Capítulo 4

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Mis pasos no eran seguros cuando el chico me arrastraba por las calles atestadas de gente. El lugar simplemente seguía siendo el mismo; las carteles colgando y el par de puertas en frente que se habrían cada cierto tiempo dejando entrar y salir a la gente del llamativo lugar. Harry no dudo un segundo en entrar al estar en frente, si tenía suerte habría una gran fila para comprar los deseados boletos y él no era paciente.

Así fue, al ver la multitud pidiendo entradas la cara de horror del hombre era completamente graciosa. Seguramente había una nueva película en estreno.

—Mucha gente— murmuró Harry con una mueca, yo sonreí tratando por mis medios de que mi pequeña felicidad no se notara, pero al voltear a verme había una sonrisa burlona en su pálido rostro ¿Qué le parecía gracioso? ¿La multitud? —Pero tenemos suerte— se excusó y metió una de sus manos en el bolsillo del pantalón que traía puesto.

Caminamos, ahora, en dirección al joven que cogía los boletos ya comprados y dejaba entrar a la gente a la respectiva sala donde se reproduciría la película, la idea de Harry sobornando a este muchacho se me cruzó por la cabeza ¿Por eso teníamos suerte? ¿Por qué era más fácil sobornar a un chico de 18 años?

—Hola— saludó el rizado, asustando un poco al chico que se encontraba apoyado en la pared, mirando su celular.

—Oh, hola señor— respondió casi inmediatamente el muchacho —¿Sus entradas?— preguntó ahora, extendiendo un poco la mano, Harry le pasó un papel blanco doblado por la mitad el cual el otro desdobló para leer el contenido —Pasen, es la sala número 3—

Al pasar por el poco iluminado pasillo se divisaban seis puertas, lejanas cada una de la otra, con un cartel y un número grande a su lado. Al detenernos delante de la que nos mencionó el joven mi cuerpo se tensó, no tenía ni mínima gana de entrar pero de todos modos lo hice.

—Por si preguntas, compré las entradas por Internet— murmuró el chico sin mirarme. Él me dirigió hasta la última fila de asientos donde finalmente nos acomodamos. La sala en general estaba vacía, unas cuantas personas en los costados y en los asientos de adelante y ya.

Un silencio incomodo se formó entre nosotros, no tenía tema de conversación y yo no pensaba aportar en ello, para mi suerte la pantalla grande se iluminó, dando inicio a los anuncios y trailer de próximas películas. Estaba tan atenta como nunca a toda esa publicidad.

—¿Quieres comer algo?— preguntó Harry, en un tono bajo, negué con la cabeza y volví mi atención a la, ahora, película comenzando

Se trataba de un hombre que cumplía misiones y que tenía una hija la cual nunca veía además de una enfermedad, o eso es lo que entiendo, no habían pasado más de 20 minutos. La película no era la mejor que había visto, pero mi atención en ella era tal que pareciera que sí, incluso él lo notaba. No tardó mucho en posar su mano en mi rodilla, como en los viejos tiempos, la diferencia obviamente es que yo no me recostaría en su hombro.

A pesar de los intentos de que sacara su mano, moviendo las piernas, no lo hizo. Incluso, esto lo incentivo a acariciar mi pierna exageradamente. Realmente yo no quería esto y no podía soportarlo, me mordía el labio y no podía evitar hacer algunas muecas.

—Necesito ir al baño— me levanté de un salto del asiento, por fin alejando su mano. Mis palabras salieron un poco más altas de lo que debía y me hicieron recibir unas cuantas quejadas del público, los ignoré y me dirigí a la puerta de salida de la sala. La mirada del hombre parecía seguirme mientras caminaba hacia la puerta por la que habíamos entrado.

Al entrar al baño público del cine, me encerré en la primera cabina vacía que vi, había una chica afuera y no necesitaba sus miradas chismosas sobre mí. Solo necesitaba tranquilidad un momento. Me apoyé en una de las cuatro paredes del reducido lugar y escuché todo lo que me rodeaba; pasos aquí, la puerta cerrando y la puerta abriendo, un pequeño clic que llamó mi atención, pero todo seguía normal

Beast |h.s|Where stories live. Discover now