Capítulo 12

3K 197 2
                                    

Zoe y yo nos conocemos desde siempre. No recuerdo cuál fue el momento exacto en el que me enamoré de ella. Al principio sólo éramos niños que jugaban y no se preocupaban de nada más. Cuando empezamos el instituto, tuvimos un pequeño distanciamiento. Clive y yo nos juntábamos a gente que no eran buena influencia para nosotros pero era de esperar, era lo que veíamos día a día en nuestras casas por lo que era difícil que algo nos asustase más de la cuenta. En cambio Zoe vivió su adolescencia junto a personas normal, con futuro, personas que no aspiraban a quedarse en Payson el resto de sus vidas. En el segundo año, Zoe era una de las primeras de la clase mientras que yo acabé en su clase por repetir curso. Ella cada vez era más guapa y el problema fue que no era el único en darse cuenta de ello. Los chicos se empezaron a fijar en ella y nosotros habíamos perdido el contacto. Lo único que nos unía era Clive. Él siempre ha sido el bueno de la película. Ésa es una de las razones de que me joda tanto lo mal que le está tratando la vida. No me gustaba verla con otros e iba amenazando a cualquiera que se le acercase. Dejé el instituto sin terminarlo y me concentré en el Club. Clive terminó para hacer feliz a su madre, pero en un futuro se vería que daría igual porque acabó en el mismo sitio que yo. Terminé llevándome a la chica guapa y lista de la clase. Ella me animaba a que terminase mis estudios pero yo siempre lo vi una estupidez. Nunca la impedí que siguiese formándose; siempre he estado orgulloso de que ella sea la lista de la familia.

En Clouds Temple todos tenemos una historia. Podría decir que las de unos son buenas y las de otros no, pero mentiría. Las de todos nosotros son una mierda, a cada cual más deprimente.

Zoe ha soportado mucho, maldita sea, y todo por mi culpa. Me revienta el hecho de pensar que ha estado con el idiota de Adkins pero una cosa no quita a la otra. Por ahora no puedo perdonarla, pero eso no quiere decir que me dé igual lo que la suceda. Sé que pase lo que pase siempre estaré para ella.

Caliento comida precocinada para cenar. Yo soy un negado en los fogones y no sé dónde se habrá metido mi madre; espero que esté en cualquier sitio menos al lado de esa mierda que se hace llamar Sheriff del Condado. Me siento a cenar en el sofá mientras veo un combate de boxeo.

Aún no he terminado cuando suena mi teléfono. La pantalla me muestra un número desconocido.

— Kurt Davis— contesto.

— Kurt, soy Clive— responde mi amigo muy agitado.

— ¿Ha ocurrido algo?— preguntó preocupado por lo que pueda haberle pasado a algún miembro del Club o a él mismo.

— Estoy en el hospital con Rudy,— me incorporo en el momento,— llevo dos horas aquí.

— ¿¡Qué!? ¿Por qué? ¿Él está bien?— dejo la comida en la mesita y me levanto.

— Llevamos dos horas aquí,— escuchó un suspiro.— Le están operando de urgencia.

— Mierda...— murmuró por la rabia.— ¿Estás tú solo?

— No, también están mis padres.

— Voy para allá.

Me pongo mi chaqueta y subo a mi moto ora conducir a toda hacia el hospital de Payson. En estos momentos no puedo pensar en nada más que en lo mal que lo debe de estar pasando Clive y en su pequeño.

Por fin llego y aparco en el primer sitio libre que encuentro. Pregunto en recepción y me dicen que los familiares del chico seguramente estén en la sala de espera de la sexta planta. Subo por las escaleras porque no me veo con la suficiente paciencia como para esperar al ascensor. Cuando llegó a la planta que me ha indicado la recepcionista, me encuentro a Clive caminando de un lado para otro, con sus brazos cruzados y su mirada repasando cada baldosa que pisa.

— Clive— el nombrado se detiene en seco y me mira.

No me lo pienso dos veces y corro hacia el que casi es un hermano para mí. Él me recibe y me abraza con fuerza.

— Joder, Kurt...— un sollozo se escapa de su boca y yo le aprieto con más fuerza.

— Tranquilo, todo irá bien.

Cuando está más calmado, ambos nos sentamos junto a sus padres.

— ¿Qué noticias hay?

— La operación ha ido bien— murmura Clive con la mirada perdida.— No he escuchado nada más de lo que me ha dicho la doctora; no necesitaba saber más.

— Lo entiendo. ¿Habéis podido verle?— niega con la cabeza.

— Nos han dicho que esperásemos un rato hasta que estuviese todo listo en su habitación— me explica la madre de Clive.— Ha sido el corazón— abro mis ojos sorprendido.

Unos enfermeros nos avisan de que podemos entrar de dos en dos a ver a Rudy. Como era de esperar, Clive entra el primero y sus padres me dicen que vaya con él.

Ver a un niño tan pequeño conectado a esa máquinas puede conmigo pero debo ser fuerte por mi amigo. Clive se pone de rodillas junto a la cama y acaricia la cabeza de Rudy, quien permanece dormido.

No sé el tiempo que permanezco de pie en silencio mirando esa escena.

— Está tan tranquilo ahora,— murmura con su voz quebrada y sus ojos llenos de lágrimas.— Mi chico tiene el corazón  tan grande que no le cabe en el pecho— besa su frente con cuidado. Te pondrás bien. No dejaré que nunca nada malo té pase.

No creo que sea bueno hacer ese tipo de promesas pero sé que mi amigo necesita infundirse a sí mismo confianza.

•••

— Necesito hablar con usted,— le dice la doctora a Clive,— en privado.

— No será necesario. Podemos hablar aquí.

— De acuerdo. Usted no tiene seguro médico y...

— Hágame una factura y yo la abonaré gustosamente— pocas veces he visto a Clive tan serio.

— Rudy está fuera de peligro,— continúa la doctora,— pero necesitará tomar una medicación de por vida.

— No hay problema.

— Mañana me pasaré a hablar con usted— dice y se retira.

La doctora entiende que el padre de la criatura no está muy por la labor de escuchar a nadie en estos momentos.

— ¿Te quedarás toda la noche con él?— pregunto.

— Por supuesto.

— ¿Necesitas que pase por tu casa? Puedo volver y...

— Kurt,— me corta,— ya está, déjalo. No necesito nada.

— Clive, no puedes cerrarte en banda como hiciste cuando murió la madre de Rudy.

— Estaremos bien— murmura mirando hacia la puerta de la habitación de su hijo y yo desisto.

— Está bien, pero si necesitas algo avísame y vendré corriendo— me mira y asiente.

El camino de vuelta a casa se me hace largo pensando en lo sucedido. Si algo le ocurre a ese chaval, dudo mucho que Clive lo pueda llegar a superar algún día.

CLOUDS TEMPLE: Pacto de moteros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora