🐈Parte tres:

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Espero sentado en el banco de la isla de la cocina, con el codo apoyado en la mesa y su mano sosteniendo su rechoncha mejilla. Kim Seokjin había salido apurado el día de hoy muy temprano, vociferando de que vendría tarde y que cualquier cosa, le llamase.

—Cruzaré los dedos para que a Yoonie le guste... —murmuró en la deshabitada cocina.

Decidió levantarse de un pequeño salto. Buscó en la alacena una tasa bonita. Metió su manita al fondo y sacó un vasito con dos orejas a cada lado, arrugó la nariz al ver el diseño de un mono sonriendo.

—Es muy de bebé... — inspeccionó con detalle la cerámica—, pero en esta le daré la lechita.

Apago la estufa y busco una manta roja –que ocupaba Jin a la hora de agarrar la cacerola–, con cuidado tomó la oreja de la cacerola pequeña y vertió el líquido caliente a la taza de extraño aspecto. Limpió los utensilios que ocupó y guardó el bote de leche y azúcar en su lugar, dejó la cacerola de dónde la consiguió y dobló con delicadeza la manta que tomó. Se acercó a la taza con cuidado para no quemarse y la llevó en una pequeña charola redonda.

Caminó con lentitud al pasillo de las habitaciones, deteniéndose en una puerta en específico.

—Yoongi. —llamó al holgazán del otro lado. Jin había pensado en nombres de "humanos" para ellos. Como Min Yoongi para el gatito refunfuñón Suga y Park Jimin para el gatito dulce y cariñoso de Mochi. —O-oye... Te he traído lechita... —puchereó.

Iba a volver a hablar; pero la puerta se abrió. Arrugó levemente el entrecejo y con el pie empujó la puerta para que se abriera por completo. Observó como el azabache se sentaba en la cama y lo miraba escrupulosamente.

—Lechita... —levantó la charola hasta su rostro sonrojado.

Suga hizo un ademán con la mano para que se aproximara.

—Quería hablar contigo... —musitó Jimin, tomando asiento al lado de Yoongi. —¿p-por qué me esquivas cada vez que quiero acercarme a ti?

—Es que tú solo quieres estar con Jinnie. —gruñó.

Jimin ladeó la cabeza y rió.

—¿Por qué te ríes? —infló las mejillas, haciendo que sus orejitas se movieran en su cabello.

—¿Estás celoso? —preguntó con un tono dulce e inocente, poniéndose en pie y dejando la charola en la mesita de noche del pelinegro.

—¿Qué? ¡No! —refunfuñó, cruzándose de brazos. El menor prestó atención como una orejita se agachaba en el cabello de Yoongi y la otra se quedaba en espera, atenta al murmullo.

—Está bien. —se acercó y acunó las mejillas pálidas de su Hyung. —Yo solo te quiero a ti, ¿sí? —fue bastante meloso.

—Ya~ mejor dame mi lechita... —abultó los labios.

—Pero antes... —murmuró cerca de los labios de Yoongi, casi rozándolos. Miro una última vez los ojos avellana de su querido Hyung y deshizo todo espacio entre ellos, moviendo lentamente su labio inferior con el superior de Yoongi, deteniéndose un par de segundos para presionar un corto beso. —Ahora sí toma tu lechita... —se alejó y sonrió.

El mayor parpadeó, sintiéndose pasmado después del cortísimo contacto de belfos.

—¿Ese es un beso para ti? —siseó, desapareciendo la sonrisa de Jimin. —Esto es un beso.

Apretó la muñeca de la mano de Jimin, jalándolo y sentándolo en su regazo. Y antes de que el híbrido de cabellos rubios se quejara, lo apresó por las mejillas y presionó los suyos contra los labios gorditos de Jimin. Lo besó lento y largo, acariciando con iliquidez la punta de sus lenguas.

¡Mis gatitos! ☪ y,minWhere stories live. Discover now