Reconciliación

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Ella lo miró confundida, no entendía que estaba pasando, ella no tenía ningún don como el que Luka poseía para saber que sentía el corazón de una persona.

-Caminemos y te explico.- dijo Luka mientras decidía qué sentarse tal vez empeoraría su estado y era mejor mantenerse ocupado. Sentía mano en su mano descubierta pero no quiso quitarla de su pecho porque sentía que si lo hacía dolería más. Comenzaron a caminar, Giselle preocupada por el chico del que no había podido evitar enamorarse.- Marinette... Ella es importante para mí, como amiga o interés amoroso, ella me gusta.- soltó, a Giselle trataba de no sentir dolor pero su nariz comenzaba a picarle por las ganas de llorar que sentía.- Incluso podría decirse que estoy enamorado de ella.

-¿Porqué...?- ella empezó a hablar, se suponía que ella había ido a buscarlo para sanar, no para que le doliera más el corazón. Más él la interrumpió con un movimiento de mano, ella estaba consciente de que él no había terminado de hablar pero aún así eso no evitaba que le doliera oírlo decir esas palabras que ella tanto anhelaba hacía otra persona que ni siquiera estaba en el país.

-Mas no puedo asegurar que seamos cercanos de esa manera.- dijo Luka con una sonrisa triste, ambos se detuvieron al borde del río Sena y se sentaron en él, mirando el agua con tristeza en sus ojos.- Hemos tenido nuestros momentos pero con ella nunca estaré seguro si se ha olvidado de Adrien ¿Sabes? He sido paciente y lo seguiré siendo ¿Pero hasta cuándo? ¿Cuando deberé rendirme a pesar de que la quiero? - Giselle estaba entendiendo lo que le estaba tratando de decir, supuso Luka, por la mirada que le estaba dedicando.- ¿Algún día estaré por completo en su corazón? O incluso... ¿Tendré su confianza?- Claramente la confianza, Giselle y él la tenían, demasiado hasta para hacer pijamadas en casa del otro o que ella le pidiese que le fuese a comprar sus productos femeninos íntimos.- Sé lo que sientes en cierto sentido, aunque nunca lo sentiré por completo porque no soy tú. Solamente tú puedes sentir tu dolor...

-Así como sólo tú puedes sentir tu dolor, Luk.- Él sonrió e hizo una seña con la mano restándole importancia a eso.

-Aunque nos dieramos una oportunidad para salir... No creo que tú te sientas cómoda sabiendo que Marinette está en mi corazón y preguntarte cada cierto tiempo si lo que siento por ti es lo suficientemente fuerte y que si ella me pidiese que volviera con ella, tener certeza de que yo no estaría a sus pies.- dijo él y ella asintió con pesar. Ella quería que él la quisiese pero tampoco podría forzar eso.- Siento que estoy siendo cruel contigo por un pensamiento que se me vino a la mente y no te estoy dejando hablar en absoluto.

Recapacitó el de cabellos turquesa mientras veía el agua medianamente limpia del río. Estaba acostumbrado a su olor al vivir básicamente encima de esas aguas. No le disgustaba y el sonido del agua le tranquilizaba, cosa que era realmente necesaria en ese momento para él.

-Luka...- ella empezó con los labios secos tanto por el frío como por la situación en la que estaban.- Como te dije antes, eres mi mejor amigo, junto con Antoine y Belmont, estuve ahí desde la secundaria, cuando eras un cerdo asqueroso.- ella río un poco y Luka se le unió.- Nunca me escuchaste cuando te dije que no hicieras esas cosas, pero las hiciste de todos modos, lo bueno es que aprendiste tu lección y recapacitaste.- dijo ella con un toque de nostalgia, Luka sabía que no por las acciones de él, nadie quería a ese Luka, Antoine y Belmont lo odiaban en ese momento.- No pude evitar enamorarme del chico que decidió cambiar y ser más pacífico, del que decidió no ocupar su don para algo malo, si no para poder superarse a sí mismo y siempre quise que me vieras como yo te veo a ti.- lo miró con ojos brillosos, Luka sentía esa opresión en la garganta por la culpa ¿Cómo no se enamoró de ella en lugar de alguien que estaba destinada a alguien más? Marinette era Ladybug, estaba destinada a estar con Chat Noir, quien era Adrien. No podía engañar al destino. Aún cuando la melodía de la azabache abundara en su cabeza.- Pero... Cómo te dije, en el amor no se manda, no puedo obligar a amarme, simplemente no puedo. No puedo pedirte tampoco que intentes algo conmigo, no es justo para ninguno de los dos.- suspiró.- Creo que lo mejor para mí, es alejarnos un poco.

La Melodía en mi cabezaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz