❝ Los héroes no son siempre los que ganan, a veces son los que pierden. Pero siguen luchando, y siguen aguantando. No se rinden. Eso es lo que los convierte en héroes.❞
BOOK 2, SAGA: HEROES IN THE DARKES TIMES.
portada hecha por @faithlion 🖤
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Astrid acomodó su uniforme mientras caminaba hacia adentro del helicóptero que los llevaría hacia Nueva York. Dónde les darían indicaciones sobre en dónde se hallaría el director Fury. Aquél objeto que debían sacar de raíces para que Hydra cumpliera su objetivo claro.
El soldado estaba situándose sobre el lado del piloto, Astrid suspiró aburrida, sentándose y se acomodó el cabello hacia atrás, antes de poder colocar una de sus armas en el cinturón que se encontraba sobre su pierna.
─Éste es el archivo ─dijo el soldado, dándole una carpeta que parecía llena de información. Astrid la tomó entre sus manos sin mucho interés─, aprende lo que sea necesario y no falles en la misión. No me gustan los errores.
─Cómo usted diga, soldado.
A pesar de que el sarcasmo era algo que desconocía, había veces que lo manejaba mejor que ninguno.
Al abrir el archivo, la fotografía de un hombre de tez negra y un parche en su ojo la hizo fruncir el ceño, le había llegado un extraño sentimiento que apartó lo más rápido posible al ver la manera en que el soldado la miraba. Volvió a poner su expresión de aburrida más habitual esos días, y se enfocó en la información. No había mucho que le pareciera de importancia más que él contaba con el apoyo de un grupo llamado Vengadores.
─¿Por qué lo quieren muerto? ─le preguntó Astrid. El soldado no parecía tener interés alguno en decir algo, pero sabía que no iba a dejar de preguntarle y decidió responder.
─No nos importan las razones, somos soldados, cumplimos misiones. Nada más. Ahora, cállate.
Ella rodó sus ojos, era la persona más apática y aburrida que había conocido. Hasta prefería oír a Alexander hablar sin parar, observó entonces, una fotografía que llamó su atención, de un hombre de cabello rubio y ojos azules, a su cabeza llegó una punzada dolorosa que la hizo cerrar los ojos y apretar sus labios con fuerza, evitando dejar escapar un quejido.
El viaje sería largo, así que, decidió tomar la botella que le habían dicho que debía beber para mantener su energía lo más alto posible. No entendía por qué debía beberlo, pero lo hacía sin más. Su contenido no tenía sabor, pero tenía un llamativo color rojo.
Astrid pegó sus ojos al océano, y sin siquiera pensarlo dos veces, terminó durmiéndose.
Una extraña sensación recorrió su piel, volteó a sus costados, hallándose con un enorme caos, se oían gritos por todos lados, disparos y explosiones. No supo cómo sentirse al respecto.
