— Sí, eres muy observadora —digo y miro tras de ella, donde Bambi está mirándome.

Una pequeña sonrisa tira de la comisura de sus labios y es lo único que necesito para que me vuelva completamente loco. La chica sigue hablando pero no la escucho porque los ojos de la chica que me gustan siguen sobre los míos.

— ¿A quién miras? —Unos dedos se ponen en mis mejillas y miro a la chica morena— ¿Hay alguien más interesante por aquí?

— Sí —le digo.

Ella hace un mohín y Bárbara no tarda en aparecer al lado de su novio para marcar terreno, aunque el chico ni siquiera ha abierto la boca para saludar.

— ¿Y Bambi? —Le pregunta su novio.

— Ha ido al baño —escucho decir a Bárbara.

Le doy mi cerveza vacía a Diego y me giro para ir también al baño. Paso entre la gente hasta que estoy en el pasillo y la espero allí. Muerdo todo mi labio inferior y cuando sale, sonrío.

— ¿Qué haces aquí? —Pregunta.

— Quería verte.

— Llevas todo el día viéndome.

— A solas.

Ella mira a ambos lados—. No estamos a solas.

— No, sensual B, ya sé que no —me acerco un poco a ella y miro hacia abajo para perderme en sus bonitos ojos marrones—. Me encantan tus ojos, B.

— A mí me gustan los tuyos.

Levanta sus manos para tocarme pero vuelve a bajarlas y se separa un poco de mí. Unas chicas aparecen y ella se aparta de la puerta del baño para que puedan pasar.

— No puedo esperar a este fin de semana, B, y aún quedan cuatro días.

— Dicen que lo bueno se hace esperar, Leo.

Su mano pasa por mi brazo y sus ojos conectan con los míos mientras una sonrisilla surca su rostro.

Se va, moviendo sus caderas en el proceso y miro descaradamente. Paso una mano por mi rostro y la sigo. Nunca he querido bailar con ninguna chica, pero ella...

Estoy deseando poner mis manos sobre su cadera y sentir su cuerpo pegado al mío. Oler su perfume y pasar mi nariz por la longitud de su cuello. Me paro en la barra antes de volver donde están todos y pido otra cerveza.

Le doy un trago y miro hacia mi derecha para ver a la chica morena de antes de la que desconozco el nombre.

— Me has abandonado.

— Te dije que había algo más interesante por aquí.

— De acuerdo, no te intereso, lo he entendido. Es una pena, podríamos pasarlo bien —su mano vuelve a pasar por mi brazo y la miro alzando una de mis cejas.

— No voy a caer, lo siento.

Me encojo de hombros y le doy otro sorbo a la cerveza. Le pido una copa a ella y la pago para después irme, deseando que deje de perseguirme por todo el lugar. Por suerte, Bárbara se quiere ir ya, pero Diego parece estar muy entretenido.

— Yo ya iré —me dice Diego—, me quedo con estas preciosas chicas de aquí —me guiña un ojo.

— Está bien —le digo—. Ten cuidado.

Él me sonríe y pongo mi mano en la espalda de Bambi para salir del lugar. Hace un buen tiempo incluso de noche.

— Nosotros nos vamos, ¿puedo confiar en que llevarás a Bambi sana y salva a casa? —Me pregunta Bárbara.

[Saga West] RAMÉ #1 [YA EN AMAZON] Where stories live. Discover now