★Capítulo 10★

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—No eres bienvenido aquí, Aizawa

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—No eres bienvenido aquí, Aizawa.- Habló Tsukare con el ceño fruncido y los labios arqueados, dando como consecuencia una expresión de absoluto rechazo. El mayor se encontraba en la puerta de la casa de la muchacha con la mano en los bolsillos y su clásico aire de agotamiento que lo caracterizaba. La semana de la suspensión había empezado y el humor de la pelinegra no parecía haber cambiado en absoluto, más bien lo contrario. Los noticieros eran inundados sobre información del Festival Deportivo y el espectáculo que dio ella con la tal Utsukushi Sukaru del Curso de Héroes. Hitoshi le había dicho la clase de comentarios que se daban en un su salón, entre sus compañeros y otros alumnos, y no era anda nuevo, solo le recordaban lo peligroso que sería que fuese una villana.

—No vengo por ti, Nigiyaka ¿Está tu padre? — Dijo rodando los ojos y con un tono aburrido y serio, entrando a la casa sin ninguna clase de permiso, haciendo que la sangre de Tsukare hirviera.

—¿Lo ves por aquí? —Respondió grosera y cortante sin dejar de dedicar miradas de odio fuertes al intruso. Este la fulminó con la mirada y dio un suspiro de fastidio mientras negaba decepcionado. —Está de doble turno toda la semana, se va por la noche y vuelve por la tarde— Informó bajando la cabeza y desviando la mirada con un poco de pena encerrada.

—Avísale que vine, por favor... y, Tsukare—Habló con voz gruesa y seria, ganando la atención de la chica quien lo miró a los ojos con su clásica mirada esperando que Shota hablara­— ...debes dejas de tener esa actitud, sé más responsable, recuerda que eres una civil— El comentario dejó a la muchacha estupefacta, sin dar crédito a sus oídos y produciendo sus impulsos agresivos que la metían en problemas. Pero ¿Golpear a un profesor y mejor amigo de su padre? Era demasiado.

—Hablas como si fueses algo mío, Shota— Rio sarcástica por la forma en la que lo llamó, no por que fuesen cercanos ni nada por el estilo, lo hacía para faltarle el respeto a propósito y por molestarlo. Aizawa cerró los ojos exhalando, exhausto por lo difícil que era lidiar con Tsukare.

—Solo digo que tengas cuidado, estas en la mira de las autoridades, que no te sorprenda que un día de estos te intenten llevar a Tartarus por algún incidente. Has traicionado la confianza de muchos directivos del colegio, recuerda que tu don es muy peligroso en manos de una civil y que eres conocida particularmente por tu forma de perder el control con facilidad — Recitó con retórica el mayor haciendo que la mujer sintiera un vuelco en el corazón, y una presente angustia que trató desesperadamente de opacar. Le temblaban las manos.

—¿Qué insinúas, Aizawa? ¿Me estás llamando Villana tú también? ¿Tienen miedo que me una a la Liga de los Villanos? ¿O que me vuelva loca y comience a matar gente porque sí? Tu bien sabes, que la muerte de Kai fue un accidente—Dijo al bode de las lágrimas producto del enfurecimiento.

—No estamos hablando de tu hermano, estamos hablando de tu falta de autocontrol— Contestó levantando un poco el tono de voz, mientras Tsukare sentía como su corazón se estrujaba al recordar la serie de eventos desafortunados que pasó con su hermano.

—Es suficiente, fuera de mi casa, intento fallido de Profesor— Ordenó firmemente la menor, apuntando a la puerta abierta, invitando al ojeroso Héroe que se retire. Este solo obedeció dando zancadas hasta la puerta mientras una amarga expresión se pintaba en su cara llena de cicatrices.

Habían pasado tres días desde el inicio de su suspensión, su padre trabajaba mucho tiempo en el hospital dejándola sola toda la tarde y noche hasta la madrugada del día siguiente, estaba acostumbrada a estar sola, de por sí era alguien muy autónom...

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Habían pasado tres días desde el inicio de su suspensión, su padre trabajaba mucho tiempo en el hospital dejándola sola toda la tarde y noche hasta la madrugada del día siguiente, estaba acostumbrada a estar sola, de por sí era alguien muy autónoma y autodidacta. En cuanto a la escuela, Hitoshi le pasaba sus apuntes y trabajos que debía de realizar, de todas formas, eran vecinos, no e sentía con muchos ánimos de hacer tarea, pero le ayudaba a despejarse del revuelo mental que causaba todos los medios hostigándola. Se sentía pequeña, pero de nada servía lamentarse.

Era una noche preciosa en Hosu, se había pasado la mayoría de su tiempo de castigo tirada en el sillón comiendo pollo frito mientras veía algún tipo de documental de asesinos o programa relacionado a la criminología. Por falta de víveres se vio obligada a caminar por las húmedas y frías calles de la ciudad para comprar su cena. Se calzó unas Combat Boots, un leggin negro hasta la mitad de la pantorrilla y un abrigo casi seis veces más grande que su talla color verde Viridian. Puso dinero en su bolsillo y se colocó una gorra amarronada y fue lista para su expedición de casería de comidas al supermercado que quedaba a tres cuadras de su casa.

Daba pasos lentos con la mirada clavada al piso, no tenía miedo de que sea de noche y que esté ella sola. Ni siquiera el hecho de cargar con dinero con ella, en un barrio donde era normal que los villanos atacaran. Miró que el tren que quedaba cerca se encontraba en llamas, y había todo un escándalo de Héroes, gente gritando y monstruos con el cerebro al descubierto que atacaban a víctimas. Tsukare ignoró todo aquel escándalo, decidida en no entrometerse en donde no la llamaban e ir a comprar alguna oferta en ramen, suspiró con las manos posadas en sus bolsillos saboreando de antemano la rica cena que se le había ocurrido con los Noodles que se prepararía al llegar a casa. Cruzó de calle y pasó por un pequeño callejón que fue iluminado por una ráfaga de fuego que la tomó por sorpresa soltando un grito del susto por inercia.

Y ahí vio una escena difícil de procesar. Todoroki Shoto, Midoriya Izuku, el chico de manos de robot y traje de caballero y un extra estaban en el piso inmóviles rodeados de deseosa sangre. Mientras que un tipo con una katana muy maltratada les apuntaba con claras intenciones de matarlos mientras daba algún extraño discurso de villano. El primero en verle fue Shoto, quien puso una cara de aterrado y desesperación, lo que preocupó a la chica, arqueando las cejas a lo que a todo esto la joven estaba observando cuidadosamente la situación a lo que a la par sus piernas temblaban.

—¡Nigiyaka! ¡Corre! —Gritó despavorido el joven bicolor— ¡Que no ingiera tu sangre!

Dicho eso, el villano vio sobre su hombro a la muchacha, logrando hacer contacto visual e intercambiar miradas de furia. Vio en sus penetrantes ojos rojos, los cuales transpiraban un aire tétrico y lúgubre que hacía que a Tsukare se le pongan los pelos de punta.

—El asesino de Héroes— Musitó con la voz temblorosa, tragando en seco. 

Bueno, no estoy cumpliendo mucho lo de actualizar lo domingos, pero si les traigo mínimo un por semana

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Bueno, no estoy cumpliendo mucho lo de actualizar lo domingos, pero si les traigo mínimo un por semana. 

Recuerden que pronto sacaré otro libro de Tsukare y Shoto.

Háganme saber si les está gustando el rumbo de la novela, es muy importante para mi.

Un saludo y Plus Ultra. 

Perder el control {Todoroki Shoto}Where stories live. Discover now