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Cuando la nieve comenzó a caer en Konoha, Obito podía decir que el invierno comenzaba oficialmente.

El día había sido largo y agotador tras un extenso recorrido al bosque, terminando de colocar las trampas en sitios clave y comprobando la utilidad de estas. A pesar de eso, el trabajo lo había mantenido con la cabeza ocupada como para seguir dándole vueltas a su situación con Kakashi.

No llevaba algo que lo cubriera del frío, y ninguna de las prendas que se había llevado del departamento de Kakashi bastaban para el clima, además de que ya no tenía ropa limpia. Podía simplemente seguir adelante con esas prendas o hacer el sacrificio de pasar por más ropa al departamento, pero no estaba seguro de sí Kakashi estaría ahí y aceptaría brindarle de sus propias pertenencias. Podría pedirle prestado a Madara...

Decidió arriesgarse, doblando en dirección contraria al clan Uchiha y caminando a paso apresurado hacia el departamento de Kakashi, llegando más rápido de lo que esperaba.

Subió las escaleras con lentitud, tratando de calentar su cuerpo con la calidez del lugar y quedándose de pie frente a la puerta, levantando el puño para tocar la superficie de madera pero siendo esto imposible cuando la puerta se abrió revelando a Kakashi mirándolo con una pequeña sonrisa.

— Sabía que vendrías. — murmuró el peligris, tan tranquilo como si dos dias antes no se hubieran peleado por celos.

Obito apartó la mirada, tratando de liberar la tensión de su cuerpo. — Hace frío y no me lleve nada para el invierno. — aclaró la razón de su visita, más que una aclaración para Kakashi fue como si fuera una para él mismo.

— Lo supuse. — le murmuró el Hatake, haciéndose a un lado en la puerta y señalando al interior con la cabeza. — Pasa, estas en tu casa.

Obito dudó unos segundos sobre si hacerlo o no, pero entró dejando de lado la voz de su consciencia. No importaba, solo iba por más ropa.

— Gracias. — musitó en voz baja, procurando mantener cierta distancia con el peligris, caminando directamente hacia la habitación y dejando que el calor del departamento lo envolviera, haciéndolo recordar lo mucho que extrañaba estar ahí día con día.

Ahora solamente tenía el frío de la habitación que Madara le había designado.

Fue rápido, simplemente tomó otra maleta y guardó la mayoría de sus bufandas y guantes, al igual que una gabardina y demás para protegerse del frío.

Kakashi no lo había seguido, y agradecía infinitamente por ello, porque de ser así le rogaría que lo dejara volver al departamento.

Y eso no era lo que debía hacer.
No cuando planeaba dejar de ser tan dependiente de él.

— ¡Obito! — escuchó la voz de Kakashi llamarle desde otra habitación, justo cuando terminaba de hacer la maleta con ropa para más de una semana. Se la colgó al hombro y salió de la habitación que antes solía compartir con Kakashi, dirigiéndose hacia la cocina, de donde había provenido el grito.

— ¿Qué sucede? — preguntó asomando la cabeza, observando al Hatake servir dos platos de arroz.

— Quédate a cenar. — le pidió el peliplata, dejando en el centro de la mesa sashimi para ambos. Frunció el ceño, confundido ante la cordialidad de Kakashi.

No era algo raro, Kakashi siempre era el que cocinaba por las noches, mientras que Obito era más de preparar el almuerzo o el desayuno. Pero ahora estaban separados y se suponía que no debería quedarse a cenar.

Tiempo 🌿 ObikakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora