Carreteras Mojadas

960 127 75
                                    

Salimos de Idaho para Wyoming, nuestra primera parada, ya que había una lluvia muy intensa y llegamos muy hambrientos al Hotel Inn Express, devoramos nuestra cena, ninguno hablaba, estábamos exhaustos de todo el recorrido.

—Con todo lo que hemos estado pasando, se me pasó decirle a Dylan que cuando quiera venir a Miami, tiene donde quedarse.

—Tranquilo, yo se lo dije a Maggi que ahí tenía su casa, están buscando un bebé.

Niels alzó la ceja y comentó:

—Ah, ¿sí?

—Sí, a Maggi la veo muy ilusionada, tiene el instinto maternal que le sale por los poros.

—Bien por ellos. No me imagino a Dylan con un crío.

Sonreímos los dos, porque la verdad que se hacía raro.

—Niels, no te parece raro que Liz no haya comentado nada de su romance con Mike.

—Quizás, no le dio tiempo a explicarlo, ellos tenían un rollo, pero nada formal... Igual por eso no lo llama romance, yo qué sé...

Mike me explicó cómo empezó todo con ella, él al terminar la carrera se regresó a Bonneville y se quedó un tiempo con ellos, mientras buscaba un apartamento.

Según me contó que ella le tiraba indirectas y él no perdió la oportunidad.

—Y cuando él se enteró de que se acostó contigo, ¿no se enfadó?

—No, es que, Jess, ellos cuando empezaron no era nada formal, era como una relación libre, quizás a ti te cueste asimilar eso, pero los que...

Se calló porque se incluía...

—Puedes seguir, Niels, no te voy a juzgar.

—Los que hemos tenido ese tipo de relación o juego, es ir a tu libre albedrío, sin ataduras.

—¿Crees que lo nuestro es una atadura? —Lo miré a los ojos para saber su respuesta mientras observaba sus gestos.

—¡No! Lo nuestro es perfecto, además cuando empezamos a salir la verdad que no pensé que duraríamos mucho tiempo, pero siempre quería más de ti... Y cuando conocí tu familia, veía que realmente erais felices, antes no lo sabía, pero ahora lo tengo claro y quiero ese tipo de vida, el día de mañana quiero tener mi hogar contigo y que con suerte podamos formar una familia preciosa.

Me encantó su respuesta, Niels había madurado tanto en todo este tiempo que no quedaba rastro del joven prepotente y presumido que era. Y cuando me hablaba así me quedaba anonadada mirándolo porque me sentía feliz y una sonrisa tonta se ponía en mi rostro.

Él me miró, lentamente me empezó acariciar el rostro y me susurró:

—Nos vamos a nuestra habitación que estoy deseando quitarte esa camiseta.

Me acerqué a él y le susurré:

—Y yo deseando que me la quites.

Me dedicó una mirada profunda y nos levantamos, la verdad que en todo este tiempo juntos nuestros cuerpos eran como imanes, nos deseábamos todo el tiempo.

Entramos en la habitación, era bastante bonita, amplia y con una tremenda cama matrimonial que nos perderíamos.

Me quedé en mi mundo mirando la habitación entera y sentí a Niels que me empezó besar el cuello...

—¿Nos duchamos juntos? —Propuse.

No terminé ni de hablar y estaba ya quitándose la ropa...

—Eres rápido cuando te conviene —solté riéndome.

Dos Polos Opuestos.Where stories live. Discover now