Capítulo 1: Introducción

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—¿After? —preguntó mientras le bajaban la bragueta de los pantalones y los deslizaban por sus caderas hacia abajo. Un chico un poco más bajo que él, peinaba sus largos cabellos hacia atrás y se los amarró en una coleta.

—No, tengo un compromiso.

La charla no duró más y Jungkook volteó a verse en un espejo, zafando unos mechones de la coleta y desordenándola un poco.

—Creo que es mejor así o voy a parecer un chulo.

—Como quieras. Igual luce perfecto —contestó Hoseok, el estilista de la agencia de modelos para la que trabajaba. Cortó el espacio y le quitó la camisa a la vez que un hombre menudo se hincaba ante él y con dos golpes suaves, hizo que levantara las piernas para sacarle el pantalón de seda.

—Jungkook, voy a ponerte unos jeans —avisó para que el mencionado recibiera los pantalones y se lo cerrara él mismo. En la agencia estaba prohibido cerrarle los pantalones a los modelos, unos testículos accidentados años atrás les habían enseñado que, en ocasiones, menos era más a la hora de vestir a los hombres más hermosos.

La rutina parecía larga pero, en realidad, no tardaban más de ocho minutos entre cambio y cambio de ropa. Le acomodaron la camisa sin cerrarla.

—Uhh... esos abdominales están para lavar ahí —halagó Hoseok, pasando una brocha con polvo oscuro cuya finalidad era resaltar los músculos.

El flirteo soft y los halagos, subirles la autoestima, hacerlos sentir inalcanzables, era parte de la descripción del trabajo.

Taehyung, que había estado escuchando el intercambio, se incorporó. Se había recostado a hacer unos cuantos abdominales. Aquella pasarela la cerraría él, así que no tenía muchos cambios de ropa y había esperado a que terminaran con Jungkook, con quien chocó puños, antes de que este enfilara hacia la pasarela.

—Mátalos, ¡Jungkook-ah! —gritó orgulloso al maknae de la agencia. Todo un talento en ascenso—. JK me va a quitar el trabajo algún día —comentó determinado a Yoongi.

Su interlocutor, que tenía una mirada gatuna, rodó los ojos a la vez que terminaba de chequearle la ropa.

—Todo está perfecto. Empecemos a ponerte más bello.

* * *

El cierre de la pasarela fue un éxito rotundo. Los aplausos resonaban por el lugar y Taehyung, tomado de la mano de la diseñadora estelar, dio un giro un tanto juguetón con ella. Ese era parte del carisma del modelo principal de la agencia, y por lo cual lo pedían tanto. No era solo una cara bonita, era mucho más que eso. Tenía ojos penetrantes, pero sabía disfrutar de su trabajo, y no pocas veces hacía cosas locas mientras modelaba, lo cual que le daba un sello especial y creaba su propia marca.

Después de evadir unas cuantas invitaciones de la prensa, y una que otra persona que quería una oportunidad de ligue rápido, salieron al parqueo donde un auto les esperaba. Otra de las reglas era que iban en el auto de la agencia y regresaban en el mismo; no podían ir a fiestas cualesquiera, donde la confidencialidad no se cuidara al máximo para así no comprometer su imagen con one night stands azarosos con bocas demasiado grandes.

Entraron al auto. Taehyung tomó su teléfono y se perdió de inmediato en contestar mensajes de voz, reía como tonto y Jungkook no pudo menos que arquear la ceja.

—Si no quieres que te pregunte no llames tanto la atención —reprochó.

—No imagines cosas, JK, solo hablo con mi mejor amigo.

A veces Jungkook sentía que más que de su mejor amigo, Taehyung se refería a un novio. Más de una oportunidad le había comentado que Jimin era alguien que conocía desde hacía mucho y quien, de manera literal, le quitaba el aliento. Por las esferas en las que se desenvolvía, Taehyung había visto a las personas más deslumbrantes del planeta cara a cara, y sin embargo, no le temblaba la voz al afirmar que nadie se comparaba con Jimin, su mencionado mejor amigo. Era su muy parcializada opinión y se iría a los puños por defenderla.

Llamas gemelasTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon