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El espejo en la pared me muestra el bulto que emerge de entre mis caderas, apenas he despertado y la sensación de ese bulto ahi me abruma, siento a la criatura y es como un sueño que esté ahí, luego de que mi madre me lo quitara hace tanto tiempo nunca creí cargar nada ahi, mucho menos del hombre por el que moriría en esta y en mil vidas mas, pero ahi estaba, siendo un bulto un tanto más grande a cuando me lo quitaron y quizás no llegando en el mejor momento. La verdad no era un buen momento para que llegara.
Dejó caer la camiseta cuando la puerta de mi habitación se abre de golpe, me pongo los brazos sobre el vientre mientras Klaus y Elijah se me quedan mirando con cara de incógnita.
—No te fuiste —musita Elijah.
—No, tuve una visita que me dejó dormida —suspiro, tomo la chaqueta que está en la orilla de la cama y me la pongo a la altura del pecho —Pero ya estaba por hacerlo.
—¿Viste a Marcel? —pregunta Klaus, yo alzo ambas cejas —Claro que no.
—¿Como supo Marcel de este lugar? —me pongo nerviosa cuando Elijah se queda quieto como escuchando, empiezo a mover el pie en un intento de hacer un sonido desviador —Y más importante, ¿por qué preguntan eso?
—Porque estuvo aquí y adivina que —Klaus se me acerca demasiado y doy un paso atrás por su cara —Hayley no esta y Kaio tampoco, si metimos a ese maldito aquí y le hace algo a mi hijo, lo matare con mis propias manos.
—Kaio no pudo ser, ha tenido la oportunidad y no ha hecho nunca nada.
(...)
El cuello quebrándose entre mis manos me hace sentir poderosa, todos los vampiros se callan cuando aparecemos.
—¿Dónde está? —le pregunto a Marcel que está en el segundo piso en uno de los pasillo que dan al patio —¿Donde está Kaio Ariza?
—Lamentamos interrumpir, nos iremos cuando nos entregues a ambos —Elijah mueve las manos con delicadeza —Danos a la chica y al chico.
—¿Por qué son tan importantes? —pregunta Marcel mientras se apoya hacia delante.
—Son amigos, antiguos amigos y ya sabes como soy de bueno con mis amigos —le dice Klaus.
Yo gruño —Simplemente hazlo, Marcellus.
El se rie —Lo haría, si estuvieran aquí —el se acomoda en la baranda —Si, pase a la casa donde fui esclavo y me encuentro que los Mikaelson han decidido hacer suyo ese lugar y decidí pasar a visitar. Hayley fue amable, solo la salude y al tal Kaio, que ya sé que es y luego me fui.
—No te creo nada —estoy por intentar subir hasta el balcón hasta que recuerdo cierto asunto que me impide hacerlo.
—Si no me crees, da un visto, si quieres te ayudo a hacerlo —me acomodó la chaqueta mientras observo a mi hijo adoptivo —Pero les hago una pregunta, si no estan aqui, ¿donde estan?
