XVIII

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Las últimas dos clases las sentí pesadas, o no sé si era yo la que estaba tensa por la petición de Hero. El cual no volvió a dirigirme la palabra en lo que iba de la mañana.

Sonando el timbre que indicaba el descanso de media mañana, fuí una de las primeras en abandonar el salón. Caminando a paso rápido en el pasillo, tropezando con varios hombros, y varios comentarios desagradables sobre mi apresurado maratón, al ver la puerta del baño suspiré.

Entré, y asegurándome que no había nadie en ninguna de las casetas; le puse seguro a la puerta.

Tirando mi mochila en una de las esquinas del baño, abrí el grifo y tomando toda el agua que podía entre mis manos, me lave la cara.

—¿Qué vamos a hacer allá?—Dije para mí misma, más bien, estaba hablando sola.

No me diré mentiras a mí misma, quiero ir. Quiero estar con él, pero sólo de pensar en la última vez hace que los vellos de mi nuca se pongan de punta. Recordar la intensidad de sus besos, la urgencia de ellos.

Me sonrojé.

Unos toques en la puerta me hicieron caer en cuenta que tenía el baño clausurado. Tomando mis cosas y mirándome por última vez en el espejo, salí; Encontrándome a la señora de limpieza.

—¿Te quedaste encerrada?—Me preguntó.

—No, no.. —Me apresuré a decir—: Debe ser que la cerré con mucha fuerza.

Por su mirada pude notar que no me creyó, pero restándole importancia, pasé por su lado en dirección al comedor.

No había visto a Steven en toda la mañana, se me hacía bastante extraño que no lo hubiera visto ni siquiera asomando la cabeza por mi aula. ¿Faltó hoy? No lo sabia, y me imaginaba que por la hora debería estar aquí. Entrando colada entre un grupo de grado inferior, pasé la mirada lo más rápido que pude por varias mesas.

Siento que veía a todo el mundo, menos al ojiazul.

Dejando salir el aire que no sabía que estaba conteniendo, retomé mis pasos de vuelta hacia la entrada. Apenas e iba cruzando la puerta cuando mi vista es atrapada por dos personas hablando por lo que se veía desde lejos, fuertemente.

Sentí mi corazón caer en picada hacia mi estómago. Hero y Steven se encontraban teniendo, por lo que se notaba, una no muy agradable conversación.

Apresuré mi paso, al estar cerca de ambos, algo llamó mucho mi atención. Hero estaba enojado, y Steven tenía una actitud relajada.

—Hola, Lina—Dijo el ojiazul, Hero quien se encontraba delante de mí, se volteó sorprendido.

«¿Qué sucede?»

Sonreí apenas, sin mostrar los dientes. Ambos tenían casi la misma altura, de no ser porque Hero fuera un poco más alto que Steven podría decir que me encuentro entre las torres gemelas.

Mi altura, comparaba con la de ambos quedaba demasiado miserable. Yo los miraba a los dos, tratando de leer expresiones. No iba bien hasta los momentos.

—¿Está todo bien?—Dije lo más dulce que podía sonar con la intención de que alguno soltará algo. Nada.

Hero levantó dirigió su mirada a mi amigo.

—Sólo tú amiguito me dejaba las cosas claras—Dijo el mismo. Le lancé mi mirada de confusión a Steven, el cual solo se alzó de hombros.

—Nada que no fuera verdad—Soltó el ojiazul.

No entendía su conversación, ni como fue que ellos llegaron a cruzar palabras. Miré de nuevo a Hero, pero él no me miraba a mí. Le tomé con dos dedos la camiseta que cargaba para llamar su atención. Sus ojos verdosos me miraron pero yo sólo notaba una cosa, molestia.

Y no sabía si iba hacia mi.

—Hablamos más tarde—Dijo para luego librarse de mi agarre, darle una una mirada a Steven, e irse hacia el comedor.

Escuché al ojiazul soltar un suspiro.

—¿Me explicas que demonios fué eso? —Soné más molesta de lo que pretendía. Pero no podía controlarlo.

No entendía nada.

—Tranquilizate Lina,—Me tomó de los hombros—: El preguntó, yo sólo respondí.

«¿Ah?»

Sonó el timbre de aviso, quedaba poco para volver a entrar. Steven me dió una última mirada y se dirigió hasta las escaleras, dejándome ahí en el pasillo más confundida que nunca.

Último timbre, últimas horas.

Caminé hasta mi aula, era temprano. Y por lo mismo, sola en en salón. Minutos después podía ver cómo la gente pasaba en busca de su clase. La puerta se cerró, con ella dejando al próximo profesor comenzar su clase.

Hero no apareció por todo eso.

Confusa, copiaba todo lo que estaba escrito en el pizarrón. Asegurándome de que tuviera sentido, porque en realidad, no estaba pendiente.

«¿Qué hacían Hero y Steven hablando?, Y principal, ¿De qué?»

Terminé, guarde todo. Me firmó el profesor y salí antes que el resto. Ya a estas alturas, sin Hero por aquí; daba por hecho que lo de vernos más tarde no iba.

Pasando por el estacionamiento, decido escribirle a mi madre diciendo que si llegaré temprano a pesar del "inconveniente", pero antes de que incluso desbloquear el móvil me es arrebatado de las manos.

—¡Oye..!—Mis palabras quedan en el aire, cuando veo a Hero frente a mí.

—¿Qué ibas a hacer?—Se cruza de brazos con mi teléfono en mano.

—Nada,—Miento—: ¿Y tú, por qué no entraste?

Alzó la mirada, y suspirando la regreso hasta mi.

—No quise entrar—Soltó despreocupado, me lo imaginaba.

Me miraba tan fijamente que no pude sostenerle la mirada, intenté que algo me llamara la atención, mis zapatos, mis manos. Algo.

—Lina,—Levantó mi mirada con un dedo. No pude evitar mi sonrojo—: Daría lo que fuera por saber que estás pensando.

—Es que, —Vacilé, que vergüenza—: Pensé que.., que lo hoy ya no iba.

Sonrió de lado.

—Por supuesto que va,—Me mostró su sonrisa, la cual me contagio—: Es más, no me fuí porque te estaba esperando.

«Oh, Dios..»

He is my hero || Hero Fiennes Tiffin #1✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora