XXXI

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No sabía cómo continuar el día.

Bajando las escaleras de regreso al piso de la clase no sabía cómo controlar mis pensamientos, todos iban a Hero. Estaba en las nubes. De un momento a otro mi única preocupación era encontrarmelo en el salon sin saber que decirle, y minutos después es llenarme de pánico al verlo en el borde a punto de caer del techo.

No escuché que dijo el profesor cuando nos dejó pasar, solo sentí la mano de él en mi espalda; empujándome levemente dentro del salón. La punta de mi lápiz cada vez estaba más gastada por los garabatos que escribía en la hoja en blanco frente a mi. Intenté copiar, pero no me concentraba. Intenté hablar, pero no me salió palabra alguna.

A mí izquierda estaba Hero, recostado despreocupadamente en el espaldar de su silla, piernas abiertas y con su mano libre reposando despreocupadamente sobre su muslo.

«¿En qué demonios estabas pensando?»

Quería gritarle, quería dejar salir toda esa impotencia que tenía en mi pecho a gritos. No me podía imaginar venir aquí y que él no estuviera. Me partía el alma sólo de pensar que algo podría pasarle, de que se ausentará más de la cuenta. De no poder ver su rostro, su caminar decidido, la sonrisa que pocas veces dejaba a la luz. Esa sonrisa que yo conocía.

—¿Por qué no copias?

Enfoqué su rostro, me estaba viendo—¿Ah?

—Que, ¿Por qué no copias?—Señaló mi cuaderno con la punta de su bolígrafo.

—Me perdí.

«Mentir no se me da»

Hero alzó la ceja hacia mi pero no me dijo más nada. Pasó una mano por su cabello, despeinandolo más de ser posible. En una fracción de segundo todas las veces que había tenido entre mis dedos aquellos mechones castaños pasaron por mi cabeza. Mis manos picaban por querer ser ellas quien lo despeinara.

«¿Te estás escuchando?»

Miré el pizarrón, y fue entonces cuando me di cuenta de lo atrasaba que iba. Me sentía mal por no poner atención a lo que debía, pero no podía evitarlo.

«Si mamá me viera» 

Posicionando el lápiz para escribir, sonó el timbre.

«Demonios»

—Ya tengo una excusa—Le escuché decir a Hero a un costado, le dediqué a los segundos una mirada confundida—: Para que vengas a mi piso.

Me sonrojé—: Hero, no..

Su rostro cayó, sus manos tomaron las tiras de su mochila más fuerte—: Lina, sólo un rato,—Inclinó su rostro ligeramente más cerca del mío—: Por favor.

Detestaba la debilidad que tenía por este hombre, la detestaba. Una noche antes estaba decidida a no dejar avanzar más esto, que las cosas a escondidas no son lo mío. Pero al día siguiente estoy aquí en camino al comedor después de haberle dicho que si al ir con él.

Abrí aquellas puertas con una fuerza más de la necesaria. Se escuchó el golpe seco de estás apenas entré, sentí varias miradas sobre mi pero por primera vez no me importaron. Mi molestia hacia mi misma era más grande en estos momentos.

Pasé de largo en la fila de los almuerzos y me dirigí a la de bebidas. No era amante ni dependiente de las bebidas con café, pero ahorita necesitaba de algo cargado. Un batido de almendras con café y leche fué mi amortiguador de estómago.

—¡Hey Lina!

Voltee al escuchar mi nombre, encontrándome con Steven. Sonreí.

—Hola ojiazul—Musité antes de tomar un sorbo de mi bebida—: ¿Todo bien?

He is my hero || Hero Fiennes Tiffin #1✓Where stories live. Discover now