Capítulo 32

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— Les voy a matar a todos,— y no es una forma de hablar

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— Les voy a matar a todos,— y no es una forma de hablar.

— Esos hijos de puta la tienen...— murmura Clive.

— Pero no por mucho tiempo,— digo decidido.— Encontraré a Zoe aunque sea lo último que haga.

— No te precipites. Tenemos que actuar con la cabeza fría.

— No lo entiendes, Clive. Sin Zoe, no me queda nada,— me pongo en pie y le miro.— Así que ya no tengo nada que perder. No tengo miedo. Si me matan, que lo hagan, pero no dejaré que los Incas le hagan daño a ella.

Clive se acerca a mí y pone sus manos en mis hombros.

— Nadie tiene por qué morir, Kurt. No dejaremos que eso pase, pero tenemos que pensar un plan con el resto de los Clouds Temple.

— ¿Los Clouds Temple?— río con cinismo.— Si todo esto ha pasado, ha sido por ese Club.

— Kurt... No digas cosas de las que te puedes arrepentir,— me advierte Clive.

— ¿Es que no lo ves, Clive?— estiró mis brazos a ambos lados y me alejo de él.— Zoe tenía razón. Nada bueno trae ese maldito Club. Si no hubiese existido, yo no hubiese ido a la cárcel, no hubiese perdido seis años de mi vida, Zoe y yo quizás estuviésemos casados y viviendo en una casita de dos plantas con nuestros hijos,— me duele pensar en todo lo que he perdido.— Y tú, Clive,— frunce sus labios.— Tú acabaste el instituto. Tus padres son buenas personas, querían que fueses a la universidad y que no entrases en este mundo lleno de odio y de dolor. Y mi padre...,— trago el nudo de mi garganta.— Si mi padre no hubiese pertenecido a este Club, quizás él seguiría vivo y mi madre no estaría con el policía culpable de la muerte de Burrows. Y Burrows...,— retengo mis lágrimas de rabia.— Burrows seguiría con Susan y Emily no tendría que trabajar en una cafetería de mierda para cuidar a su madre,— Clive no dice nada, se limita a mirarme.— Sabes que tengo razón, Clive. Te quiero y sabes que eres como mi hermano, pero nuestras vidas son una mierda, y en ellas hay un denominador común.

Me dejo caer abatido sobre el sofá. Clive se sienta a mi lado y deja caer su cabeza hacia atrás.

— Ésta no es ni la primera ni será la última vez que un miembro dude del Club,— me dice con voz calmada.

— No son dudas. Es decepción absoluta.

— El Club no te ha traicionado, Kurt,— bufo.— Es cierto y lo sabes. Sí, es una mierda que pertenecer a él nos traiga tanto sufrimiento, pero cuando todo parece estar acabado, los Clouds Temple siempre estarán ahí para sacarte a flote.

— Zoe era parte de nosotros y nadie ha estado para ella...

— ¿Quién ha dicho eso?— le miro arrugando el cejo.— Sabes las normas: la familia de un Clouds Temple, es parte de los Clouds Temple.

— Nadie la considera de la familia.

— ¿Tú la consideras parte de tu familia?— asiento sin pensarlo.— Pues no hay más que hablar. Sabes cuánto quiero a Zoe y no la dejaré tirada.

Clive se pone en pie y me tiende la mano.

— Un Clouds Temple nunca deja tirado a un miembro cuando lo necesita.

•••

Clive ha convocado a todos los chicos en el Club. Son las tres de la madrugada, pero ninguno de ellos ha faltado. Ninguno, excepto Roy...

— Kurt, ¿cómo estás?— me pregunta Jackson palmeando mi espalda.

— Deseando dar caza a esos cerdos,— Jackson asiente en señal de apoyo y yo se lo agradezco.

Como Roy no está, Clive se pone en su puesto presidiendo la mesa. Clive sería un gran jefe para el Club.

— Atención, chicos. La situación es muy grave,— comienza a hablar Clive.— Los Incas tienen a uno de los nuestros. Creo que todos sabemos lo que toca ahora.

— ¿No deberíamos esperar a Roy?— pregunta el novato y la mirada que le lanzo hace que agache la cabeza asustado.

— Roy no está, pero no podemos perder el tiempo. Cada minuto que pasa es crucial para encontrar a Zoe,— dice Clive y yo aprieto mis labios por no poder evitar pensar en lo que le pueden estar haciendo a mi chica en estos momentos.

— Perdonad que llegue tan tarde,— dice Jason sorprendiéndome.

Me levanto y le doy un fuerte abrazo.

— Gracias,— le digo sincero.

— Un Clouds Temple nunca deja tirado a un miembro cuando lo necesita,— murmura Jason y yo sonrío agradecido al recordar las palabras de Clive.

Son mi familia. Siempre han estado y siempre estarán, a pesar de todo lo malo que me puedan traer, yo soy parte de ellos y pase lo que pase me apoyarán. Los Clouds Temple no abandonan a nadie por el camino.

— Bueno,— Jason da una palmada y se frota las manos,— ¿cuál es el plan?

ZOE

Muchas han sido las veces en las que Kurt ha tenido que decidir entre el Club y yo, pero para mí ésta ha sido la definitiva. Ni siquiera mi labio roto y mi cara amoratada por los golpes de ese malnacido han sido suficientes para quedarse a mi lado. Siempre me echa en cara que yo no le amo tanto como él me ama a mí. Siempre quedo de mala. Pero, si tanto me ama, ¿por qué nunca está? Yo le quiero, sí, ¿eso quiere decir que tengo que quedarme callada, sumisa, y esperarle en casa cada día de mi jodida vida? No. Ya no, Kurt.

En el momento en el que salió por la puerta con Roy, algo me hizo abrir los ojos. Estoy harta de Kurt, de mi padre, de Roy, de Aaron... Lo único que me importa ahora es mi hija. Casi dos años llevo sin poder estar junto a ella y, desde que el detective al que contraté para que recabar pruebas contra el padre de mi hija me dijo que Aaron no cuidaba a mi niña como es debido, no he podido volver a dormir pensando en si estará bien.

Metí algunas de mis cosas en una mochila y me fui directa a la estación de autobuses de Payson. Ni siquiera he avisado a mi padre de que me iba. Tampoco creo que le importe mucho lo que haga.

He intentado por todos los medios recuperar a mi hija por la vía legal y ya me he cansado. Sentada en el autobús, palpo la mochila que llevo sobre mis piernas y localizo el arma que llevo escondida en ella.

Voy a por ti, Aaron.

CLOUDS TEMPLE: Pacto de moteros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora