TERMINADA//2°da parte en mi perfil// ASH DRAGONS//
La vida de Roxane Lestrange nunca ha sido fácil.
Ahora vive con sus tíos en la mansión Malfoy desde que Walburga Black murió.
Va a empezar su segundo año en Hogwarts, ya que estudió en Durmstrang...
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El frío fue pasando, y poco a poco la primavera entró al castillo.
Eran principios de febrero, y las hormonas empezaban a revolucionarse entre los alumnos más mayores de la escuela.
La mayoría de parejas del castillo planeaba su San Valentín en Hogsmade, mientras que los solteros intentaban encontrar su media naranja.
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Era la hora del correo, y prácticamente todos los estudiantes estábamos en el comedor.
Las cosas con Reyna habían mejorado poco a poco, y cada vez estábamos más como antes.
Las dos conversábamos tranquilamente cuando las lechuzas entraron volando con cartas y paquetes en los picos.
Reconocí la lechuza de los Malfoy.
Me extrañó que viniese. Llevaba ya bastantes semanas sin saber nada de ellos.
Cuando se posó delicadamente sobre la mesa con cuidado de no mancharse sus alas me hizo gracia. El resto de lechuzas se limitaba a dejar cartas y paquetes sin importarles nada. Esta no, era una lechuza pija.
-Hola pequeña.- dije acariciando las alas de la lechuza. Agarré la carta y después el ave salió volando.
A Reyna le trajeron un paquete.
La carta de los Malfoy tenía un extraño olor a bosque.
La abrí y saqué una hoja con la pulcra letra de mi tío Lucius.
Roxane. Todo está decidido. Tu momento llegará pronto.
Lucius Malfoy.
Un escalofrío me recorrió la columna.
La carta cayó sobre el plato.
Reyna me miró preocupada.
-¿Estás bien?- preguntó dándome un pequeño golpe en el hombro.
-No.- suspiré.
Me había quedado de piedra.
-Ven, vámonos. - Reyna agarró mi brazo y tiró de mi hacia fuera del comedor.
Algunos alumnos miraban curiosos como salíamos al pasillo y los cuchicheos no tardaron en llegar.
Reyna me llevó a la Sala Común. Estaba desierta. Me sentó en un sillón.
-¿Qué ocurre?- preguntó agarrando mis manos.
-Va a pasar.- dije mirando fijamente un punto perdido en el suelo.
-Oh, Rox. - la rubia se compadeció y me rodeo con sus finos brazos.
