Apoyo Incondicional

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Ya pasaron casi tres días sin saber nada de ella, le intriga el repentino distanciamiento, no lo entiende, la última vez que la vio fue luego de su raro episodio de estrés y al final de ese día ella volvió actuar como siempre.

El trabajo se acumuló en la oficina y su asistente entró en modo secuestró máximo y por más que usó algún truco por zafarse la mujer ya lo conocía y no lo liberó hasta terminar los pendientes, no se supone que debe tenerle respeto por ser su jefe? Como sea, la tortura terminó.

El balcón de la vecina está cerrado por lo que entra a su propio apartamento y sin cambiarse de ropa sale a tocar la puerta de la peli roja, no escucha respuesta y vuelve a insistir no le importa derribarla si es necesario.

Escucha el seguro ser removido y la entrada se abre ligeramente apenas dejando ver un ojo grisáceo, cansado y ojeroso.

Una sensación amarga sube y se le revuelve en el estómago, habrá tenido otro colapso? Por qué diablos no escapó de la oficina antes?!

-Que?! — por su tono puede deducir que no está de buen humor y por lo poco que alcanza a distinguir acaba de despertar.

-Te ves horrible — simplemente la delicadeza no va con él, así que ni siquiera lo intenta. Un sonido extraño sale del otro lado y al reconocerlo enarca una ceja — acabas de gruñirme? — un poco más cerca y el portazo le hubiera lastimado la nariz — traje una tarta de chocolate!~ — anuncia de forma cantarina, espera unos segundos la puerta vuelve abrirse y una mano femenina atraviesa el umbral.

-Entrega el paquete, si te preguntan, está reunión jamás pasó — responde con voz de gánster.

-Quien dijo que la traje solo para ti? — que egoísta — yo la compre así que me comeré la mitad.

La chica bufa poniendo los ojos en blanco, de mala gana lo deja entrar, se gira y camina rápidamente al sofá sin dejar de sujetarse el vientre haciéndose ovillo al recostarse.

-Duele... — se queja de manera casi infantil abrazando una almohada — estupidos cólicos — maldice con notable odio.

Hawks pasa de largo a la cocina suspirando aliviado para sus adentros, es bueno que sea eso y no otro ataque, la hoye quejarse nuevamente, de verdad es tan doloroso? Mientras sirve los pedazos de tarta nota sobres vacíos de té junto a tazas sin lavar en el fregadero, no lo piensa mucho y enciende la tetera calentando agua. La distingue ponerse de pie en un salto y atravesar la sala casi corriendo hasta que la puerta del baño es cerrada con fuerza sacándole una sonrisa curiosa.

Luego de unos minutos vuelve a tirarse en el sofá quedando en la misma posición sin prestarle atención al programa de la tv.

-Joder! — olvidó tomar las pastillas que están a un eterno metro en la mesita, no quiere moverse ojalá su brazo pudiera estirarse, o tuviera un Quirk de transportación, clava su mirada molesta en el frasco de analgésicos tratando de moverlos con la mente — acérquense y entren a mi boca maldicion.

Una pluma rojiza le acerca el anhelado objeto mientras una taza de té caliente y un pedazo de rico postre aparecen ante su ceño fruncido.

-Es tan malo? — el rubio se sienta confiadamente en el espacio libre — porque te ves más horrible de lo que pensé — le da un mordisco a su tarta sin dejar de pensar si es posible deshacer ese nudo gigantesco de cabellos rojos.

-Por que tuviste que tomar la manzana?! — pregunta mirando al techo — habiendo duraznos, peras, plátanos.... por que?!

-Manzana? — Hawks le da otra mordida a su postre — Es de chocolate — se lo dijo antes de entrar, solo espera que no lo haga ir a comprar fruta.

Angel de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora