Mi abuela se ha sumergido en una conversación con mis tíos y Ruggero, Alessia y yo, decidimos subir la habitación de Ru un rato más tarde después de mucha insistencia, porque está emocionado por mostrarme las nuevas fotos que ha hecho con su vieja cámara profesional.

—Y estas las hice en el pueblo, cuando fui con Mateo y Alexa —comenta, mostrándome una imagen de una tienda de dulces bastante bonita y bien enfocada, donde fotografió a un lindo gato blanco de ojos azules.

Continúo viendo las fotografías con su hermana a mi lado, mientras lo escucho parlotear sobre su elevado interés de ver a Juliana. Desde que conoció a mi amiga ha tenido cierta atracción hacia ella, y cada vez que se le presenta la oportunidad me lo recuerda como si yo lo hubiera pedido información al respecto.

Sé que solo le gusta físicamente, pues apenas hablan como para que el sentimiento se haya formado a profundidad, pero me incomoda que hable con tanto énfasis sobre sus fantasías teniendo a Alexa, la chica de las fotos, como novia.

Jamás se ha atrevido a insinuársele a Juliana directamente, pero sé que de cualquier modo su interés está allí, y eso me hace sentir muy mal con su novia. Nunca me ha sucedido, pero me aterra que pueda pasarme lo mismo y terminar herida por llegar a arriesgarme, siendo engañada o reemplazada luego de que me haya ilusionado. También puede ocurrir lo opuesto, y esa una de las razones por las que me esfuerzo por aislarme.

—¿Qué piensas hacer con Alexa? —inquiero, sin poder soportar más su verborragia.

Con su novia tiene unos seis meses de relación, o un poco menos. La conoció en el instituto y cursa el mismo año en sexto. Me parece bonita y sí, tiene cierto parecido a Yulia, pero la última es mi amiga y la veo más hermosa que al resto. Es comprensible que Rugge también lo perciba así.

—Ya con Alexa no me siento bien. Me cela todo el tiempo sin razón, quiere que todo el tiempo estemos juntos y no está bien. ¿Tú crees que un bombón como yo deba soportar eso? Tengo también mis admiradoras que merecen un poco de mi atención —alardea, tumbándose en la cama sin poder dejar su presunción.

Ruedo los ojos, y Alessia le lanza una almohada que acertadamente cae sobre su cara.

—Eres patético, Rugge —comenta su hermana, ganándose una mala mirada de parte del chico.

—No puedo creer que seas mi familia, eres una traidora. ¿No se supone que deberían fomentar mi amor propio?

Exclamo un bufido ante su ridículo argumento.

—Sí, Russo —confirmo, tumbándome a su lado con la cámara en manos—, pero tú estás confundiendo el amor propio con el ego. Tienes el último demasiado elevado.

—Exacto —secunda su hermana, acostándose al otro lado y dejando a Ruggero en medio de ambas, que suspira antes de hablar.

—Bien, lo admito. Pero no, en serio creo que romperé con Alexa... No es por alguien más, jamás la engañaría, la quiero y por esto le pedí que fuese mi novia al comienzo, pero no la amo. Ultimamente ha pasado demasiado y no quiero esto; nos estamos haciendo mucho daño y apenas empezamos, no me atrevo ni a pensar en cómo sería de continuar —explica, circunspecto por la seriedad del asunto—. Además, la distancia también puede ser un problema. Me siento incluso cansado para seguir intentándolo...

Suspiro pensativa. Él tiene razón, pero realmente no sé qué decir para hacerle saber, si quiera, que estoy de acuerdo con su argumento. Además, el tono pasaroso que utiliza para exponer sus sentimientos me debilita un poco, porque lo escucho triste a pesar de todo, como si le doliera que la relación se haya desarrollado así, y eso limita mis escasas habilidades.

Canela ©Where stories live. Discover now