🐈Parte ocho:

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Rebuscó en diversas maletas por toda la habitación; a su paso dejando montañas de ropa, cremas, perfumes, champús, maquillaje y ropa interior. Y todo se debía por encontrar la mentada carta que guardo hace tiempo cuando viajó a París y adoptó a dos gatitos que halló en la calle mientras deambulaba en una noche fresca.

—¡Tiene que estar aquí!

Su voz se escuchó desde la sala. Kim Namjoon seguía un poco absorto con saber que en verdad su Hyung le explicó sobre los dos híbridos que conoció al llegar esa noche a casa. Tragó saliva, paseando la mirada y posándola en el de cabello dorado, quien seguía dormitando en el sofá con una manta afelpada de color rosado, cubriéndolo hasta los hombros.

El chico en sí parecía dulce e inocente, en cambio el otro; le daba un poco de mala espina. Y no sólo por su aspecto, sino que cada vez que posaba sus hermosos ojos en él, inmediatamente recibía una mirada feroz. Así como veía que movía los labios en silencio.

—¡La encontré! —llegó Seokjin festejando a la sala, sintiendo un aire pesado entre sus lindos gatos que ahora eran más amigos que mascotas, y a su novio que no se había movido de donde lo dejó. —¿Quieren que la lea en voz alta?

—Sí. Quiero saber cómo es que llegue a esa calle. —habló de repente Yoongi, cruzado de brazos.

—Bien.

Abrió el sobre de un particular color naranja, sacando al menos cinco páginas. Admirado de esto, observó el interior del sobre, metiendo los dedos y sacando dos pequeños anillos: incrustado a estos dos piedras de color azul y verde. Y en el interior los nombres. "Min Kwan" Y en el otro "Park Ahn".

Al sacar esto, "Yoongi se acercó al mayor, mirando los aros que se le hacían demasiado conocidos. Pero no recordaba donde los había visto.

—Si leemos la carta, podemos averiguar quién los puso allí. —habló Namjoon, llamando la atención de los que estaban ensimismados en ver las preciosas joyas.

—Seguro. —contestó Jin.

Con cuidado, retomó los papeles y empezó a leer la fecha. Abriendo los ojos, levantó la mirada.

—Esta carta fue escrita al menos veinticinco años atrás. —frunció las cejas. —¿Cuántos años aproximadamente tienes Suga?

—Veinte y Jimin dieciocho. —asintió con un rostro pensativo.

—Cuando encontré a los dos gatitos en la canasta en una esquina de una fonda por donde me alojaba, me sorprendió que nadie escuchará los maullidos de unos gatos. Ya que parecía que tenían mucha hambre. —reveló. —Por eso me parece extraño todo esto. ¿Por qué hasta hoy aparecen como humanos? Sin contar que tienen orejas y cola, haciéndolos ver como híbridos.

El de cabello azabache se fijó en el rostro de la persona que lo atiende desde el momento que decidió quedarse con ellos. Dándoles alimento, llevándolos a regañadientes al veterinario y una vivienda en donde vivir. Cumpliendo con sus caprichos y sobre todo, dando ese amor tan puramente que se puede dar a una mascota y ahora como un hijo y un padre.

—Yo tampoco puedo responder tu pregunta. —negó con un suspiro saliendo de sus labios.

—Si es así, la carta tiene que responder todas nuestras dudas.

Volviendo la mirada al papel, abordó hablar en voz alta. 

¡Mis gatitos! ☪ y,minWhere stories live. Discover now