Beast |h.s|

Capítulo 1

Despierto como siempre a la misma hora. Comienzo a creer que estoy demasiado acostumbrada a esto. Al abrir los ojos y darme cuenta de mi alrededor el único sonido que logro escuchar en la habitación, y probablemente en la casa, es el suspiro tranquilo de mi acompañante.

Me remuevo incomoda al notar que su mano está posicionada en mi abdomen sin pudor alguno. Esto me hace recordar la noche anterior, pasó lo mismo que pasa cada vez que llega ebrio y furioso sin razón, sus besos sabían a alcohol y cigarrillo, lo que asqueaba más la situación. Podría considerar que todas y cada una de esas noches son violaciones, yo le pertenecía y era su juguete. Engañarme le sería muy fácil, el sigue estando físicamente igual que cuando lo conocí, en ese tiempo era tan atractivo -ahora, en esta situación, dejo de serlo, al menos para mi- cualquier chica caería, pero él no lo hace, no quiere seguir los pasos de su padre que tanto lo marcaron. Pero no comprende que lo que él hace ahora es peor o igual de malo.

Cuando logro remover su mano de mi sin despertarlo me levanto, desnuda por lo de la otra noche, así que directamente me voy a vestir, un simple pantalón y una camisa que no me sienta y me hace ver más desaliñada de lo que ya voy. Miro la hora, 6 A.M, voy a escoger su ropa como lo hago desde hace tres años; el traje, la camisa, la corbata y los lustrosos zapatos han sido puestos en su lugar indicado para cuando él despierte, siguiente paso; el desayuno.

Bajo las escalares en calcetas de invierno, hace mucho frío y no quería enfermarme. Ya en la cocina pienso otra vez el por qué no tenemos una sirvienta o una cocinera a pesar de la buena economía que Harry mantenía y lo mala que yo era cocinando, pero la respuesta es sencilla; él quiere privacidad. Y eso implica no dejarme trabajar y dejar que me encargue de los labores de la casa, si me preguntaran hace 6 años si me veía en esta situación en un futuro me hubiera reído muy alto, asegurando que esto nunca podría llegar a pasarle a alguien que se respeta a si mismo.  

Coloco una taza y un plato en la mesa, luego una servilleta y encima de esta un cupcake de chocolate hecho por mí. A él le gusta que yo le cocine cosas dulces a pesar de que siempre terminan teniendo algún defecto. El desayuno está listo, café servido y Harry gruñe, despertando, en el segundo piso. El ruido me hace reaccionar, no quiero verle pero se me es imposible, aunque aún puedo evitarlo. Voy al salón y me siento en el sofá frente a la ventana mirando la nieve blanca que cae en el patio, cubriendo todo. Quiere tener hijos, quiere tener un heredero, ese es el máximo problema, porque yo no quiero dárselo ¿Para qué traer una criatura al mundo si no es para darle amor? Dice que debo quedar embaraza luego, antes de ponerme aún más vieja, directamente, con esas palabras. Tomo pastillas para no quedarlo de todas maneras, supongo que debe pensar que soy estéril porque lleva intentando dejarme en cinta desde hace 3 años y no lo consigue. Seria excelente si creyera eso, así todo acabaría más rápido y no descubriría lo que hago, porque si lo supiera ahora, probablemente estaría hecha mierda, no muerta, hecha mierda solamente, porque él no quiere que yo muera mientras no le haya traído un hijo al mundo.

—¿Qué haces aquí? ¿Qué acaso no piensas acompañarme mientras desayuno?— Me pregunta con su voz ronca desde la puerta, asustándome y haciendo pegar un brinco en el asiento. Lo miro ya vestido y asiento.

Caminé detrás de él hacia la mesa, con la vista en el piso, mirarlo me hacía mal. Me senté frente a él y me pregunté por qué seguía conmigo; ¿No podría conseguirse a otra? He cambiado con los años, estoy descuidada ya que no me importa mi apariencia mientras él está conmigo y supuestamente soy estéril ¿Por qué no me deja y ya?

—¿No vas a hablar?— arremete y yo tiemblo ¿Hablarle? ¿Qué podría decirle? Abrí la boca para decirle algo pero mi garganta se hizo un nudo y mis labios tiritaban. Tenía miedo —Vamos ¡Habla ya!— insistió e hizo que expulsara unas cuantas palabras.