🐈Parte trece:

585 104 11
                                    

Sumergió sus pequeños dedos en las hebras oscuras del mayor. Mimando el par de orejas peludas que se asomaban por el cabello. Escuchando el ronroneo de Yoongi, provocando que en sus labios apareciera una sonrisa.

Kim Seokjin se tomó la tarea de instruirlos en la lectura y escritura. También empezaron a recibir clases privadas por amistades de su hyung: exceptuando de que ellos dos eran gibridnyy, escondiendo el par de orejas y las colas. Jimin descubrió que la materia de matemáticas se volvería su materia predilecta, le encantaba todo lo que tuviera números. Pero la materia lenguaje también se volvió una segunda preferida, repasando en los libros. En cambio, en Yoongi, estudiar y hacer ecuaciones era pesado, pero siempre se podía defender a la hora de ejecutar o con las frecuentes preguntas que el orientador hacía.

—¿Tienes sueño? —indagó Mochi, inclinándose a la oreja de Yoongi para hablar. —Jinnie hyung dijo que tendríamos unas vacaciones con la última clase de ayer.

—¿Eso dijo? —cuchicheó, con los párpados cerrados.

—Así es. —sonrió. Acarició las mejillas pálidas de su hyung.

Pasaron meses desde que leyeron la carta: decidieron enterrarla en un lugar donde solo ellos sabían. Ya que les bastaba y alegraba saber la historia de hace años, de cómo comenzó todo. Yoongi y Jimin se atrevieron a dar un paso más en la relación, la cual no había sido declarada a SeokJin, quien estaba al tanto de sus actuaciones.

La primera vez siempre hay laudos. Y aun porque las caricias pueden ser una distracción a la hora de la intromisión, no descarta que el dolor sea opacado. Las lágrimas brotaron de la comisura de sus ojos cerúleos, aferrándose a los hombros pálidos, que se contuvieron al notar su semblante.

» —Puedo detenerme... puedo detenerme.

Susurró esa vez, con temor en la voz.

No... no, solo ve despacio, no te detengas. Solo quédate un rato así. »

Confesó con mohín, en un intento de sonrisa.

Intercambiaron suspiros y leves mordiscos entre los besos fogosos. Recorriendo con sus manos el cuerpo ajeno, acariciando cada centímetro de piel, memorizando la textura y la suavidad de cada rincón de la piel. Solo así, perdidos en el mundo de la dulzura de sus labios, intentó moverse lentamente. Escuchando los suspiros y quejidos de la persona debajo de su cuerpo.

Sus labios se corrieron a la mejilla ruborizada de Jimin, besando con amor hasta descender al cuello níveo, procurando no dejar marcas visibles.

La habitación se colmó de los chasquidos de los besos, de los suaves gemidos y gruñidos de dos personas. El sonido de dos cuerpos uniéndose en uno, entregándose con devoción y ternura.



La lozanía de los árboles de cerezo estaba por tocar. Una época en que muchos brotaban de sus casas para echar de ver el esplendor del ambiente que estos manifestaban al que lo visitara. Disfrutando del hermoso color tierno rosado, con un panorama espectacular para un retrato.

—Quiero comer helado. —refunfuño Mochi.

Dándole a entender a Suga que se apartara de él, para que le buscara un vasito de alguna forma de animal y que lo colmará con helado, con ese exquisito sabor a vainilla que tanto amaba.

—La carta decía que no era bueno consumir mucha comida humana...

—Pero en tu forma felina. Este cuerpo tiene forma humana. ¿No? —contradijo. Quitó con cuidado la cabeza de su hyung, pasándola de su regazo a una almohada del sofá. —Extraño mucho a Jinnie hyung. No puedo creer que se haya ido al otro lado del mundo con esos...

—Es su trabajo —bufó Yoongi, virando los ojos. —Al menos Nam hyung me está enseñando clases de producción, quiero ayudarle a hyung con los gastos.

—¡Yo también quiero! —formó un puchero.

Poniéndose en pie, camino a la cocina. Buscando en las alacenas que –apenas–alcanzaba un vaso, y cuando lo halló, abrió la nevera. Sacando un bote mediano de helado, pasando a enterrar una cuchara en la nieve blanca, llenando así el vaso. Al finalizar, volvió a poner el bote dentro de la nevera.

—Pero aún no se en que podría trabajar. —comió de su helado, retornando a sentarse al lado de Yoongi.

—No es necesario que trabajes. Para eso lo haré yo. —respondió, besando fugazmente la mejilla del menor.

—No quiero ser una carga.

—¿Quién dijo que lo eres? Simplemente no quiero que trabajes. Estás bien así, siendo bonito y tierno.

Al escuchar eso, sus mejillas se tornaron de un fuerte carmesí. Y maniobrando en el sillón, logró sentarse en las piernas de Yoongi.

—Te quiero mucho. —confesó, metiéndose una cuchara colmada de helado en la boca.

—Y yo a ti.






Ah... no soy buena escribiendo estas cosas de ¿smut o lemon? Es más fácil que escriba ¿lime? Pero solo quería hacer una mención de su primera vez. Espero de corazón que no les haya defraudado con esto.

—Mer;

¡Mis gatitos! ☪ y,minHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin