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  La mañana llegó tan rápido que no recuerdo cuando me acosté. Me disponia a cambiarme como de costumbre pero ese día hizo un poco de  frío, así que decidí en contra de mi voluntad ponerme lo que mi madre me tenía dispuesto en la cama. Ella se despertó más temprano que nunca porque para estar lista, se que en hacer el desayuno y buscar mi ropa se le fue un buen rato. Encima del mini sofá de mi habitación había un pantalón negro,  un suéter con mangas que me quedaba a la medida y unos tenis bajitos. Me vestí y me hice mi tradicional coleta.

Almorzamos juntas y mi madre no perdió el más mínimo momento para hablarme sobre tips de belleza. Ahh claro no escatimó un segundo para hablar de mi compañero el Ruso, hablo tanto y tan bien, que llegue a pensar que su hijo era el y no yo.

Salimos más temprano hoy de casa dado que pasamos por el hospital central a que me hicieran las analíticas. Valga decir que son unos criminales, esas brujas que llaman enfermeras. En primer lugar me pincharon tres veces porque según ellas se rompia la vía y en segundo porque me sacaron tres tubos si escucharon bien tres. A mi me dio la impresión que me habían desangrado. Entre eso y el recuerdo del la fragante loción de mi compañero casi me desmayo. Gracias a Dios y a mi madre que comí algo antes de salir de casa. El día pasó sin que me diera cuenta a la mañana siguiente encontré en el tocador una moda de ropa parecida a la que tenía ayer, al parecer mi madre se dará la nueva tarea de seleccionar mi vestuario.
Tome un bazo de zumo de naranja con un sándwich de mis favoritos y mi madre se ofreció a llevarme. Apesar de como se a comportado se que esta preocupada desde mi desmayó.

Llegamos al instituto con unos minutos a mi favor. Me despedí de ella y entre a mi nuevo infierno.

— BUENOS DÍAS DULCE —me decían algunos en el pasillo.

No puedo creer que la vida me trate de esta manera yo que siempre he tratado de pasar desapercibida.

Entro al baño de chicas antes de ir al salón porque las  manos me tiemblan y no es para menos, tengo una contradicción con mis emociones. Me siento entusiasmada y preocupada a la vez. Lo primero es por la exposición la cual domino perfectamente podría decirse que más que el mismo Google y venga que eso es mucho decir, después esta el hecho de que estaré cerca el otra vez.  No sé que me está pasando pero desde que me besó me siento extraña cuando por algún momento viene a mi mente ese recuerdo, seguro es la regla que me está por llegar. Siempre se me disparan las hormonas durante este proceso fisiológico.

Me miró en el espejo y sonrió cuando revivo el momento en que me estrechó en sus brazos. Una de las chicas da un portazo que me devuelve a la realidad. No sé lo que le habrán hecho pero esta hecha una furia. Me mira y la reconozco es Kimberly mi compañera de clases.

—No sé que has hecho bicho raro pero más te vale que te alejes de mi chico o te arrepentirás. —quedé sin palabras porque no tengo la menor idea de que me esta hablando.

Esta chica es la personificación de una Barbie humana. Es una rubia con su figura esbelta y todo. Pero por más que se vista de seda con extenciones se queda ya que ese pelo es más falso que mi colgante de diamantes.

Me tiro un último vistazo y salgo al salón donde nuestro encuentro es inevitable.

La chica en mi menteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora