Ghost Love.© (EDITANDO)

18.Pasado y presente.

Mientras Deimon me cuidaba, comencé a cerrar los ojos y me perdí, como siempre, en mis sueños.

Ahí ya no me sentía débil o enferma, y eso era algo que me provocaba querer quedarme dormida por siempre.

Me pregunté si así de pacífica como un sueño sería la muerte.

Comencé a correr y brincar como una completa loca por todo el lugar.

Hacía pirouettes y sonreía como una niña pequeña en un parque.

Sabía que cuando despertara todo sería igual y me dolería no poder ser como antes, no tener la fuerza suficiente para gastar toda mi energía.

Me tiré en el suelo disfrutando mi cuerpo y sonriendo. En ese instante me di cuenta de que estaba en el auditorio del Danzart, donde había sido mi audición.

En un instante, miles de sentimientos encontrados se mezclaron en mi interior y no sabía si sonreír por el recuerdo o llorar por él. Si reír ante la ironía o gritar enojada por arrebatarme la vida y los sueños a la enfermedad.

— ¿Algo te tiene así en específico?

Era Sarah.

Mi corazón dió un vuelco cuando la vi.

Sonreí y me levanté para abrazarla.

Ella era como una parte de Meison, verla era como sentirlo a él y a Inferian míos de nuevo.

Me dedicó una de sus dulces sonrisas y recordé que esto era un sueño.

— ¿En realidad eres tu o eres parte del sueño?

—En realidad soy yo... quería venir a verte.... ¿Sábes? yo te conozco desde que eras un bebé, tu padre solía llevarte a Inferian, eras la niña más bella que mis ojos habían visto, yo anhelaba tener una hija como tú Mackenzie... hoy te admiro aún más, por lo que has hecho por mi, tú y Meison me han salvado de la muerte, sigo aquí por ustedes.

—No agradezcas Sarah, Meison tiene el crédito, él no podía permitir eso, y ahora que te conozco sé que yo tampoco podía permitirlo....y no sabía que mi padre me llevaba a Inferian de pequeña ¿Podrías contarme sobre eso?

Tomó asiento delicadamente en el piso del escenario y la imité como una niña pequeña esperando a que su madre le contara un cuento.

—Zacros era diferente en ese entonces...—comenzó con cierto tono de nostálgia—Sephora y Sebástian, tus abuelos, eran la mayor figura de autoridad en Zacros, y nunca ha sido un secreto que Inferian es la dimensión mas importante de nuestro universo. Ellos fueron quienes comenzaron con nuestro mundo, fueron nuestros primero gobernantes durante más de tres milenios, tu padre pasó almenos noventa años siendo un aprendiz para poder gobernar Inferian cuando tus abuelos no estuvieran. Todos pensabamos que era innecesaria esa precaución ya que, siendo hechiceros no podían envejecer, pero si morir.

—Me hubiera encantado conocerlos.

—Estoy segura de que te habrían consentido y mimado como a nadie, ellos te habrían entrenado como Zely desde pequeña, pero lamentablemente Neftera, la vampira más despreciable del universo, comenzó una guerra contra cualquier especie que no fuera la suya, creeía que debía ser su especie la que controlara todo Zacros, pero los vampiros jamás han sido conocidos por su gran desempeño en ser justos, amables o al menos bondadosos, solo su especie le siguió el juego, logramos detener a todos los oscuros, pero ya habían asesinado a nuestros reyes... recuerdo que ese fué el día mas triste en la historia de Zacros.

—Después de eso mi padre tuvo que comenzar como rey ¿Cierto?

—Si, pero tu ya estabas en camino, y decidió que solo cuando no fueras consciente estarías enterada de este mundo, al crecer tuvo que alejarte de nosotros, de tu naturaleza... dime ¿Alguna vez sentiste que eras diferente?

—No—contesté sincera—siempre pensé que era normal, pero de alguna forma jamás lo fuí.

—¿Por qué dices eso?

—Hasta hace muy poco comencé a hablar más con la gente, a tener amigos, a dejar de esconderme...de pequeña siempre estaba sola, supongo que algo de Inferian debía tener que, nadie se acercaba a mi, llegaron a llamarme loca muchas veces, hasta que conocí a Megan, mi mejor amiga, ella me aceptaba como soy, solo ella se sentaba conmigo, y en el momento en el que ya no estaba sola, yo ya no era la misma. Comencé a creer que yo no era la rara, si no que ellos no debían ser tan normales.

—Yo no sabía que pasabas por eso...

—Yo jamás hablé de como me sentía o de como pasaba mis días con nadie, siempre fuí muy cerrada...Era diferente, ingenua, dulce en extremo... no era yo, era como una capa de mi misma para protegerme del resto del mundo. Pero un día me cansé, ya no quería sufrir por ser invisible. Cuando me hablaron de Inferian pensé que todo me resultaría demasiado nuevo, extraño, pero yo era igual, no podía rechazar mi misma naturaleza.

Sarah me hacía bien, era extraño pero acaba de abrir mi corazón frente a ella, le había hablado de cosas que jamás había compartido con nadie.

Comencé a ver su imagen borrosa.

—Debes irte ¿Cierto?

Asintió.

—Te quiero pequeña Mackenzie, jamás lo olvides—musitó y me dió un abrazo.

—También te quiero Sarah.

Sonreí y vi el rostro de Deimon cuando abrí los ojos de regreso a la realidad.

—¿Soñaste con él?

—No, vi a Sarah, hablé con ella, y me hizo mucho bien.

—No sabía que te llevabas bien con ella.

—Es una gran persona... si pudiera llegar a ser Zely, me habría gustado ser como ella.

—Claro que serás una zely, y la mejor de todas—contestó el sin saber que no era verdad.

—Deimon...—dudé—Hay algo que debo decirte, esto me romperá el alma, pero es momento de que lo sepas.

—¿Que pasá Kenzie?

—Estoy realmente enferma... y me —No sabía como decirlo, no podía, pero debía hacerlo ya, de otra forma, el jamás me perdonaría el irme sin despedida, sabía que él en realidad jamás me perdonaría eso—Me quedan dos semanas de vida.

Intenté reprimir las lágrimas para no quebrarme frente a él.

Vi como la sonrisa de sus labios se desvanecia como el humo en invierno.

Vi sus ojos opacos y sin vida.

Sin vida como su pequeño e inmóvil corazón.