"Lo más importante es el auto control."
Relatos variados sobre mi personaje masculino favorito: Obito Uchiha.
Ya estoy vieja como para dedicarle el tiempo a las portadas.
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Obito ya no mira los espejos.
Usar la máscara es seguridad para él (aunque desencadene su abrumante claustrofobia); siente que se protege contra la entrada del exterior, y también cree que deja que lo que está adentro se quede sin tocar un solo rayo solar.
No le gusta mirarse a sí mismo, es como si algo lo frenase para no chocar con su reflejo, porque al caer la noche y los recuerdos sean desenterrados, Obito únicamente sera capaz de pasar solo la punta de sus dedos por su saltada y aspera piel, torturándose para que ella jamás salga de sus memorias.
Ha desarrollado una extraña mentalidad de que su cuerpo es solo una máquina, solo un medio para un fin. Mientras siga moviéndose,y lo mantenga yendo hacia su objetivo, no importa cómo luzca. Pero de vez en cuando, atrapará su reflejo en el acero de una cuchilla, o el agua penetrante de Amegakure. Y sentirá una tristeza profunda y desgarradora, recordandole la puntual historia que solo puede contarse con una inconmensurable amargura, encerrada en costuras de su perdida memoria que oculta el amor que se le atoro por la garganta, siendo esta la unica forma en la que el tiempo se encargará de echarle en cara su historia.
Pero al fin y al cabo, él no olvida, y siempre termina lo que comienza.
Quiso probar novedades, descargarse sin ser retenido, y en su mente albergaba la idea de una vida tradicional, mas siempre era frenado por su pasado.
Cuando visitaba algun local para probar bocado, nunca permitia que los comensales o el dueño le mirara, y al despertar la curiosidad de alguna dama, jamás se atrevio a nada.
El querer y no intentar se volvió mecánico para él, y las consecuencias solo lo dejaron sintiéndose más solo y más enojado de lo que había estado antes.
Pero cuando Konan llegó, la alta mujer de mirada ambarina, su curioseo empezó, y sin siquiera detenerse a analizar la situación, ella ya se encontraba con el alma desnuda, mortal, silenciosa y hermosa. Y es que la realidad era que ella estaba tan sola como él, intentando bombear un corazón que tenía la grieta por la cual se colaba su sangre, su vida entera.
Ella llegó a ser capaz de inclinar su máscara y besar la comisura de su boca, de darle la atención que el sólo se había negado, quería la calidez que se le era regalada.
Más su historia no es como la quisiera contar, ella siempre jadeaba por Yahiko, Y Obito era mas que consciente de eso. Asi que siempre se retiraba antes de que algo mas pasara.
Aunque se ocultara tras su capa, sabia lo que Konan significaba, ella era la venda que cubria una herida que necesitaba sutura, que aunque esa venda no tenia una función real, si que reducía el dolor a una sensación básica, simple tensión y mucha liberación.
Aun así, Obito jamás volvió a ocultar su rostro cuando ella estaba cerca.
