Capítulo 18

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Kate

Habían pasado dos semanas desde la última vez que vi a Harry, él no había parado de llamarme y enviar mensajes aunque yo nunca le respondia. En este tiempo y pese a la compañía de Ian, no pude evitar pensar en que podría hacer para que esto terminara, no estaba especialmente lista como hablar con la policía y acusarlo de violación, probablemente nunca estaría lista, era demasiado fuerte para mí, por otra parte y haciéndole un favor a él, decidí comenzar con el proceso de divorcio, ayer mismo fui con Ian a reclamar esto ante un juez, solo faltaba esperar que hoy el chico con el cual mantenía el lazo civil lo viera. No estaba completamente satisfecha, si Harry no firmara esos papeles me vería en la obligación de presentar algún causal para que el juez apruebe la separación o si no demoraría años.

 —Kate la comida esta lista— murmuró Ian desde el umbral de la puerta, no había salido de la habitación en toda la mañana pero no esperaba que fuese tan tarde.

—Ian, ¿por qué no me dijiste? podría haber ayudado— el negó con una sonrisa, de manera infantil mostré mi lengua.

—Estabas completamente ida, no podía solo interrumpirte en lo que sea que estabas pensando, pero bueno, espero que te guste— habló mientras caminábamos por el pasillo, a pesar de la distancia podía sentir el olor de la comida.

—Carne— agregué antes de doblar para llegar al pequeño comedor —Hamburguesas— agregué al ver el plato en la mesa.

—Sabes que no se hacer mayores cosas, lo básico en general— ambos nos sentamos. 

—Haces comida y sabe bien, eso es suficiente, no sabes cuánto te lo agradezco— Ian solo sonreía desde en frente, mientras su mano sigilosamente se acomodaba encima de la mía proporcionando movimientos suaves sobre ella con su pulgar.

—Kate, sé que hablamos sobre esto ayer pero ¿Has pensado en las causas que propondrás en la corte para separarte de ese imbécil?— separé su mano de la mía, tomando con esta misma el jugo ahí servido.

—No lo sé, no pienso en eso, trato de ser optimista y pensar que Harry firmará los papeles— removí el vaso en mi mano y luego lo acerqué a mí, sin mirar a Ian en ningún momento.

—Katherine sabes que él no lo hará— mi cabeza estaba gritándome lo mismo, lo sabía pero solo quería dejar el tema por un momento, me encogí de hombros dejando a Ian aún más irritado. Suspiró y agregó —Tú no pareces querer separarte de él tampoco—

Levanté la mirada ahora, y bajé el vaso de golpe ¿él estaba jugando conmigo?

—No soy una estúpida como para quedarme amarrada con una persona que no sabe lo que es amar a otra, se supone que la gente que te quiere no debe hacerte daño de ningún modo y eso lo sé perfectamente, él no. Solo deja de tocar el tema— 

Me levanté de la mesa bajo la mirada del chico, no alcancé a dar más de un paso cuando el habló.

—¿No comerás?—

—No tengo hambre— respondí tratando de no ser tan cruel, pero él ni siquiera se había disculpado. Caminé devuelta a la habitación a pensar en algo, aunque aún era demasiado temprano como para encerrarme.

Harry

Llegué de vuelta a casa a eso de las nueve de la noche, no era lo suficientemente tarde pero ya estaba un poco borracho, en la oficina había tomado más de una gentil cantidad de copas y había conducido aquí sin problemas, mis compañeros no me había detenido ya que era el último en salir de allí. Con una sonrisa socarrona estacioné el auto y salí de este con facilidad, cuando caminaba a la puerta principal algo en el piso crujió bajo mis zapatos, miré los papeles, la mayoría sobre cuentas sin pagar, así que simplemente las patee, mostrando bajo todos ellos un sobré blanco que había quedado intacto.

Al llamarme la atención, ya que no me parecía nada familiar, lo levanté y leí mientras entraba. Ya en el sofá, luego de leer la información del sobre, lo abrí.

Transmites de divorcio

El título, tan llamativo y negro a la vez me decía todo. Fruncí el ceño intentando poner un poco de atención a las estupideces que decía más abajo pero no lo soportaba, esto indicaba completamente que ella me había dejado. Lancé los papeles, yo no pensaba firmarlos, nadie podía separarme de algo que me pertenecía.

Tomé mi cabeza entre mis manos sentando en el sofá, esto no estaba nada bien y yo quería hacer algo al respecto pero parecía que todo era bastante complicado, una única idea paso por mi mente y no era la mejor de las que había tenido a lo largo de mi vida, olvidarla. Me levanté entonces, tomé mi chaqueta del perchero cerca de la puerta y salí de la casa sin demasiado interés, un par de putas no haría mal por un día.

...

Cuando entre al bar el olor a cigarrillo y alcohol me inundó las fosas nasales, era un verdadero asco al cual me había acostumbrado. Me había bastado con sentarme unos cuantos minutos, con la compañía de mi tercer vaso de ron, para que una chica sin dignidad se me acercara.

Rubia, con un vestido corto y ceñido, bastante delgada además, ella estaría bien.

—Hey— saludé y ella sonrió siguiendo mi juego, un simple 'hola' salió de su boca teñida de rojo —¿Quieres un trago?— pregunté y ella asintió, pedí algo al hombre que me sirvió con anterioridad y lo trajo en unos segundos.

—¿Cómo te llamas?— su voz era tranquila, intentando de que sonara sensual o algo.

—Harry, ¿y tú, nena?— ella se mordió el labio un momento y respondió luego.

—Caitlyn, pero puedes llamarme Kai— ella me guiñó un ojo, no había necesidad de seguir con la conversación.

—Entonces, Kai ¿te gustaría ir a un lugar más privado?— no obtuve respuesta, solo nos levantamos y ella me guió a la salida, lamentaba no haber traído el auto pero un motel bastaba para esto.

Nos encontrábamos caminando, ella había colocado mi brazo encima de su hombro descubierto y se balanceaba de un lado a otro tratando de seducirme, cuando solo estaba bastante borracha como para caminar decentemente. Cuando cruzamos la cuarta calle, que parecía demasiado deshabitada para la hora, alguien que parecía una ilusión se cruzó frente a nosotros.

Solté a la chica sucia, la cual cayó directamente al piso, mientras seguía con la vista a la mujer en frente de la calle, que parecía no notarme. Cuando estaba por perder completamente la fe porque parecía no ser ella y no era demasiada mi suerte, ella se giró su cabeza y yo pude ver su perfecta cara, era Katherine Styles, la misma que me había propuesto el divorcio, el cual ya no le tomaba importancia.

Ella no me miró de todos modos, solo volvió su vista al frente y cubrió más su cuerpo con el abrigo café que la envolvía, debía seguirla. Ella comenzó a caminar más rápido, con miedo de seguro, no había tiempo así que me voltee a la chica que yacía en el suelo.

—Tengo que irme, surgió algo— le hablé y ella negó con la cabeza

—¿Crees que no vi como mirabas a esa zorra? soy ebria, no estúpida— a pesar del comentario preferí ignorarla, me mantenía feliz saber de Kate. Cuando comencé a caminar para seguir a mi chica, la rubia, aun donde mismo, gritó —¡Eres un puto, Harry!— fue lo último que escuché de ella antes de desaparecer de ahí.

...

Corrí tras ella sin que se diera cuenta, no debía esconderme mucho porque no se preocupada de mirar más cuando era solamente necesario, su respiración se volvía pesada y con cada paso se veía más cansada ¿qué estaba pasando con la pequeña Kate?

No pasó mucho hasta que llegamos frente a un edificio muy alto, 'Big Town' era el nombre de este, muy poco original. Ella entró y nadie parecía darse cuenta, la seguridad era escasa y no estaba centrada en la entrada, eso era bueno para mí. Cuando ella iba a subir a los elevadores yo temía que ella me viese así que me escondí hasta que las puerta de uno de estos se cerró con ella dentro. Miré el monitor que marcaba el piso por el cual se encontraba su elevador, cuando marcó el número 3 de manera fija yo subí al otro, presionando el mismo número.

Ya arriba, esperaba ver donde quedaba, un indicio de en donde dormía cada noche. Cuando las puertas se abrieron en el quinto piso lo único que alcancé a ver fue una puerta cerrarse, la puerta 82 era la suya.

Beast |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora