Pain

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Llevaba varios días con un nudo en el estómago. Temía que Kisame arruinara mi plan por negarle un acostón, diciéndole todo a Sasori. Aunque él solo sabía una parte de la historia. ¿Se abría pasado por su cabeza que también me había besado con Obito y Deidara? Espero ni siquiera lo imaginara. 

Casi al final de mi cometido, estaba dudando de mí misma, de quien era y de lo que hacía. Yo, que siempre fui una alumna ejemplar, respetuosa, buena amiga, había separado a un grupo de amigos por mi calentura y sed de venganza. Pero es que las palabras de la persona en la que confiaba, me habían dado razones para volverme así. Y no es que fuera tan terrible que me consideraran mojigata, ellos no debían por que influir en mi intimidad. Si no porque para él siempre fui un juego, un trofeo, alguien a quien podía presumir frente a sus amigos y que al final todos tuvieron. 
Aunque tampoco podía quejarme mucho, mi romance secreto con la persona que jamás se esperaría era algo que yo había guardado durante un año, por mi bien y por el de él. Al final, Sasori siempre fue una fachada. Entonces ¿Quién era peor?

Miraba el cielo despejado en la oscuridad de la noche. Ese día había estado ausente, desconectada, mi cabeza se perdió entre mis pensamientos por largas horas. ¿Cómo podía esperar algo bueno, si ni yo misma hacía las cosas bien? Vamos, estuve jugando con Sasori todo este tiempo, inventando un modelo de novia ideal inexistente que todos se creyeron, y me dolió sentir que él me traicionaba. ¿Y cómo le pagué? Con más traición. ¿Podía ser más descarada? Claro que sí, por que no me bastó con mentir, también me ligué a todos sus amigos para desquitarme, creyéndome la víctima de la historia, cuando siempre he sido la villana.
Pero estaba enamorada de alguien más, y una mujer enamorada es capaz de entregar su vida por complacer a otros. 

Y cada vez me convencía más, de que yo era el problema. Por mi orgullo estaba lastimando a más de una persona. Estaba incitando a otros a seguir la oscuridad que me corroía. Pero también desenmascaraba secretos, por que ni uno de ellos era tan buen amigo como aparentaba. Al final, todos somos iguales, igual de crueles, de individualistas, egoístas.

Sin quererlo las lágrimas rodaban por mis mejillas y una tibia mano las borraba.

— ¿Cuánto tiempo llevas aqui? — su suave voz me sacó de mi ensoñación — son las tres de la madrugada

Lo miré. Y como si la vida me odiara aún más y me obligara a seguir pecando, él había aparecido a mi lado.

— Pain — susurré — No te sentí

— Vengo de ver a Konan y te vi aquí, pensé que quizás necesitabas hablar

Y ese era Pain, la persona a la que menos quería dañar ahora. Siempre mostrando una imagen de chico correcto, con valores, serio pero atento. Confiando en las personas incorrectas que a sus espaldas jugueteaban con su querida novia. ¿Y ella? Era quizás peor que yo, por que les seguía el juego por meses y seguía burlándose de él. Al menos Sasori era un bastardo que merecía que alguien le devolviera todo lo malo que había hecho y no solo a mí. No quería, no podía, pero debía hacerlo si así le daba una lección a otros de moralidad y ética. Y  de paso, yo misma aprendería a no ser tan egoísta, dejar de pensar solo en mí.

— Pain — lo miré en la profundidad de la noche. Su púrpura mirada estaba serena pero expectante, como si supiera de lo que le fuera a hablar — Ya no puedo más

Solté en un susurro mientras mi cuerpo contraría. Ni siquiera era mi amigo pero sentía la necesidad de decirle todo. Quizás ni siquiera me crea, quizás piense que estoy loca y todo me lo he inventado. Pero si existe una pequeña posibilidad de que él confíe en mí, tal vez, podría redimirme un poco de mi consciencia, por que Pain era la persona más racional que conocía, y no se dejaría engatusar por falsos rumores o cotilleos. 

Tal vez no era lo mejor y no era la persona correcta, pero sentía que me escuchaba, cada palabra, cada suspiro, de cada lágrima que botaba estaba atento. Incluso tuve que confesar que todo esto lo hacía por amor a alguien más, un amor que yo creía invencible pero me había llevado a inventarme una vida que no era la mía para ocultarlo y salvarlo a él, no a mí. Cuando escuchó su nombre salir de mi boca, vi como se sintió incómodo y me miró con recelo. Pero no podía culparlo. Él siempre provocaba eso en los demás. 

Después de enterarse lo de Konan, la mirada en sus ojos se apagó tenuemente. Quizás él lo sabía, pero como yo, se había segado tanto a alguien que no quería creer el mal que le hacía.

Suspiré cansada — Eso es todo — mis manos seguían temblando — Tu también crees que soy de lo peor ¿no?

Cambió su mirada que tenía sobre mí y la llevo a la luna. La miraba, esperando una respuesta. 

— Todos hacemos locuras por amor. Quizás lo tuyo se ha transformado en tal obsesión que perdiste tu camino por alguien que te llevó a desviarte. No eres una chica mala, tal vez no tomaste las decisiones correctas, pero si estás arrepentida, aprende de eso y no vuelvas a lastimar a alguien por el deseo de otros. Sasori no fue bueno contigo y puedo corroborarlo, pensó que su juego traería beneficios pero él se buscó todo lo que tu le has hecho. Solo prométeme algo — volvió a mirarme. Asentí — No vuelvas a meter en tu cabeza que eres una mala persona solo por que otros te han llevado a actuar así

Intenté sonreír pero solo conseguí que mis labios temblaran y las lágrimas cayeran con más intensidad. Tal vez, yo no era tan cruel. Tal vez, estaba enamorada y no medí mis actos. Tal vez alguien no me respetó y quise mostrarle qué se sentía. Tal vez... estaba creyendo en otros en vez de en mí misma.

— Gracias, Pain.  Creo que me ha hecho bien soltar lo que sentía, mañana le diré todo a Sasori

Comencé a separarme pero su suave tacto sobre mi brazo me detuvo.

— ¿Puedo preguntarte algo más?

Asentí nuevamente. 

— ¿Que beneficio te trae esto? — Lo miré algo extrañada — Digo, llevas un año queriendo a alguien que solo se ha satisfecho contigo. Tu me lo has confesado, solo lo ves para tener sexo. Por mucho que te diga que te ame, no me hace pensar otra cosa que no sea manipulación de su parte. ¿Y después qué? ¿Qué tan segura estás de que cumpla con su palabra? Si sabes que él no dejaría... — carraspeó la garganta — tu me entiendes. ¿Qué tan segura estás de que realmente te quiera?

Sus palabras fueron como finos cristales incrustándose en lo más profundo de mi corazón. Y dolía más de lo que esperaba. Amaba a una persona que solo me lo decía, pero nunca me había demostrado que realmente me quisiera. Y yo estaba tan cegada a él que me entregaba sin titubear. Pero nunca me había planteado eso. ¿Y si Pain tenía razón? Quizás una vez que se acabe todo esto, buscaría una excusa para evitarlo nuevamente. Pero no podría saberlo hasta enfrentarme a la situación.

Sonreí — Quizás tengo que aprender a confiar en las personas correctas

Me devolvió la sonrisa, y sentí como el nudo en mi estómago se desaparecía. Y sí allí estaba ¿Por qué no intentarlo?

— ¿Pain? 

Se volteó a mirarme, mientras yo acercaba mi rostro, atrapando mis labios en los suyos, en un beso suave, lleno de miedo e inseguridades, pero que transmitía una paz que tanto ansiaba sentir. Me separé lentamente de él, mientras susurraba un casi inaudible gracias sobre su boca.

(....)

Miré la hora. Seis de la madrugada. Me recosté sobre mi cama, mirando el techo, sin rastro de sueño sobre mí. Tomé mi teléfono y tenía un mensaje de texto.

¿Por que no has venido hoy? Extraño tu cuerpo, preciosa.

Conocía al remitente de ese mensaje. No respondí. Por que mi respuesta estaba clara, y no saldría en una pantalla. Ellos dos, la escucharían directamente de mis labios.

Femme fataleWhere stories live. Discover now