Capítulo Siete

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Advertencia: Las situaciones que ocurren a continuación tienen un alto grado de violencia y lenguaje muy explícito. Esto se mantendrá durante toda la historia. La gran mayoría de lo que ocurre en esta historia NO es real y cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia. Tengo que mencionar que esto no es siquiera la mitad de la historia, ya que esto cuenta con más de veinte capítulos, PERO el capítulo a continuación es lo que gatilla las situaciones que prosiguen en la vida de los personajes. Mi intención NO es ofender las creencias, ni emociones y/o sentimientos, etc, de absolutamente NADIE. Esto es FICCIONAL y deben estar conscientes de ello. Todas las situaciones reales narradas son una exageración de la realidad por lo tanto es ficción como el resto de la historia.

Leer o no leer queda a discreción vuestra. Disfruten y gracias de antemano.

*

Así fue como los siguientes cinco días pasaron demasiado lentos según mi reloj interno. Estaba molesto, enojado quizá. Ese día debía llevar a Eleanor a casa de Zayn luego de un largo día de charla por teléfono con mi amigo. Eleanor no estaba en su mejor condición física, al igual que yo, pero yo había sido dado de alta días atrás y ella solo esa mañana. Pero ahí estábamos, caminando al auto de Harry con Eleanor tomada de mi brazo, y Harry mirándonos en su moto serio como solo él podía estar. Serio como solo él podía ser.

―Espérame junto al auto―le pedí a la chica y ella sin rechistar fue donde le indiqué. Caminé a Harry y me paré a su lado―. Oye, volveré pronto, te lo prometo.

―Lo sé.

―Lo siento...

―No te disculpes―puso sobre su boca y nariz la pañoleta roja que siempre llevaba en su pantalón― estás haciendo lo correcto. Cuida al bebé―prendió su moto y en menos de lo que pude fijarme salió disparado del estacionamiento del hospital. Resoplé, mi mente hecha un sinfín de pensamientos y fui al auto, me metí y le abrí a Eleanor para que entrase.

―Ponte el cinturón―demandé con voz ronca, mi voz más grave de lo que normalmente es. Ella obedeció tras entrar, de nuevo sin rechistar. Aceleré a toda velocidad saliendo del hospital camino a la carretera que yo inconscientemente comencé a llamar "carretera de la muerte". Nos quedaban por delante varias horas de viaje y todas esas horas parecían la tortura previa a una muerte asegurada, una silenciosa tortura. Estuvimos en silencio durante unas horas, dos, creo. Cada uno en su mundo con solo el rugir del motor interrumpiendo el silencio interno del auto, porque siquiera tenía ganas o fuerzas de prender la radio y sintonizar alguna emisora. Estar en la carretera no era nada divertido sin Harry a mi lado.

―Estás cambiado―interrumpió ella invadiendo mis pensamientos respecto al chico que dejaba atrás por culpa de una persona que buscaba hacernos daño.

―No estoy cambiado, solo me atreví a ser yo mismo de una vez por todas. A ser el que fui antes de conocerte.

―No... Louis, tú eras dulce, atento, divertido. Ahora estás...amargado.

Reí con sarcasmo y negué. ¿Amargado?

―En cuatro meses he sido más feliz de lo que he sido en años―suspiré. Por mi mente pasó la sonrisa de mi hermana, los eventos ocurridos el día de su muerte y lo que fue de mi vida los días después. Nada lucía como un buen presagio para mí en ese entonces, pero ahora podía decir que estaba bien. Estaba feliz. Estaba pleno mientras que él estuviese a mi lado, mientras que él no me ignorase, mientras que él me...no, él no me amaba, de eso estaba seguro. En ese minuto estaba más que seguro.

―Harry...ese chico te cambió mucho.

―Sólo me ayudó.

―Si eso dices. Harry...es un tanto complicado ¿no?

Diecinueve Veranos |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora