3. Reprimirse no ayuda

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—Hola—dijo Bree cuando salió de la puerta principal de la escuela y caminó hacia mí junto con otra chica de su edad

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—Hola—dijo Bree cuando salió de la puerta principal de la escuela y caminó hacia mí junto con otra chica de su edad.
—Hola— les sonreí.
—Ella es Meybel, mamá me dio su permiso para que vaya con nosotras a casa.
Asentí sonriendo y saludé a su pequeña amiga.
—Déjenme ayudarles—dije tomando las mochilas de ambas.
Rápidamente llegamos a la casa y ellas inmediatamente corrieron a la habitación de Bree para hablar y ver una de las películas favoritas de ambas, mientras yo les cocinaba algo.

La tarde pasó muy rápida y cuando ya se había terminado la luz solar de el día, Meybel y Bree miraron televisión sentadas en el recibidor conmigo.

Mientras mirábamos un "reality show" , llamó mi atención una serie de pequeños moretones en mis rodillas. Solía encontrarme moretones sin causa alguna de vez en cuando, pero en esta ocasión, eran más de dos. Decidí restarle importancia como siempre.
Meybel me había comentado que su hermano mayor iba a recogerla al oscurecer y de seguro ya no tardaba en llegar.

En efecto, alguien hizo resonar el timbre de la puerta y rápidamente me acerqué a abrir.
¿Es enserio? Me pregunté a mi misma al verlo.

— ¿Tú eres el hermano de Meybel?—pregunté sorprendida.
—Sí, ¿por qué lo preguntas?
—Yo.... Jamás pensé que fueras tú.
— ¿Esperabas a otro para poder enamorarlo?—comentó inocentemente.
— ¿Qué? No seas tonto Meison.
—Solo fue una idea, no te enojes.
—Como siempre, tú lo provocas...
— ¿Meybel ya viene o puedo entrar?
—Entra, no creo que se despidan rápidamente—dije y me hice a un lado para dejarlo pasar.
—Es bonita tu casa.
—Gracias.
—Hola Meison—dijo Meybel sonriendo.
—Hola pequeña.
— ¿Ya conocías a Mackenzie?— preguntó su hermana.
—Sí—dijo rápidamente—somos...
—Amigos—completé.
Meison se giró rápidamente y sonrió.


— ¿Puedes explicarme este cambio?
Asentí y lo dirigí a la cocina mientras las niñas seguían hablando.

Se sentó en uno de los banquitos de la barra de la cocina. Me parecía aún más extraño verlo sentado ahí, en mi casa. Era algo casi increíble. Jamás imaginé que algún día estaría aquí, sentado allí donde alguna vez mi padre, yo o cualquier miembro de la familia lo ha estado. Como si él fuera parte de mi familia, como si algún día llegara a serlo.
— ¿Qué quieres exactamente que explique?
—Hace no mucho me decías que no éramos amigos y hoy cambias de idea.
—Hablamos, me das clases, me pides perdón, creo que eso es más que solo un conocido, pero si no quieres...

—No me malentiendas, solo preguntaba.

—Eso pensé.

—Esperaba que eso pensaras.
—No esperes más.

Ambos sonreímos ante el tonto juego de palabras.
— Iba a llamarte para preguntar... ¿Mañana te daré clase? Podemos comenzar a practicar alguna canción que gustes.
—Sí, me gustaría—musité restándole importancia.
— ¿Tienes idea de cuál canción quieres?
—Tengo algunas... pensaré cuál.
—Tal vez no sea fácil al principio, pero ten por seguro que aprenderás, eres de rápido entendimiento... Quiero decir, inteligente.
—He notado que usas palabras formales, como si fueras mayor. ¿Tus padres son profesores o algo así?
—No... Solo que leo mucho.
—Tenemos eso en común, yo también leo mucho, ¿qué género te gusta más?
—Me gustan las cosas clásicas y poéticas, pero... debo admitir que me emociona la ciencia ficción. Imagino que te gustan las novelas románticas ,¿no?
—Sí ¿por qué lo imaginabas?
—Es el género más normal para niñas de tu edad.

Ghost Love.© (EDITANDO)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora