-Hola pequeña. *Me dice sonriendo.*
-Hola Steve.
-¿Qué haces por aquí?, ¿Te gusta leer? *Pregunta algo sorprendido.*
-Si, muchisimo, y debo decirte que este ha sido mi lugar favorito por mucho tiempo y ahora que te encuentro aquí lo es aún más. *Le digo asi sin más, coqueteandole desde el primer instante.*
-Me da gusto, a mi también me agrada mucho este lugar y también la sorpresa de toparte aquí. *Dice en un tono amable, pero serio.*-¿Qué llevas en esa bolsa?, ¿Qué libro compraste?
-La divina comedia. *Contesto*
-¿Y ya lo has leído antes? *Dice sorprendido*
-Si, es mi libro favorito. Lo estoy comprando de nuevo porque acaban de traer una versión poética.
-Wow Madeline, me dejas sorprendido, nunca imagine que a una chica como tú le interesaría ese tipo de libros.
-¿Una chica como yo? *Pregunto algo ofendida.*
-Quiero decir, eres muy joven. Lo común sería que te interesaras por otras cosas u otros libros, pero me parece perfecto que tengas tan buen gusto. La divina comedia también es de mis libros preferidos.
-Ya te dije que yo no soy una chica común... Y claro que tengo buen gusto, si me gusta usted. *Le guiño el ojo.*
-Ay Madeline. *Me dice riendo y negando con la cabeza.*
Quisiera quedarme a hablar con él horas, pero no puedo permitirme eso, por alguna razón ya no parece ponerse nervioso con mis comentarios y no quiero correr el riesgo de enamorarme de verdad. Pensé que podía jugar un poco con él, pero ahora mismo no me siento segura de que podré manejarlo a mi antojo. Con esta actitud que tiene corro el riesgo de que me sobrepase y sea él quien termine manejandome a mi. Lo mejor sería cambiar un poco mi estrategia e ir mas despacio.
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Nada como nosotros
RandomMadeline gracias a los golpes de la vida se ha convertido en una joven rebelde, un espíritu libre, imposible de controlar, pero un día conoce a Steve, un hombre recto, centrado y maduro que enseguida la hipnotiza. La mente retorcida de Madeline quie...
