CAPÍTULO 5 TODOS MIS INSTINTOS

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El día después de la fallida ceremonia comenzó lentamente. Spock se despertó por partes en vez de su habitual despertar instantáneo, lo que lo hizo sentir un poco desorientado.

Jim se había quedado dormido veinte minutos después de que habían dejado de hablar. Spock recordaba claramente la forma en que Jim se había acurrucado contra él, con la mano todavía agarrando su muñeca y su cara metida confiadamente debajo de su barbilla. Había sentido el cálido aliento de Jim acariciar la piel de su cuello y escuchó el leve resoplido que el hombre más joven emitía a cada tercer suspiro. Después de un rato, había llevado a Jim a su habitación, antes de volver a la suya, para luego quedarse dormido rápidamente, sintiéndose agotado y con náuseas.

Se había enredado en su manta, las almohadas estaban esparcidas por todo el suelo y las sábanas se habían envuelto alrededor de sus pies. Frustrado, comenzó a patear hasta que lo desalojó todo y pudo levantarse.

Aunque ahora se sentía mejor, seguía sintiendo una leve incomodidad por la intrusión mental a la que estuvo expuesto ayer. Esperaba que la sensación se disipara pronto.

Spock no se molestó en vestirse, sino que simplemente se puso una bata sobre los pantalones en los que había dormido y bajó las escaleras.

Encontró a su madre en el balcón, mirando hacia el desierto. "¿Madre?"

Ella se giró con una pequeña sonrisa iluminó su rostro. "Ah, estás despierto. Nos estábamos preocupando un poco y tuve que decirle a Jim que saliera un rato, antes de que él o yo pudiéramos volvernos locos. Estuvo paseando por tu habitación por una hora, maldiciendo sin parar y..."

"¿Jim no está aquí?" Spock interrumpió, parpadeando lentamente.

"No, le dije que visitara a su amigo en la Segunda Casa. ¿Cuál era su nombre otra vez...? Leonard, creo".

Spock sintió que un gruñido crecía en su pecho, pero lo reprimió antes de que pudiera expresarse. "Entiendo".

La madre lo observaba preocupado con en un destello calculador. "Jim, me preguntó qué pasó en la ceremonia de ayer. Le dije que le dirías cuando estuvieras listo. ¿Sabes lo difícil que es decir 'no' a esos ojos azules?"

Spock lo sabía. "¿Cuándo va a estar de vuelta?"

"No estoy seguro, cariño. Se fue hace dos horas".

Sólo entonces Spock se percató de que no podía recordar la hora del día. "¿Qué tan tarde es?"

"Son las tres y media, cariño", respondió su madre en voz baja. "Se está poniendo peor, ¿no?"

Spock sintió que las puntas de sus orejas se calentaban. Inclinó la cabeza en silencio.

"Le dirás a Jim lo que pasó, ¿verdad, Spock?"

"Por supuesto, madre", Spock se apartó de su penetrante mirada. "Regresaré a mi cuarto a meditar".

"Spock, deberías comer. Por favor, me estás preocupando".

Él no podía comer, no con Jim fuera de la casa. No cuando Jim estaba con ese otro hombre. Spock parpadeó, sorprendido por el repentino ataque de posesividad que había surgido de su interior. Si no hubiera sido Vulcano, se habría quejado en ese momento.

Jim no era suyo y nunca lo sería.

"¿Spock? Cariño, ¿qué pasa?"

Solo después de que su Madre le había hablado, notó el gruñido que salía de su garganta. Suprimiendo instantáneamente el sonido, dio un paso atrás, con los puños apretados a los costados. ¿Era así como Jim se había sentido los últimos días?

En Tus Ojos (Spirk) // (Spock x Kirk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora