Provocación. #5

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Al volver a casa de Alexander estaba totalmente agotada, eran las seis de la tarde y mi cuerpo solo quiere estar en mi bella pijama, dormir por horas y no ser molestada por nadie.

Miré por todos lados en busca de Alex pero no se encontraba por ningún lado así que supuse que se encontraba en trabajo, lo bueno de que no esté es que me dio tiempo para recorrer bien el lugar saciando mi curiosidad. Su despacho se encontraba al final del pasillo decorado con muebles azules y negros, su habitación esta al lado con un aspecto moderno y minimalista, luego de un baño que separaba nuestras habitaciones se encontraba la mía que a pesar de ser de invitados era muy acogedora con la paleta de color verde manzana y blanco. Luego en la sala al final estaba el jacuzzi con una maravillosa vista a la ciudad por las paredes de cristales, luego se encontraban perfectamente acomodado el sillon donde habíamos dormido enfrente del televisor pantalla plana y justo a la derecha la moderna cocina. Este lugar es tan moderno y pulcro que no parecía de Alexander.

Luego de grabar el lugar en mi memoria fui a ponerme mi pijama que sólo consistía de un short corto y cómodo negro, un top naranja y mi cabello suelto. Me acosté en mi cama, relajando un poco mis hombros revisando los mensajes de whatsapp de Carla pero los ruidos de unos pasos en la sala llamaron mi atención.

Me levante agilmente observandome en el espejo debatiendome entre colocarme algo más decente o salir así mismo, mordi mi labio cuando pensé en la reacción de Alex, me mataría, pero el escuchar los pasos caminando a su despacho me alertó de que no me daría mucho tiempo para ver quien es.

Cogí aire tratando de arreglar mi cabello con los dedos y me apresure a salir fingiendo que iba a la cocina, veo como me dan la espalda mi hermano y ese sujeto que es tan alto como él portando un elegante traje sin ninguna arruga y los hombros rectos mostrando control.

Carraspeo.

Veo cómo se detienen y voltean al mismo tiempo, siento la mirada intensa de Alex llenarme por completo poniendo los vellitos de mi cuerpo de punta, creo que fue una mala idea pero no me interesa en este momento, el rostro del sujeto me llama al instante que también me inspecciona discretamente. Su rostro con las facciones marcadas, barba de unos días decora su rostro al igual que sus hoyuelos mostrandome una perfecta sonrisa lobuna, su cabello azabache y sus ojos azul verdoso que sin duda alguna a más de una mataría.

Es guapo, pero no tanto como Alex.

— Hermano, no me dijiste que tenías una Diosa en casa —sonrió aún más sin apartar la vista de mi.

— Es mi hermana menor, no tiene importancia pero los asuntos que tenemos que atender en el despacho sí lo son —auch—.

Su voz había salido más gruesa de lo normal, cuando mis ojos se conectaron con los de él vi el peligro en todos lados pero su comentario lo sentí como una patada baja y más cuando simplemente volteo con intención de irse al despacho, así que camine con una sonrisa radiante caminando hasta donde se encontraban moviendo mis caderas viendo al hombre que no apartaba su vista de mi rostro.

— Victoria Brown —Hablé calmada extendiendo mi palma al hombre quien no dudo en aceptarla.

— Dave, Dave William —su sonrisa no bajaba ni temblaba—. De cerca eres más hermosa, querida Victoria.

Mis cachetes se sonrojaron sintiéndome hermosa, sé muy bien que lo soy pero que alguien más lo diga soba mucho mi ego, pero mi vista se fue a Alex quien estaba tenso con los puños apretados, sonreí aún más viendo de nuevo a Dave. Esta situación me divierte bastante al decir la verdad.

— Es un placer conocerlo, sería bueno conocernos bien después —Mi voz salió juguetona haciendo que éste alzará una ceja divertido.

— Me encantaría conocerla mucho más, hermosa Victoria —sentí como ese comentario tenía otra intención haciendo que riera bajito.

No fue la única que entendió ese doble sentido ya que tenía a un Alexander jalandome a mi habitación apretando con fuerza mi brazo, pero sin llegar hacerme daño.

— Esperame en el despacho Dave, tengo unos asuntos que se me olvido resolver con mi Hermanita —su voz sonó como una amenaza tan fría que me hizo encogerme ligeramente.

— Nos veremos, preciosa — se despidió Dave de forma pícara volteandose para el despacho de Alex.

Abrió la puerta empujandome dentro con fuerza adentrándose de igual manera él con los hombros tensos, cerró la puerta de un golpe volteando lentamente mirándome con amenaza. Okay, sería mentira no admitir que estaba cagadisima en el interior al ver a Alex de esta forma pero no se lo iba a permitir ¿quién se cree para tratarme así? Alce Mi barbilla mirándolo fríamente tratando de mantener mi aspecto enojado y no temeroso.

— Se puede saber ¡¿qué carajos te sucede?! —.

— No, no me vengas a reprochar nada a mi —empezó hablando con una fingida calma— ¿qué se te pasó por la cabeza al salir casi desnuda, con visitas en casa?

— Estoy en pijama Alexander, ¡no estaré como monja rezandole al señor con una Biblia en la mano! —grité furiosa— tú no tienes ningún derecho al decirme que ponerme y eso tenlo bien claro.

Sus ojos miel se oscurecieron dándole un aspecto salvaje que ponía mi piel se gallina, mis piernas temblaron pero no dudaron en retroceder al verlo venir hacia mi de aquella forma felina. Esquive como pude algunos muebles de la habitación pero la pared detuvo ese proceso dándole paso a Alexander.

— Si tengo el jodido derecho ¿y sabes por qué? —susurró fríamente acorralandome en la pared— porque eres y siempre serás mía.

— No soy tuya, jamás lo fui y jamás lo seré —escupí con veneno sin apartar mis ojos de él.

Sus manos fueron a mis manos pegandolas a la pared, tomando mis muñecas de ambas manos con una de las suyas pero en seguida con su mano libre tomó mi cadera con firmeza pegandome a su cuerpo haciéndome estremecer y soltar un pequeño jadeo.

— Repitelo una vez más que no eres mía y, te arrodillaré sobre mis rodillas y te azotaré hasta que tu perfecto culo tenga un bonito color rojo.

Todos los vellos de mi cuerpo se erizaron de golpe y sin poder evitarlo un gemido salió de mis labios. Sus ojos bajaron a mis labios, que por acto de reflejo los relamí mordiendolo suavemente; todo estaba tenso pero esa tensión me estaba embriagando, sé que conozco esta sensación pues me resulta muy familiar pero en este momento mi mente está en blanco, mi juicio y mis pensamientos casi nulos.

Un gruñido salió de sus labios bajando su mano bajo de mi cadera a mi glúteo derecho apretandolo con fuerza uniendo más nuestros cuerpos y su erección quedará justo en mi pelvis haciendo que las corrientes de mi vientre bajen a mi zona íntima.

Mi rostro se fue ligeramente hacia atrás presa del deseó, mientras su rostro fue a parar a mi cuello dejando besos suaves y húmedos subiendolos hasta mi oreja dándole una mordida al lóbulo de ésta haciéndome jadear. Estábamos muy cerca y su respiración chocaba con la mía, embriagandome de su olor característico de naranja. Sus labios estaban por rodar los mios cuando nuestras mentes hicieron: ¡click!

¡¿Qué demonios estamos haciendo?!

Tentacion Infernal.Where stories live. Discover now