"Y entonces, después de casi 100 años en este mundo, reconozco que no se nada aún de la vida, porque no había tenido el placer de coincidir contigo."
"A veces solo tienes que sostenerte a una fantasía para mantenerte en la realidad."
"Mi bajo autoes...
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Keyleb y yo solo esperabamos a que mi padre saliera a Inferian para realizar nuestro "plan".
Teníamos la oportunidad perfecta, pues mis padres se irían a terminar el asunto que habían dejado pendiente antes de mi último desmayo.
Justo cuando papá y mamá desaparecieron por medio del portal, Keyleb se giró hacia mi y preguntó:
— ¿Cómo planeas entrar a su estudio?
—Keyleb, es un estudio, no una bóveda de Gringotts—contesté sarcástica.
Sonrió.
—Entonces vamos.
Nos dirigimos al estudio de mi padre y comencé a rebuscar entre sus cosas con cuidado de no dejar evidencias de nuestra búsqueda.
Keyleb revisaba entre los libros y de pronto escuché un sonido muy fuerte, de algo moviéndose, como si un auto atravesara la pared.
Pero no era nada parecido a eso.
La pared en la que se encontraba el librero se había movido de lugar y había una habitación detrás de él.
—Esto es un cliché—murmuré casi para mi misma. Keyleb me miró como esperando a que entrara ahí, y eso mismo hice.
Parecía una habitación salida de una película, había cosas brillantes, frascos con sustancias que no podía distinguir que eran, muchos más libros de los que ya había en el estudio y una jaula con una manta sobre ella. No me atreví a ver que había dentro.
—Esto es demasiado extraño. —En realidad no —musitó Keyleb —Una vez que seas zely te acostumbrarás a todo esto.
Se giró y siguió buscando.
Yo observé los libros que había en la habitación, tenían nombres como "Vida de Trolls" y "Como no morir bajo el hechizo de una sirena".
También observé algunos frascos etiquetados.
Uno decía "cabello de lobo", otro mencionaba tipos de sangre y el último, que llamó especialmente mi atención, decía; "Formadellium".
En la descripción decía:
"Formadellium, para cambiar un alma de cuerpo por un límite de tiempo. Solo se tiene que beber y esperar entrar en el cuerpo de la persona que se requiere, necesita o desea ser".
Dejé el frasco donde estaba y la jaula que antes había visto, comenzó a moverse.
—Ke-Keyleb—Tartamudeé.
— ¿Si?
Me coloqué detrás de él, como protegiendome.
—Se mueve, la jaula.
Se acercó a ella con cautela.
—Tu padre no traería algo peligroso a tu casa, debe de ser algo inofensivo.
