XLI. Preludio.

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Advertencia: capítulo largo. He.

Lamento si hay algún error.

📌

A primera hora del día Tzuyu llamó a la puerta de esa conocida casa. Con un vendaje alrededor de su muslo, el rostro sucio, el cansancio envolviéndola y la vergüenza sobre sus hombros, tuvo que dar la cara a NaYeon, a esa chica que esperaba buenas noticias pero que recibió todo lo contrario.

Una noticia que destruyó su corazón.

La taiwanesa apretó los labios cuando el rostro de NaYeon perdió cualquier tipo de expresión y cayó de rodillas mientras se cubría con sus manos, sollozando bajo para evitar que sus hermanas despertaran.

— Perdón...

Susurró mientras se arrodillaba con dificultad y la abrazaba intentando consolarla.

•••

En medio del bosque, el campamento había sido armado.

— ¿Por qué tan empecinado por capturarme?  — Le preguntó a Hades mientras arrancaba el césped y lo juntaba en una pequeña montaña. — He vivido mucho tiempo en el Olimpo y jamás intentó nada, ¿por qué ahora?

El dios miró a un lado, cerciorándose de que Lisa y Tzuyu dormían a unos metros de ellos. — Porque tenías el respaldo de Ares, mío, de Chronos. Tenías tu poder, no tan desarrollado como ahora, pero lo tenías. Estoy seguro que Atenea le aconsejó alejarte poco a poco de todos. Y, hasta cierto punto, les funcionó.

La japonesa alzó la mirada, deteniendo sus manos y dejando en paz el césped bajo sus piernas. — Hay muchas cosas que no logro comprender, empezando por el encierro de papá. Lo acusaron de que tú y él planeaban traicionaros.

— Y no se equivocaron. — Hades se cruzó de brazos y apoyó su espalda en el gran tronco de un árbol. — Es... complicado. — Dijo. — Si prefieres pasar la noche escuchando toda la historia en vez de dormir, será un gusto.

Mina tragó saliva y asintió.

— Bien... no quiero aburrirte con cuentos míos, pero tal vez sea necesario. La razón por la que siempre apoyé a tu padre y ahora a ti, es porque los tres tenemos algo en común que probablemente ningún otro dios pueda poseer. — Hizo una pausa, algo avergonzando por lo que diría, no era muy propio de él. — No deshumanizamos a nadie. Podemos sentir.

— ¿Sentimientos? — La menos frunció el entrecejo.

— Cuando yo me enamoré de Perséfone, mi esposa, nunca tomé en cuenta sus sentimientos y la traje conmigo al inframundo. No fue muy inteligente de mi parte pero estuve cegado por mi propio egoísmo de poseerla. La única vez en la que Zeus intervino de forma "justa" fue cuando decidió que ella viviría conmigo seis meses y los otros seis con su madre, Deméter.

Mina no comprendía por qué estaba escuchando eso, pero decidió dejarlo seguir y no interrumpir.

— Como te habrás dado cuenta, un matrimonio obligado, un trato donde no puedo verla medio año, todo eso poco a poco se convirtió  en el detonante para que perdiera a mi esposa, simplemente dejé que se vaya. Ella y yo nunca tuvimos hijos, es obvio, digamos que ser padre fue un sueño frustrado para mí por varios años hasta que una pequeña niña desamparada apareció frente a mí. — Hades se giró para ver a Tzuyu que dormía plácidamente y apretó los dientes. — En uno de mis muchos viajes evitando estar encerrado en el Inframundo, evitando la soledad, encontré a una mujer a la que amé. Y no lo malinterpretes, el amor que sentí por ella no era ni de cerca con un fin romántico, ella se convirtió en mi amiga, la única que no huyó de mi. Pero el destino es... difícil de descifrar, jamás imaginé que además de mí, ella también conocía a alguien más que tenía otras intenciones.

↳ Olympus┇ MinaYeonWhere stories live. Discover now