Capitulo 48

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En la ecografia Matteo se veía incómodo, no vio las fotos que me han dado, no me toca el vientre para hacerle algún mimo y nunca dice los tres, siempre somos dos.

─ ¿Qué sucede cariño? ─ Pregunta él y yo beso su pecho sin responder nada. Él me obliga a mirarlo y acaricia mi Mejilla ─ habla conmigo. 

─ ¿Tú estas queriendo al bebé? ─ Susurro y pasa una mano por su rostro. Gesto que me lastima profundamente ─ No lo haces ─ Susurro y me mira. 

─ No es eso ─ Me dice él ─ Simplemente no... No me siento cómodo cuando hablamos de él, se que está, pero...

─ No hables más ─ Lo interrumpo y asiente. 

─ No es que no lo quiero ─ Susurra y yo no respondo.

Me acomodo a su lado, sin tocarlo y tomó el control remoto para cambiar el canal. Decido dejar Bob Esponja.

─ ¿Estás molesta? ─ Pregunta él. 

─ ¿Lo querrás? ─ Pregunto algo angustiada. 

─ Claro que si, solo es que... Es extraño. No se como me siento. Tengo miedo de ser como el señor que me dio la vida. 

─ No lo serás ─ Susurro y me hace mirarlo ─ No dejare que lo seas. 

─ Estoy cagado, Luna. Tengo miedo de no poder darles lo que se merecen. De no poder hacerlos felices. 

─ Yo no te dejare que seas un mal padre y tú no dejarás que yo lo sea. Confío en que ambos podemos hacer esto... Necesito que tu confíes en nosotros. Que lo quieras.

Nos quedamos callados. 

Matteo toma de mi mesa de noche las cuatro fotografías que me ha dado la obstetra. Él las examina y sonríe.

─ De verdad eso parece un malvavisco ─ Dice y yo río. 

─ Ese es nuestro hijo, Matteo. Él que te va amar más que nadie ─ Le digo y el me mira. 

─ Eso espero, Luna. Quiero que mi hijo me quiera. 

─ Te quiero Matteo ─ Susurro. 

Él me mira un momento, algo sorprendido y me regala una bella sonrisa. Se acerca a mis labios y los besa delicadamente. 

─ También te quiero Luna ─ Susurra él y me abrazo a su cuerpo con fuerza ─ Temía que si lo decía, ibas a asustarte.

El silencio vuelve a nosotros. 

Siento como la cama comienza a vibrar por lo que ambos soltamos una carcajada. Tomo mi celular y veo el mensaje que me ha entrado.

De: Lucas ¿como va todo por allí? Espero que bien, pronto estaré visitándolos. Os quiero(a mi sobrino y a ti)

─ Él es un idiota, le partiría la cara ─ Dice Matteo molesto. Lo miro sorprendida. 

─ Matteo ─ Digo sorprendida. 

─ Le enseñaré a mi hijo que el no es su tío. 

─ No seas celoso, Matteo. Él es un buen chico. 

─ No olvido como sujetaba tu mano en la clínica, tampoco olvido como quiso ocupar mi lugar en la primer ecografia y mucho menos lo olvido besando tu estomago. 

─ Eso es normal, Matteo. Él es mi amigo y estaba preocupado por mi. 

─ Odio que haya besado tu vientre. 

─ Él no ha sido el único que lo ha hecho, Matteo. Papá lo hace, Gastón lo hace, mamá y mi hermanos lo hacen. 

─ ¿Todos ellos? ─ Pregunta y yo asiento. Se sienta en la cama y toma su cabeza entre sus manos. 

─ ¿Qué sucede? ─ Pregunto preocupada.

Él tarda al menos un minuto y medio en responder. Yo me impaciento y comienzo a acariciar su espalda.

─ Ya lo estoy haciendo mal, aun no he dado un mimo al bebé. No te acarició ni lo beso. 

─ No debes sentirte obligado a hacerlo. 

─ Suelo tener ganas de hacerlo... Pero algo me lo impide. Lo siento, lo siento tanto. 

─ Matteo, tranquilo ─ Digo abrazándolo por la espalda. Él tapa su rostro impidiendo que yo lo vea.

Deposito un beso en su hombro y otro en su cuello. Acaricio su brazo hasta entrelazar su mano con la mía.

Nos quedamos así aproximadamente cinco minutos, cuando el no aparta las manos de su rostro, decido ponerme a horcajadas sobre el. 

Tomo sus muñecas y las apartó de su rostro. Inspiró hondo cuando veo que tiene rastros de lágrimas. Se las limpio con mi pulgar y beso sus dos ojos. Luego su nariz y por último sus labios.

─ No llores ─ Digo en un susurro, él esconde su rostro en mi cuello y me abraza por la cintura. ─ Tampoco te ocultes de mi, Mattep.

─ Lo siento, linda ─ Susurra él y acaricia mi espalda ─ Déjame un minuto, necesito recomponerme.

Tal como el me ha dicho, solo un minuto le toma regalarme una pequeña sonrisa aunque se que no es una auténtica. Suspiro y apoyo mi frente en sus labios.

─ Ya te vas a encariñar con él, somos jóvenes. No todos tomamos las noticias de igual forma. Algunos les toma más tiempo llegar a querer a alguien. 

─ Lo quiero ─ Susurra y yo le sonrió solo un poco ─ Pero no quiero demostrarlo. Aun no tenemos cuatro meses. Tengo miedo de que... Algo malo suceda y que el haberme encariñado tanto me destroce.

─ No va a suceder nada Matteo, se como cuidar a mi bebé. No voy a dejar que nada suceda, nada.

Me pongo de pie y él me mira. 

Camino hacia mi ropero y tomó la caja con las cosas que tengo de mi bebe. La bajo y la llevo a la cama. 

Matteo mira con curiosidad todo.

Le tiendo varios test de embarazo, todos los que me he hecho para convencerme que estaba embarazada. Él los mira, uno por uno. Le tiendo una foto de mi estomago de ese mismo día, él me mira confundido.

─ ¿Y esto? ─ Pregunta y yo digo que la voltee. Él me hace caso y me regala una sonrisa ─ Hola bebe, esta es la primer foto de nosotros juntos. Te ama mama ─  Lee y yo sonrió ─ Lo quisiste desde el primer día. 

─ Si, era mi bebito ─ Respondo. 

─ Lo es, es nuestro bebito. No digas era ─ Dice y yo asiento.

Lo siguiente en pasarle son las fotografías de la primer ecografia. Él las mira fijamente un momento.

─ Ahí no era como un malvavisco, eso es como una uva ─ Dice y yo río ─ Tomaré una ─ Dice el sacándome una de las cuatro fotos. Toma su billetera y la guarda allí ─ Dame una actual también. De una Uva a un Malvadisco.

Emocionada le tiendo las cuatro fotografías actuales y el toma otra. La vuelve a guardar y me mira. Meto todas las cosas en la caja y la meto debajo de mi cama.

─ Ven aquí ─  Dice él tanteando su regazo. 

Hago lo que me pide y rodeo mis brazos en su cuello. Nuestros labios se buscan y cuando se encuentran no se apartan, deciden por cuenta propia explorarse una vez más.

Matteo se recuesta en la cama conmigo sobre su cuerpo y me rodea la cintura con sus brazos mientras yo busco comodidad sobre su cuerpo. 

Dejo sus labios para besar su barbilla y luego su cuello. Él presiona su erección recientemente creciente contra mi y no puedo evitar gemir.

─ Quiero hacerte el amor, Luna ─ Me dice. Me alejo de su cuello y lo miro. 

Él acaricia mi mejilla y me besa una vez más. Con esfuerzo logro separarme de él.

Me pongo de pie y camino hacia la puerta para cerrarla impidiendo que nadie pueda entrar. Vuelvo a mi novio y me acuesto a su lado.

─ Entonces, hazme el amor ─ Le digo en un susurro. Él me sonríe y se quita su camiseta.

─ Te quiero linda ─ Me dice el antes de unir nuestros labios una vez más. Sonrió y lo abrazo por el cuello.

Sweet [Lutteo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora