Capítulo 9

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Kate

Eran las dos y media de la tarde, hora que marcaba el reloj colgado en la cocina. Me había preparado un almuerzo ligero y no es más que para comenzar mi dieta. Hoy había despertado más decidida que nunca por el simple hecho de confirmar que él no estaba aquí, que ni siquiera estaba en este país. Sucedió ayer a las 11 de la mañana, él había llamado para avisarme que había llegado al otro continente, que estaba en camino al hotel y que allá eran las 6 de la mañana. La sonrisa era inevitable en mi boca, a pesar del mal rato que me hizo pasar, no importaba ya.

Luego de terminar con mi último bocado de comida saludable, deje los utensilios en el lavavajillas, nadie me obligaría a limpiarla así que no iba a hacerlo, solo porque yo lo quería así. Tomé mi bolso previamente preparado -sí, estaba dispuesta a salir- y, mientras deslizaba las manos por el vestido un poco arrugado por mis movimientos, me dirigí a la salida. El chico no me llamaría, había dicho que haría las compras, que es cierto de cualquier modo.

Me coloqué un abrigo, cubriendo mis brazos destapados, ya que aquí sigue haciendo frío, y abrí la gran puerta de madera. Un suspiro salió de mi boca, era algo tan sencillo pero a la vez tan difícil para mi, un poco de adrenalina no hacia mal, claro, si a esto le podemos llamar vivir la adrenalina. Cerré la puerta cuando estuve ya afuera, las llaves estaban dentro de mi bolso, al igual que el móvil por si algo pasaba, entre otras cosas más. Ahora lo que tenía que decidir era a donde ir, quería ir a todos lados, quería conocer y recordar lugares, quería hacer todo hoy. Sentía que el mundo me pertenecía.

...

Llegué a un centro comercial cerca de casa, se que esto no es nada, pero estoy comenzando. Ni siquiera me acordaba de como conducir un auto pero intentaría hacerlo e investigar un poco de ello, tal vez pronto -cuando esté lista para ir más allá- iré nuevamente a ver los clásicos de la ciudad y así, ¡Incluso podría ir a otras ciudades! sería un gran paso para mi, pero por ahora, me conformaría con esto.

Visité unas cuantas tiendas gastando el dinero en efectivo que Harry había dejado a la vista, comprando un poco de ropa decente, maquillaje nuevo y utensilios necesarios. Necesitaba recuperar esa cara que tenía a los 19 años que tanto había cambiado. Cuando recorrí la mayor cantidad de tiendas, decidí terminar el recorrido yendo a una cafetería que queda frente al gran centro comercial que acababa de recorrer. Unas cuantas personas se me había acercado promocionando sus trabajos, sin importancia yo guardaba cada folleto en una de las bolsas prometiendo inútilmente echarles un ojo, mucha publicidad después me encontraba dentro de la deliciosa cafetería.

—Un frappuccino— pedí torpe el primer café que se me hacía familiar y que por la imagen, se me apetecía. El hombre tras la caja registradora tecleó en ella, cobró el café y finalmente me extendió una pequeña boleta.

—Puede retirarlo allí— apuntó a unas trabajadoras, asentí sonriente y me acerqué a ellas. Luego de todo el proceso salí de la tienda con el café.

Olía de maravilla y se veía de igual forma, estaba consiente de cuanta azúcar, cafeína y demás productos tenia pero ya al tener este en mi mano fue difícil no tentarme. Antiguamente tomaba bastante café, Harry hizo que lo dejara por cuestiones de salud o distintos motivos que se le ocurrían. Ya no.

Entonces un clic sonó en mi cabeza, había comenzado a caminar sin dirección. Me había dado cuenta de ello a tiempo, o si no me perdía. Volví a la parada de buses por donde despistada había pasado, dispuesta a viajar en uno de estos a casa.

...

Llegué a casa por segunda vez luego de haber salido, había ido a comprar unas cuantas cosas para comer en este tiempo, todo un poco más normal. Eran las seis de la tarde, comencé a guardar la ropa comprada en el armario cuando Harry llamó, tomé el teléfono y volví a mi antigua posición con el artefacto entre mi hombro y mi oreja.

Beast |h.s|Where stories live. Discover now