¿Cita? #8

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Alexander

Definitivamente, me volveré loco.

Invitar a cenar a Victoria me estaba carcomiendo la cabeza, no sé dónde la llevare o si le gustara o puede que todo será un desastre, sé que debería estar tranquilo ya que es como una cena familiar entre ella y yo, pero mi mente no deja de buscar todas las posibles formas de comenzar esta cita. « ¿Cita? » No, No lo es Alexander, deja de idearte cosas que no suceden ni lo harán.

No puedo seguir con esto, ella se está metiendo profundamente en mi sistema y razonamiento de una forma en la que ni Charlotte —quien ya se encontraba fuera del apartamento desde hace horas— había logrado. Aún faltaban unas horas para que saliera del trabajo y recogiera a Victoria en el apartamento.

— Hermano, te ves fatal —se burlo Dave entrando en mi despacho.

— Siempre eres un gran apoyo —gruñí estresado pasando una vez más mis manos por mi cabello ya revuelto.

— Lo sé —su sonrisa burlona no se borraba—, pero realmente vine a...

Lo interrumpo antes que pueda continuar— Si vienes a contarme dónde has metido la polla, no me interesa.

Le tengo un gran aprecio a Dave sin duda alguna, pero escuchar todas sus aventuras sexuales no me interesaba en este momento en el que mi mente no dejaba de girar en Victoria y recordar como él le había puesto el ojo hacia hervir toda mi sangre, lo conozco a la perfección para decir que la palabra mujeriego le queda corta y por esa bella razón, lo quiero a diez metros lejos de Victoria.

— Calma los humos, querido, hoy tienes suerte que no es eso —se recostó del sillón que tenia a un lado, sin vacilaciones—. Quería pedirte el número de Victoria.

Rompí el lápiz que tenía en mis manos, pensando que es su nariz.

El ambiente se volvió tenso y mis hombros se encontraban tensados al igual que todo mi cuerpo tratando de no explotar por la rabia que estaba creciendo en mi interior, sin embargo Dave no dejaba su sonrisa característica. Me levante con fuerza acercándome a él, con rudeza levantándolo de la camisa gruñendo.

— No te atrevas acercarte a ella.

«Es solo mía». Quería decir.

— No tenía idea de que fueras de los sobre protectores —siguió burlándose apartándose de un tirón, acomodando su traje con delicadeza —. Solo quiero conocerla, es todo un enigma.

— Hablo muy enserio cuando te digo —hice una pausa— si le tocas un solo cabello, romperé tu amada nariz.

Hizo una expresión de horror, por fin.

— No te atreverías a tocar a mi bella bebe —hablo acariciando su nariz con apreciación. Este chico de verdad ama su nariz. Ruedo los ojos.

— No lo haré, si te mantienes lejos de Victoria —mi voz era más calmada, sin embargo lo tenso de mi cuerpo no disminuía.

— Podría considerarlo —dijo—. Nunca te había visto de esta forma, ni con Charlotte.

Tiene razón, no soy de ese tipo de personas y jamás me había considerado tóxico en ningún sentido, soy cordial con los amigos de Charlotte y jamás la he celado. Froté mi entrecejo con dos dedos, tratando de calmar la sensación que había dejado el fruncirlo mucho, tengo que tratar de ocupar mi mente en el trabajo y dejar de lado los pensamientos de Victoria.

Dave seguía con su expresión socarrón, haciendo algunos comentarios que mi mente no estaba lista para procesar por los nervios que volvían a crecer en mi torrente sanguíneo, por la llegada de la cena de esta noche: planeando cada paso y el cómo comentaré de el desliz del anterior día en su habitación.

(...)

Al llegar a casa me sentía terriblemente tenso por la espera de lo que ocurriría al salir del apartamento, pero ver salir a Victoria de su habitación había logrado hacer que toda esa tensión acumulada se desapareciera en segundos.

No llevaba un vestido ni algo ostentoso, sólo traía unos vaqueros ajustados los cuales le darían una increíble figura si no fuera por un suéter pequeño con el dibujo de un taco que le complementaba a su aspecto relajado y casual, pero extremadamente adorable ante mis ojos, verla a ella sencilla como un día de compras y a mi con traje de trabajo, me provocaba soltar una carcajada.

Sus cachetes redondos teñidos por un color rojizo hacían un grandioso contraste con su piel, más el delineado gatuno resaltaba sus gigantes ojos expresivos, que me observaban con decisión y diversión.

— ¿Admirando esta sabrosura polar? —me guiño el ojo juguetona.

— Sin duda alguna, Victoria —solté una gran carcajada negando con la cabeza—. ¿Lista?

Sus ojos se oscurecieron ligeramente relamiéndose sus labio inferior con cierta ansía, atrayendo mi vista a esa dirección. Mierda... Esto será más difícil de lo que creía.

Me acerqué a tomarla de la cintura, sintiendo como su cuerpo se tensaba ligeramente, pero posándola rápidamente a mi lado apartando el contacto visual que manteníamos en esos segundos con la sensación de que había algo chispeante en esa conexión. O sólo ideas absurdas mías.

— Vámonos.

— ¿A dónde iremos? —tragó saliva por su pequeño hilo de voz.

« ¿Está nerviosa, también? Vamos pequeña, no puedo ser el único nervioso».

Le sonreí cálidamente, dándole a entender que no le diría por ahora tomando su mano acariciándola con mi pulgar —su piel es realmente suave, Dios— empecé a guiarla hasta el estacionamiento sin soltar su mano, su presencia provoca sensaciones completamente abrumadoras.

El camino fue silencioso, hasta montarnos en el auto donde un fugaz pensamiento me azotó con fuerza.

«Mi pequeña hermana con sus manos atadas detrás de su espalda con las piernas abiertas agitada y con los ojos cubiertos con una venda azul».

Dios, eso despertó mi polla.

Me estoy volviendo loco joder, siento como mi razonamiento se rompe poco a poco y empezará a volverme loco. Estoy siendo obsesivo con ella, pero de verdad sólo quiero probarla y hacerla mía para que esto acabe de una vez por todas.

— ¿Todo bien? —la voz de Victoria me hizo volver a la realidad.

— ¿Ah? —la mire algo confundido, ya estábamos dentro del coche, pero ver como sus ojos se iban a mis manos entendí todo; estaba apretando con mucha fuerza el volante.

— ¿Hoy no te fue bien en el trabajo? —sus ojos son brillantes e inocentes, maravillosos—. Podemos postergar la cena, si así lo deseas.

— Victoria, créeme que lo único que quiero en este momento —la miro intensamente— es estar contigo.

Sus ojos parpadean varias veces sin quitar la conexión de estos con los míos, sé que no está respirando y sólo quiero besarla para luego decirle que lo haga.

— ¿Por qué? —susurró despacio.

— Y-Yo...

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Hola corazones pervertidos míos! <3

Miren, de verdad quiero su disculpa por tardarme tanto en publicar, pero estaba en pleno de exámenes finales...

PERO YA TERMINÉ >:D

Entonces, estaba planeando hacerles un buen maratón de 3 capítulos, pero estaba tan concentrada en terminar mis evaluaciones que no pude progresar nada como quería. Entonces decidí primero publicarles este y tal vez otro capítulo más para luego ponerme sería en hacerles el maratón.

Ténganme paciencia, mis amores. No soy escritora profesional, pero pongo todo de Mi para tratar de darles una buena historia <3

Que por cierto, vendrán cosas muy inesperadas jijiji (o tal vez no, quien sabe JAJAJAJA)

Hasta Pronto, los amo.

Tentacion Infernal.Where stories live. Discover now