Veintiocho

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- Y -

No sé dónde estamos, pero este sufrimiento se me hace eterno.

Atraigo su cuerpo contra el mío intentando darle un poco de calor al chico que me ha tenido con el corazón a mil por hora desde que le vi escondido bajo la tormenta. Está frío, temblando y tan oculto en la oscuridad que apenas puedo verle. Esta fea caseta ni siquiera tiene electricidad.

Acaricio su cabello observándolo dormir. Me costó un montón lograr que cerrara los ojos y dejara de llorar. Le miro, llevo mirándolo un buen rato y todavía me pregunto qué estará soñando. No se ve como algo agradable porque arruga el entrecejo, así que llevo mi índice hasta él y lo dejo ahí hasta que vuelve a relajarse.

Un gesto molesto me dice que los auriculares le estorban para dormir a gusto, así que se los quito con cuidado de no despertarlo. Quiero sacarlo de aquí. Tengo que llevarlo conmigo lejos de este pueblucho de mierda donde la señora Park me dijo que estaba, pero no puedo mientras no pare la tormenta. Salir con Jimin así sería un caos.

Debería haber aceptado el ofrecimiento de Jungkook por acompañarme porque de ese modo ahora podría pedirle que me trajera más mantas. Estoy bien sólo. Yo mismo puedo sacar a Jimin de aquí, pero primero debo mantener su cuerpo caliente.

Intento fallidamente separarme de él para ir incursionar el lugar en busca de algo que me sirva para taparlo, pero está tan aferrado a mi brazo que me es imposible moverme. Suelto un suspiro mirando su rostro ya sereno. No puedo alejarme, así que saco un pie de la cama y tiro del abrigo colgando a mi costado para ponérselo encima.

Odio la forma en que me duele el pecho de solo recordar el momento que lo vi allí hundido en el barro con las manos tapando sus orejas. Si cuando le vi así en plena calle de Seúl cuando todavía era Jisong me dolió un infierno, verle ahora me provocó un dolor indescriptible.

No dejo de darle vueltas a todo repasando una y otra vez lo que acabo de vivir. Cada vez que oigo el nombre de Namjoon en mi cabeza, vuelvo a dañarme.

- Se acabo – me repito. Saldremos de esta y de todas las que puedan venir.

Toda mi rabia se desvanece cuando retiro el pelo de su frente y él, entre sueños, me abraza acomodándose en mi pecho. Coge aire y suelta despacio trayéndome cierta paz que necesito. Necesitaba tanto estar con él otra vez. Tocarle, acariciarle, besar sus adorables mejillas y observarle dormir. Demonios me tenía tan preocupado.

- Todo por ti, no tiene que haber respuesta... – canturreo en voz baja – Todo está en tu sonrisa. Aunque estemos separados nuestros corazones están conectados. Siempre contigo, siempre juntos...

Él no lo sabe, pero encontré una canción que me hacía pensarlo y la ponía en repetir hasta que me dormía. Hoy será la primera vez en mucho tiempo que no me hará falta escucharla.

(...)

Son casi las siete de la mañana y tengo el pulso acelerado. Al fin puedo verle el rostro a mi chico precioso por la tenue luz que se cuela por la ventana. El sol sigue escondido tras las nubes, pero está de mi lado porque aun así logra iluminar el pequeño cuarto donde estamos recostados. Sigue siendo tan hermoso como siempre.

Me inclino sobre él y le acaricio con el pulgar el labio inferior. No sé por qué lo he hecho, me ha salido así, pero juro que no me arrepiento cuando veo que abre los ojos.

No sé si quiero reír, llorar, saltar o gritarle lo mucho que lo amo.

Por medio segundo un rayo de terror me parte en dos al imaginar que no deseaba verme aquí, pero en cuanto una sonrisa impaciente nace de su boca y me abraza, sé que quería verme tanto como yo a él.

HATED FAME | YOONMIN Where stories live. Discover now