"Y entonces, después de casi 100 años en este mundo, reconozco que no se nada aún de la vida, porque no había tenido el placer de coincidir contigo."
"A veces solo tienes que sostenerte a una fantasía para mantenerte en la realidad."
"Mi bajo autoes...
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—¿Has sabido de él?
Megan negó sonriendo, como queriendome tranquilizar.
No ha ido al Danzart, nadie lo ha visto, yo suponía que estaría aquí contigo, pero ahora que dices que se fué... no tengo ni idea de donde puede estar Deimon.
Tomé aire y me recosté cerrando los ojos.
— ¿Te sientes bien?—Preguntó Meg un poco alarmada.
—Si, solo quiero descansar... ¿Como te va en Danzart últimamente cariño?
—Bien, yo.... me, me dieron tu papel en la presentación... quería decirtelo antes, no sé si aceptarl...
—Megan ¿Estás loca? ACEPTA EL PAPEL—sonreí—Nadie más que tu lo merece.
—Bueno pensé que tu querrías regresar antes de la presentación y ocupar tu lugar.
—No, no creo regresar al Danzart pronto, aún me siento muy débil—dije tomando su mano para tranquilizarla y sonreí.
—Todos te extrañamos mucho, Austin, Abbi, Key... hasta Nikki pregunta por ti, que raro ¿no?
Reí.
—Es un milgaro navideño adelantado.
—Hablando de navidad, ya falta una semana ¿Estoy invitada a la cena de la familia Bedward?
—Megan, tu no necesitas invitación, tu eres parte la familia, puedes traer a tu madre si quieres.
—No, ella ya tiene planes con su novio... vendré sola.
Sonrió pero la sonrisa no le llegó a los ojos.
Sabía que eso era por que a pesar de fingir que no le importaba, ella necesitaba sentirse amada por su familia, por su sangre, sus padres.
Nos tenía a nosotros que la amabamos como su familia, pero no era exactamente lo mismo.
Cuando Megan se marchó, yo busqué en Internet el nombre de la agencia de su padre, y me comuniqué al telefeno que la página marcaba.
Esperaba que me contestara una secretaria o algo similar, pero al tercer timbre, el padre de mi mejor amiga contestó.
—Buenos días ¿En que puedo ayudarle?
—Buenos días.. ¿Señor Asper?
—Sí.
—Mi nombre es Mackenzie Bedward... ¿me.. recuerda? La hija de Stefan.
—... ¿Amiga de Meg?
—Sí.
—Oh, hola hija, que gusto saludarte.
—Igualmente señor, yo... solo llamo para hablarle de Megan.
Comencé a explicarle como estaba Megan respecto a que la ignoraba su madre gracias a su estúpido novio.
