Capítulo 11

3.3K 222 9
                                    

— Mamá, no estoy de humor.

— ¿Tan difícil es aconsejar a tu madre sobre su ropa?

— Ése te queda bien.

— ¡Si ni me has mirado!

— ¿Qué más te da mi opinión? Luego harás lo que te dé la gana, como hacéis todas...— murmuro.

— ¿Has discutido con Zoe?— pregunta sentándose junto a mí en el sofá mientras yo cambio de canal sin ver nada en concreto.

— No quiero hablar de ello.

— Te hará bien hacerlo.

— Lo dudo.

No tengo humor para soportar los sermones de mi madre. Como ve que no tengo intención de hablar, se marcha a su habitación para terminar de prepararse para su cita.

El timbre suena y me levanto para abrir.

— ¿Qué haces tú aquí?— pregunto frunciendo el ceño al ver al policía que nos hizo pasar la noche en el calabozo el otro día.

— Yo también me alegro de verte, Kurt— sonríe de una forma que no me gusta.— ¿Puedo pasar?

— No. Fuera de aquí ahora mismo— digo cortante.— No eres bien venido en esta casa— él ríe.

— ¿Estás seguro?

— ¡Julian! No te esperaba tan pronto— exclama mi madre bajando por las escaleras.

Pasa por mi lado y pasa sus brazos por detrás del cuello del policía y le besa.

No puede ser...

— Kurt, cariño, éste es Julian, mi novio— sí, puede ser.

— Ya nos conocíamos— dice divertido el poli pero a mí no me hace ninguna gracia.

— ¿Ah, sí?— pregunta mi madre sorprendida.

— Desgraciadamente, sí— murmuro.

— ¿Nos vamos?

— Un momento. Voy a por el bolso.

— Aléjate de mi madre— digo cuando ella se ha marchado lo suficientemente lejos como para oírnos.

— Eso lo tendrá que decidir ella, ¿no crees?— dice sin borrar su estúpida sonrisa de su cara.

— Escúchame bien porque sólo te lo voy a decir una vez,— me acerco a él hasta quedar a centímetros de su cara,— sé que tramas algo, por lo que o te alejas de ella o acabaré contigo— suelta una carcajada y yo aprieto mi puño de pura rabia.

— Acabas de salir de la cárcel, Kurt. No creo que estés en posición de amenazar al Sheriff del condado— se cruza de brazos.

— Méteme en la cárcel si quieres, no me importa,— digo encogiéndome de hombros.

— ¿Crees que encerrado podrías evitar que me alejara de ella?— alzo una ceja y yo aprieto mis labios sabiendo que ha ganado la discusión.

— Ya estoy— aparece sonriente mi madre en escena.— Te he dejado la cena en el horno,— besa mi mejilla y se marcha junto a ese malnacido.

Antes de cerrar la puerta, el poli me guiña un ojo burlándose de mí.

Lo que me faltaba.

•••

— Amigo, creo que deberías de dejar de beber— Clive palmea mi espalda.

— No he pedido consejo— digo dando otro trago a mi copa.

— No necesitas pedirlo para que te lo dé— miro su cara aún con rastros que la otra noche le propinaron.

— ¿Rudy no te ha preguntado por tus golpes?— le pregunto por su hijo.

— Se ha quedado estos días con mi madre. No quiero que me vea así— su gesto se entristece.— A veces me pregunto si soy un buen padre.

— Lo eres, Clive— le digo serio.— No dudes nunca de ello.

— Hay días en que no lo tengo tan claro...

Clive está mal. Cuando Zoe y yo hablamos, ella hizo un comentario sobre que no había olvidado a su mujer. Le entiendo perfectamente. Si algo le ocurriese a Zoe, mi mundo acabaría por completo.

— Kurt, ¿podemos hablar?— me llama Roy desde su despacho y yo me levanto de mi silla con esfuerzo.

— ¿Ocurre algo?— le digo al entrar.

— Cierra la puerta, por favor— lo hago y me siento frente a él.

— Tú dirás.

— Kurt,— apoya sus codos en el escritorio,— últimamente te noto distraído. Sé que tienes demasiadas cosas en la cabeza pero no nos podemos permitir que no estés implicado al cien por cien con el Club.

— Lo estoy— le digo ofendido.

— Eso no es lo que demuestras— me está sacando de quicio.

— ¿Quieres decir que no cumplo con mis responsabilidades? Que cuando alguien me necesita, ¿no acudo al momento? Te recuerdo que fui yo quien sacó a Clive de esa cabaña— alzo la voz sin poderlo evitar.

Me pueden acusar de muchas cosas, pero no de que no cumplo con el Club. Eso no lo consiento.

— Sí, lo has hecho, hasta ahora. Quién sabe si algún día tenemos que cumplir con algún encargo, tú tienes la cabeza en otra parte y todo se va a la mierda por tu culpa— me recrimina algo que ni siquiera ha ocurrido.

— ¿Puedes ser más directo?— le digo con rabia.— Estoy seguro de que quieres decirme algo pero estás dando rodeos para evitarlo.

— De acuerdo, te seré franco,— me mira fijamente a los ojos.— No quiero que vuelvas a tener relación con Zoe Harrison.

— ¿Cómo dices?— grito enfurecido.— ¡Tú no eres nadie para decidir entre ella y yo!

— A mí no me hables en ese tono,— alza su barbilla.— Soy tu presidente y por ello me debes un mínimo de respeto. El Club implica una entrega al completo. Tú vida personal nos afecta a todos.

— ¿A todos o a ti?— alzo una ceja incrédulo.— Porque, que yo sepa, ningún otro miembro me ha recriminado nada.

— No lo dicen pero lo piensan.

— Mentira.

— Piensa lo que quieras, yo sólo me ceñiré a las pruebas que hay, que no son pocas— se acomoda hacia atrás en su silla.— Zoe está con los Busters, es un hecho. Los Busters trabajan con los Incas que, por si no lo recuerdas, fueron los culpables de que acabases en la trena. Y, aún con todo, ¿sigues confiando en ella?

— Que confíe o no en ella es mi problema— siseo.

— No cuando afecta a todo el Club.

— ¡Y dale con lo mismo!— pierdo los nervios.— ¿He hecho algo mal? No hay nada que me puedas echar en cara, ni tú ni nadie de este Club. Si alguna vez lo hago, estarás en todo tu derecho de decírmelo pero ahora no— me levanto pero antes de abrir la puerta me giro para encararle.— Puede que con los demás puedas darte esos aires de líder supremo pero conmigo no, Roy. Te respeto, eres el presidente, pero siempre que se trate de Zoe no me lo pensaré dos veces antes de actuar.

CLOUDS TEMPLE: Pacto de moteros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora