti no es una experiencia. Si no, amor. Amor puro y sin límites. Más fuerte que cualquier cosa.  ─ Comienzo a decir en un hilo de voz. ─ Se que tu me amas, así como yo a ti. Eso me hace sentir de maravilla, nunca soñé con tener lo que tenemos. No quería hijos, esa es mi verdad. Pero luego tu dijiste "Estoy embarazada" seré sincero, estaba muy asustado. No quería ser padre. No lo quería. Pero no te dejaría a ti con esa responsabilidad. Con el tiempo, lo amé. Lo amo como no tienes una idea. ─ Digo y nuevamente las lágrimas aparecen y se deslizan por mis mejillas.  ─ Siento que esto este pensando. Tú deberías estar con Alex y conmigo. Prometo que pase lo que pase, nunca serás borrada de mi corazón.

Lamo mis labios y abro la cajita, saco el anillo que le he comprado y lo deslizo por su dedo anular izquierdo. Luego deposito un beso sobre el.

─ Te amo como no tienes una maldita idea y quiero lo mejor para ti. Has lo que tengas que hacer princesa.

Me doy vuelta tras escuchar un sollozo. Me encuentro a mi mejor amiga con lágrimas corriendo por su rostro. Me pongo de pie y en unos segundos nos estamos fundiendo en un abrazo.

─ No quiero que se vaya. ─ Dice ella y yo asiento. Miro a mi chica y muerdo mi labio. 

─ Yo tampoco lo quiero. Pero no quiero que éste sufriendo. Las convulsiones... No quiero que ella sufra. 

─ ¿Se sabe lo que tiene?. ─ Pregunta y yo asiento. 

─ Eclampsia. Es mortal, Nina. Muy pocas mujeres logran sobrevivir. 

─ Se que Luna lo hará. ─ Susurra ella y yo asiento. 

─ Eso espero. ─ Susurro, ella me sonríe y acaricia mi mejilla. 

─ Luna ha sacado la lotería contigo, Matt. Eres su ángel. 

─ Ella es el mio. ─ Respondo alejándome unos pasos.


.......


Cuando llegó a casa, es tarde. Según Simón mi hijo duerme. Nos sentamos a hablar un poco, pero no tengo ánimos para hablar. Sólo quiero dormir abrazado a Luna. Sentir las pataditas de mi hijo en mi mano, que todo esto sea un sueño donde me despertaré y mis dos personas favoritas estén bien.

Quizás, el que este en coma sea yo. Pude haberme desmayado durante el parto y haber golpeado mi cabeza con fuerza.

Suelto un suspiro y golpeo la mesa con fuerza. Es estúpido estar pensando estas cosas. Quiero a Luna. La extraño.

─ Tranquilo amigo, todo va a estar bien. Luna siempre fue fuerte. ─ Me dice y yo asiento. Mi novia es fuerte.

Una vez sólo en casa, camino hacia la habitación de mi hijo y sonrio al verlo bien arropado. Simón será un buen padre, al menos sabe esas cosas.

Acaricio la frente de mi hijo y este se remueve un poco en su cuna. Hace una mueca pero sigue durmiendo. Sonrio y me acerco para besar su frente.

─ Papá y mamá te aman campeón. ─Le digo y me alejo. Enciendo el comunicador y apagó la luz.

Camino a mi habitación y me quitó la ropa. Me meto en la cama, del lado que duerme Luna y tomo su camisón, lo abrazo y cierro mis ojos.

....

Me despierto por el sonido de mi celular sonando. Abro mis ojos y lo tomó algo desorientado.

Es un número privado. Deslizo el dedo para atender a la persona que me llama a las tres de la madrugada.

─ ¿Hola? 

─ Hola, nos comunicamos del hospital por Luna Valente....






Sweet [Lutteo]Where stories live. Discover now