"Lo más importante es el auto control."
Relatos variados sobre mi personaje masculino favorito: Obito Uchiha.
Ya estoy vieja como para dedicarle el tiempo a las portadas.
Drabble! Obito x Reader 500 palabras Au en una buena vida para mi rey
•En casa•
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Encontrarte acurrucada junto al hokage dormido, lleno de pequeñas heridas y escasos moretones luego de una batalla al lado de Kakashi, es de alguna manera casi una cosa normal.
Sus sábanas son quizás su tercer hogar, estando justo detrás del calor de tus brazos que permanecen como su segundo, y su acogedora morada aún se mantiene firme como su primer lugar, por supuesto.
Has perdido toda la noción del tiempo en este momento, nadando con ese aroma agradablemente degradado de su champú cítrico favorito y el último toque de colonia oculto en las partes más cálidas de su cuello.
La respiración suave de Obito y la falta general de movimiento completo, y palabras, significa que todavía está deambulando en un paisaje de sueños interminable.
Cómodamente, tu mejilla descansa sobre su clavícula, tarareando su canción favorita. Obito se mueve y sospechas que ha volteado a verte, cuando esa sensación de aliento comienza a golpear la parte superior de tu cabeza y, sin embargo, el cae más profundamente en su sueño.
Todo parece bastante rutinario para uno de sus días libres.
Todo es, te atreves a pensarlo, perfecto.
Todavía presionado tu cuerpo cerca de Obito, ocupas tu mente con música hasta que te cansas demasiado para continuar, desplazándose por una buena memoria de tu selección de canciones. Bostezando, te acurrucas un poco más, enterrándote en ese calor adictivo del lado de Obito como un mimado niño, colocando una pierna entre la posición de descanso, que es boca arriba, y girando cuidadosamente tu cuerpo para una mejor comodidad.
Escuchando la canción en tu mente al lado del hombre de ensueño a tu lado, relajarse no es para nada difícil. Es natural que tu mano libre y solitaria se deslice para buscar una de la de Obito, donde se extiende detrás de su cabeza.
Tomas su mano entre las tuyas, saboreando esa sorprendente suavidad de su palma, y agradeces la protección que le dan sus guantes durante el combate, por mantener esa sensación agradable, antes de bajar tu mano y envolver todo tu brazo alrededor de su cuello. Suavemente entrelazando sus dedos entre los espacios acogedores, lleva su mano a tu labios, pasándolos por sus nudillos, atrapando rastros de bálsamo labial de melocotón sobre los surcos de la piel antes de alejarse para mirar tus rasgos.
Cuando tus ojos se toman un momento para admirarlo; esas hermosas pestañas largas casi rozan las crestas de sus pómulos, donde las marcas distintivas en su lado derecho siempre son una delicia para que te maravilles, es lo que lo hace único.
Sí, la simple visión de él, todo lo que ese hombre es, casi te roba el aliento, lo sacas de tus pulmones y puedes sentir tu corazón latir hasta el fondo de tu garganta.
Luego, en los labios de Obito, descansa una pequeña sonrisa hermosa. Es débil, apenas está allí, pero las curvas en las comisuras de sus labios ciertamente están inclinadas hacia arriba, y solo para que tus ojos vean.
—¿Hmm?— murmuras, dejando que una sonrisa amorosa te consuma, transformando tu expresión en algo más suave.
—¿Esa sonrisa siempre ha estado ahí cuando duermes?—Te inclinas hacia él, pasando una mano por los mechones obsidianos de Obito, cuán suave y salvaje es, solo para ver su sonrisa contagiosa expandirse antes de besar su mejilla y el calor de esta, susurrando suavemente contra su piel, —... ¿O solo está ahí, cuando estás en casa?—
