IX

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Nos hemos dejado llevar, por tanto tiempo, en un "como debe ser" que nos olvidamos de lo que realmente "queremos ser".
Mariel Armas—

Capítulo 9: La última oportunidad

Vincent suspiró una vez más viendo a Kaled estático, congelado con los ojos pegados en la figura de London. No había ventiladores ni ventanas en aquel pequeño espacio e incluso de esa manera el ambiente estaba helado. Los problemas habían explotado en aquel punto.

La puerta tras ellos se abrió y sin una palabra más, Vincent, en una mueca, les indicó que se fueran. Ninguno tuvo tiempo para reclamar antes de que la puerta vuelva a cerrarse, dejándolos fuera. London tan solo arregló su vestimenta, quitó algunas motas de polvo que claramente no tenía, después de eso volvió a enderezarse y caminó a la salida. Como si nada hubiese pasado.

Unas cuentas puertas más y finalmente llegaron hasta el pasillo principal del sector A. Marley los esperaba ahí. Su uniforme blanco estaba limpio como siempre y una sonrisa en sus labios podía hacer que olvidaran por un momento lo que había pasado arriba. London utilizó aquella oportunidad para alejarse.

—Nos han llamado, London —Marley detuvo al doctor, su mano tomó la muñeca contraria y sonrió un poco más cuando sus dedos rozaron la piel contraria, era suave—, tu jefe, nos ha llamado —continuó.

London cerró los ojos cansado, sus hombros estaban tensos y ya suponía lo que aquel hombre querría. Seguro le pediría seguir con el entrenamiento intensivo de Marley, su poder era una clave de victoria para cualquier batalla. Marley era importante en toda la tableta de ajedrez que aquel sujeto armó con ODAH.

—Bien —London se dio la vuelta, utilizaría aquello para librarse de las seguras preguntas que Kaled quisiera hacerle— 68-09 vuelva a su habitación. Cuando acabe con esto iré para seguir con su entrenamiento.

Marley observó a ambos y sintió la tensión en el aire. Se sentía un tanto ansioso por lo que iba a decir.

—En realidad —soltó Marley con cuidado, deteniendo una vez más a ambos— pidieron la presencia de los tres —señaló a todos con uno de sus dedos y luego sonrió, un tanto incómodo.

Dos guardias llegaron a ellos con la misión de escoltarlos hasta el piso superior de todo el hospital. London aceptó aquello aunque un mal presentimiento estaba en él. El líder de todo ODAH no movía una pieza sin un objetivo. Estaba seguro que aquel hombre estaba planeando algo y sabía que era peligroso llevar a Kaled con él.

Marley empezó a caminar frente a todos ellos, él ya conocía el camino pues las veces que visitó la oficina principal eran bastante. Su poder inmenso lo hacía importante y por eso siempre solía visitar al líder. London estaba tras él, sus ojos estaban centrados en el camino pero su mente le advertía que debía encontrar cualquier escusa para sacar a Kaled de ahí de inmediato. Kaled tan solo estaba siguiéndolos a su paso, pensando en que nunca vio alguna herida en el rostro de London, incluso después del ataque de 55, ni un moretón. Quizá entonces las palabras de Vincent tomaron un poco de sentido.

Los dos guardias los guiaron hasta casi llegar al último portón de aquel hospital. Un ascensor se abrió a su derecha y los cinco entraron. La subida fue silenciosa y Kaled tan solo veía la cantidad de pisos que estaban subiendo. Al ver el nerviosismo de London sintió un poco de aquel miedo.

Después de salir del ascensor una puerta de cristal se abrió para ellos. Una mujer joven de traje estaba frente a una máquina de escribir. El sonido de las teclas fue lo que llenó el lugar. La mujer tan solo les sonrió mientras sus dedos seguían en la máquina. Con un gesto de cabeza les indicó que podían pasar y en seguida avanzaron hasta la puerta de cristal que se abrió para ellos. Por un momento parecían estar en una normalidad que ahora extrañaba, como en una oficina común.

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