VII

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El tercer día los vigilantes cuelgan una lista en la pared del gimnasio, en la que se aprecian los nombres de cada uno de nosotros y un número a un costado: habían decidido evaluarnos conforme a nuestro trabajo en el gimnasio, con una puntuación del uno al doce que no hacía más que clasificar nuestras posibilidades durante los Juegos.
Frente a mi nombre figuraba un resplandeciente nueve, que debo admitir, no me esperaba. Di un rápido vistazo a través del papel, husmeando un poco. Debajo de mi, estaba Lachlan con un diez, al igual que los otros profesionales. Anthea y Briony habían conseguido un cinco por igual. La niña del distrito 7, ha conseguido un tres que me parte el corazón; la observo en un rincón del lugar, con la mirada perdida y decaída.

Lo que restó del día, todos dejaron que las calificaciones los intimidaran. Lucían preocupados y distantes. Excepto la alianza, que parecía hacer más ruido durante sus sesiones de entrenamiento, lo que les daba un aire más mortífero de lo usual. Me limito a imitar a los profesionales y solamente actuar cuando es mi turno de probar en algún puesto.
— Mags, adoro tu cabello— Anthea me mira de lado, con una sonrisa extraña. Su presencia me toma por sorpresa y dejo caer la lanza, sobresaltada. Ambas reímos.— Felicidades por el 9, aunque merecías más.

— 9 está bien— estar cerca de esa chica me deja sin palabras, por alguna extraña razón. Sus ojos siguen fijos en mi, esperando que diga algo más, así que me apresuro a buscar un tema de conversación cualquiera.— ¿Qué usarás para la sesión de fotos?

Antes de que los Juegos empiecen, los estilistas están encargados de vestirnos y arreglarnos de nuevo para que nos hagan una sesión de fotos y promocionen nuestros rostros por todo el Capitolio. Así les es más fácil decidir por quién van a apostar, y también sirve como promoción al evento. A mi me resulta ridículo e innecesario, pero es el Capitolio y son los Juegos del Hambre, y esos adjetivos los describen perfectamente.

— Aún no lo sé. Creo que me pondrán una versión más corta del traje que usé para el desfile,— su cara pronto cae, se ve incómoda, casi perturbada y se soba un brazo.

— ¿Estás bien?

— Eso lo sugirió un vigilante. El hombre vino a mi habitación ayer y...

Lachlan me toma por un hombro y me hace a un lado, plantándose frente a Anthea. A mi lado tengo a Monroe y a Destan. La primera toma mi brazo como si fuéramos íntimas amigas y yo me percato que tengo los puños cerrados, llena de rabia por la confesión que la chica estaba haciendo antes de la interrupción.
— Fuera de aquí, seis. Tal vez deberías seguir practicando, ese 5 que te dieron de puntaje,— se giró para mirarnos, los demás le respondieron con una risa— de verdad apesta. No creo que puedas mejorar nada en los dos días que nos faltan pero... al menos puedes dejar que los profesionales practiquen cómo van a asesinarte.

Anthea me busca con los ojos. Ambas nos miramos hasta que Lachlan le toma de la barbilla y le hace mirarlo a él.
— Deja a Mags de una vez tranquila.

Ella no es capaz ni siquiera de hacer algún ruido, simplemente se va, y puedo verla limpiar una lágrima de su rostro con rapidez.
— De nada Flanagan, ahora sigue. Kether me ha dicho que debemos subir una hora antes, quiere contarnos algo— espeta Lachlan.

Le miro con el ceño fruncido, pero no digo nada. Me parece inútil pelear con él, porque puede que vuelva a delatarme con nuestros mentores. O, se decida de una vez por todas que no somos aliados.

Cuando nos encontramos con Kether, tiene una expresión severa. Nos pide que nos sentemos con él en el sofá de nuestro piso, luego nos anuncia que es el día que han elegido para entrenarnos y nos entrega a cada uno una credencial en la que viene una foto nuestra y un gran "4" encima. No vienen nuestros nombres, nos identifican con un simple número y un código de barras.

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⏰ Última actualización: Oct 14, 2020 ⏰

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THE 11th HUNGER GAMES| Mags FlanaganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora