i wanna make you cry.

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Las paredes de aquella habitación eran de cemento, no estaba recubierto por nada y además este material estaba mal esparcido, dejando algunos grumos y desniveles. Aquella imagen ya le trajo malos sentimientos a la morena que cuando se levantó de aquél colchón incómodo miró a sus lados y dio una vista completa a ese espacio grande, viendo a algunos de los chicos sentados con la cabeza apoyada en la pared, otros tirados en el suelo mirando al techo, otros dando vueltas por allí... Estaban en un sitio abandonado, era seguro. Las miradas de los chicos pasaron todas a ella y se levantaron de donde estaban para correr hacia donde todavía estaba sentada, algunos soltando suspiros, otros diciendo su nombre y otros sonriendo de una manera más tranquila, les habían quitado un peso de encima.

—Bebé— se puso al lado del que anteriormente ya estaba ahí y abrazó a su hermana— ¿Cómo estás? ¿Te encuentras bien?— las lágrimas hicieron acto de presencia en el rostro de ella, apretando más a Jay entre sus brazos y soltando por fin los sollozos que callaba su garganta. El morocho la apretó aún más cerca si era posible, acariciando su cabeza con cariño y lamentándose de no haber matado a aquel idiota antes, mientras un dolor en su pecho se expandía aumentando el nudo en su garganta.

La situación dejaba a todos al igual que el hermano, todos querían salir de aquella situación lo más rápido posible y acabar con todo de una vez, poder poner punto y final y seguir con sus vidas como antes de todo eso, pero todos sabían que iba a ser imposible. Mimi seguía recordando aquellas imágenes del pasado, aquella agonía, aquellas lágrimas y gritos, aquellos lamentos, todo, y quería olvidarse ya de ello. Creía haberlo superado, pero en algún momento la herida se volvió a abrir y a sangrar. O es que realmente nunca se había terminado de curar.

Cuando se calmó los chicos la abrazaron, besaron y dijeron cosas bonitas en sus oídos para hacerle sentir mejor, mostrar su apoyo entre todos y que nunca más la dejarían sola, y poco después empezaron a esparcirse otra vez por aquel lugar desconocido, o al menos para la chica, pues ella no estaba consciente al llegar. Jay la volvió a envolver en sus brazos y dejó la cabeza de Mimi en su pecho, para que al igual que cuando eran más pequeños y dormían juntos escuchase su corazón latir y se relajase paulatinamente.

—Te quiero— besó su cabeza y la acercó aún más a su cuerpo. Pero de inmediato aquella puerta se abrió y por ella pasó una figura masculina con un pasamontañas y dejó su mirada fija en la chica. Llevó la mano al borde de aquella "máscara" negra y la empezó a levantar, dejando a la vista un rostro con unos grandes rasgos, una piel morena y una sonrisa perfectamente alineada que escondió levemente mientras se acercaba a la morena.

—Mimi, que bueno que despertaste. Ya tenía ganas de verte— estiró la mano para tocar su rodilla pero el cuerpo de su hermano se interpuso entre ambos, dejando a la chica apoyada en la pared, y se levantó cogiendo por el cuello al contrario, volviendo con su faceta de ira. Pero el otro fue rápido, y en dos segundos sacó el arma de su bolsillo trasero, apuntando al techo— Yo que tú quitaría las manos de mi cuello ahora mismo— y sonrió de manera ladina. Jay hizo lo que mencionó el armado, y este se acercó a Mimi volviendo a ponerse de cuclillas, llevando la mano libre a su mejilla— Hola mi amor.

—No la toques— le cogió el hombro tirándolo hacia atrás, y al muchacho ya se le acabó la paciencia. Se levantó y colocó la punta de la pistola en el pecho de Jaebeom, quien levantó las manos por acto reflejo, pero siguió mirándolo de aquella manera tan dura.

—Me estás cansando chaval. ¿Quieres morir a caso o vas a dejar de interrumpirme?

—Deja a mi hermana en paz— el acercamiento era tan que las frentes de ambos estaban juntas, empujando lo justo para no dejarse ganar por el otro pero tampoco abandonando la batalla de miradas— ¿O quieres morir tú?— no pudo aguantar la carcajada, así que se tuvo que apartar para reírse de aquella frase. Los demás estaban mirando la escena con miedo corriendo por sus venas, lágrimas por la cara de algunos, pero no se atrevían a decir ni hacer nada, no se movían ni un centímetro porque con una bala podían morir tan pronto como abran la boca.

☽ «sɪ ᴇsᴛᴜᴠɪᴇʀᴀs ᴇɴ ɢᴏᴛ7» ☽Where stories live. Discover now