Volverse Fuerte

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Los rayos del sol gritan sobre un nuevo inicio, apenas abrió los ojos y se encontró en un lugar que no reconocía, y ya sin muchos ánimos dejo salir un suspiro, por un momento todo le parecía un sueño, daría lo que fuera por volver a su casa en América y que todo quedara en una pesadilla, bajar al lobby y que Steve le ofreciera una bebida caliente, ver a Natasha comiendo sus hot cakes con fresas favoritos y escuchar el ruido de Tony y Bruce en una de sus tantas discusiones científicas que los demás no entendían del todo, mientras Clint y Thor preparaban la consola de videojuegos para luego de un rato salir a entrenar... lo único que faltaba era el pequeño Shoto a su lado y todo sería un paraíso.

Lastimosamente nada dura por siempre y los sueños son solo eso... sueños.

Con pesar se levantó y se dio una larga ducha pensando en como pasaría el día, ni de broma le apetecía volver al hospital, al menos no todavía.

Se vistió con su short oscuro, medias negras, camisa blanca abierta dejando ver un top también negro y por ultimo un abrigo rojo que le llegaba a las rodillas, toda su ropa era de un material especial que soportaba el calor de sus llamas, se sujetó el cabello en una media coleta y se dio los toques finales frente al espejo.

-Hoy será un buen día — sonrió a su reflejo dándose los ánimos que le faltaban.

Solo tenía un destino en mente que esperaba con eso al menos aliviaría un poco todo el malestar en su cabeza.

******************

Las clases en la U.A. transcurrían con relativa tranquilidad, los alumnos aún seguían conmocionados por la intensa lucha del día anterior, pero sin dudar todos estaban listos para mejor sus habilidades y volverse grandes héroes.

-Vayan a ponerse sus trajes — indico el profesor dando por terminadas las clases generales.

Pero antes que los alumnos salieran un fuerte golpe en la puerta los detuvo.

-Caramelito ya vine!~ — grito la peli roja adentrándose y por un momento poniendo a todos en alerta.

Aizawa se dio una fuerte palmada en el rostro, y él que ingenuamente creyó sería un día tranquilo.

-Donde está mi precioso bebé? — se acercó abrazar a su hermanito restregándole el rostro de manera empalagosa.

Todos veían como su compañero era consentido por la guapa chica sin oponer resistencia.

-Nee-chan... — no es que no le gustaran los abrazos de su hermana, pero estaban retrasando a los otros.

-Te gusto mi sorpresa? — su sonrisa podía opacar el mismo sol, el menor asintió.

-Deja de molestar a mis alumnos — la cara cansada de Aizawa le hacía pensar que el hombre llevaba días sin un buen sueño.

-¡¿Y tú, por qué no me has llamado?! — puso sus manos en las caderas a forma de jarra y con un notable puchero.

-Se supone que ellos son los adolescentes.

-Si sipini qui illos son lis idoliscentis~ — imito con voz cantarina haciendo que al profesor torciera los ojos mientras a las demás les bajaba una gota de sudor por la nuca.

-Les dije que fueras a ponerse sus trajes — les dio una mirada diabólica que los hizo correr — Que haces aquí? — pregunto cuando quedaron solos.

-Me escondo — respondió con total sinceridad mientras se encogía de hombros.

-Esta no es lugar para que andes jugando — termino de acomodar sus documentos y se dirigió a la salida.

-Y quien dice que juego?... — lo siguió — necesito reponer mis energías y él es mi motor, además quiero ver el entrenamiento de tus chicos, la verdad nunca pensé que fueras a ser profesor.

Angel de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora