"Y entonces, después de casi 100 años en este mundo, reconozco que no se nada aún de la vida, porque no había tenido el placer de coincidir contigo."
"A veces solo tienes que sostenerte a una fantasía para mantenerte en la realidad."
"Mi bajo autoes...
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Era tan extraño lo que sentía hacia él. Tenía ansias de querer verlo. Me sentía diferente y feliz, pero a la vez muy extraña. Y no sabía por qué.
¿Será por él? obviamente me gusta pero.... ¿Enamorada? ¿Así se siente estar enamorada? Me pregunté.
Era un poco ridículo estarme cuestionando esto ahora, pero bueno, ya tenía meses con Meison rondando en mi cabeza, y hoy por primera vez había decidido darme el lujo de pensarlo. Sin reprimirme como siempre.
Bueno, tal vez si fuera como Megan y hubiera tenido novios, podría comparar mis sentimientos por él.
¿Cómo saber si estoy enamorada?Es una sensación que debería conocer, pero lamentablemente jamás lo había sentido por nada ni nadie en mi vida. ¿Cómo compararlo con nada?
Tal vez es como bailar. Pensé.
Así me hacía sentir. Acelerada, diferente, feliz, con la respiración entrecortada y los nervios de punta, las emociones a flor de piel...
Tomé el libro que recién había adquirido y comencé a leer para distraerme un poco.
¿Qué mejor que leer para olvidarme de mis asuntos?
Cuando iba a la mitad del libro comencé a sentir los párpados pesados y preferí dormir.
Apagué la luz que alumbraba mi habitación.
Seguí el hilo de mis pensamientos hasta quedarme completamente dormida, pero alcancé a percibir una sonrisa que se extendió por mi rostro cuando lo vi en mis sueños.
Sentía.... ¿cómo se le llama?..... ¡Emoción! Eso era.
Escuché el sonido de mi teléfono y lo tomé. Era un recordatorio. 30 de septiembre, cumpleaños de Megan. Me levanté rápidamente.
Me cambié y me puse un vestido cómodo y negro que tenía vuelo en la falda, mis botines y arreglé mi cabello.
Este nuevo cambio de ánimo me hacía muy bien. Hace mucho que no me sentía tan viva, tan emocionada, tan feliz de vivir.
Siempre era feliz, cabe recalcar, pero esto era diferente. Era más fuerte, más eufórico.
Sin embargo, en el interior continuaba asustaba, por que no sabía qué me estaba pasando.
Lo normal en mí era querer pasar desapercibida y solo sonreír con la gente que quería. No soportaba a la mitad del mundo y me alegraba mantenerme como esa chica "casi" antisocial que se sienta al final del salón y sufre cada que debe cantar o hacer algo frente a la clase. Pero que es normal, que sí puede hacer amigos, solo decide mantenerse un poco en anonimato si no es necesario el darse a conocer.
