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NO ESTA MUERTO!!!—no estoy segura pero esas palabras sonaron como un eco en mi cabeza. Ha de ser por la medicación, seguro me está jugando una nuevamente.

—Creo que esta confundida señorita Martinelli. La víctima no es el joven Petrov…

—¿NO?

—No, fue el señor Jorge Diaz. Quien fungía como uno de los seguridad del instituto.

—Yo. Yo…

—Siento si en algún momento di a entender que se trataba de alguien mas, como no habíamos tenido la oportunidad de hablar del tema, no imaginé que pensara que nuestra víctima fuese su compañero—escuchar que se trataba de esa persona me ha dejado sin palabras. Su muerte me causa una tristeza que no puedo expresar con palabras, es difícil saber que no volveremos a ver una persona tan querida. Es que de cierto modo todos en el instituto lo consideramos como si fuera nuestro abuelo. Era un hombre en sus sesenta y tantos que vivía solo ya que su esposa falleció hace unos años de cáncer de mama. El no tenía a nadie más que a nosotros y sus hijos que llamaban para navidad o para su cumpleaños.
No fue quien yo pensaba la persona que ha muerto pero eso no le quita valor ya que el señor Jorge era casi un abuelo para mi. Le doy gracias a Dios que Petrov se encuentre bien aunque mi corazón se hecho un nudo. Lo bueno de que este vivo el estúpido de mi compañero este así lo puedo matar yo misma por hacerme pasar tanta angustia. Pero algo no cuadra aquí, el señor Jorge era la divinidad pura. Nunca se metía con nadie al contrario. Nos motivaba a tener buenos hábitos, costumbres y deseos con los demás. Ese hombre era más santo que el obispo.

—No entiendo nada, me siento confundida.

—¿Usted los últimos días vio o escuchó algo extraño referente al señor Jorge Diaz?

—No. El era un santo, le prometo que no era una persona de problema. ¿Qué le han hecho?

—Les pido porfavor mantengan la calma, al finalizar las investigaciones daremos una rueda de prensa para informar a la ciudadanía.
—Esta bien cariño vamos a dejar que puedan culminar con el caso para que sea apresado el culpable y el señor Jorge pueda descansar en paz —dice mi madre con cara de preocupación.

—Si madre pero tengo que saber que le paso al señor Jorge y hacer lo que este en mis manos para que encuentren al culpable. Las lágrimas llenaron mis ojos casi no podía ver en un principio. Mi madre me agarró una mano para que sienta que no estoy sola. Con la mano libre me limpió la cara y respiro profundo para calmar mi pulso.
—¿Algo que pueda decirme, fuera de lo normal que pasara ese día o en esa semana? puede que necesite algo de tiempo.
—Bueno lo único que paso es que minutos antes de que pasara todo he recibido un mensaje extraño.


—¿como de extrañó? ¿me lo puede mostrar porfavor?

—Si señor. Mire aquí esta mi teléfono—el se queda un poco pensativo pero luego toma su teléfono y le hace foto con su móvil al mensaje.
—Abriremos una investigación. Asignare este dato a un agente y el se contratará con la compañía telefónica. En cuanto tengamos algo le haré saber.

—Gracias oficial. No tenía conciencia de ese texto pero confió en que usted encontrara pronto al responsable de enviarlo, como al criminal que le ha quitado la vida a nuestro amigo—dice mi madre.
—Es todo por ahora. Si luego recuerda algo esta es mi tarjeta. Porfavor llámame, por más mínimo que sea el detalle puede darnos algún indicio o pista que nos lleve con el asesino—me indica el oficial al tiempo que me extiende su tarjeta.

—Si. Señor.

—Pasen buen resto del día. —salimos de la oficina en la que estábamos y en todo el trayecto hasta el estacionamiento fui buscando al estúpido ese sin éxito. Fuimos directamente a la casa y al llegar me recosté en el sofá. Mi madre me trajo un poco de agua para que me tome una pastilla para el dolor de cabeza.

La chica en mi menteWhere stories live. Discover now