El pasado

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Okey, primer aviso, este capítulo está lleno de altibajos emocionales de un pequeño Luka que no sabe qué pasa, y que tiene ciertos... Pensamientos, que si no estás emocionalmente estable, no te recomiendo que leas. También hay situaciones de bully1ng. Es bajo tu propio riesgo, y a pesar de que yo no siento que haga algún perjuicio hacía mi persona, en realidad, uno nunca sabe lo que los demás están pasando, y si estás en un momento de bajón en tu vida, tal vez no sea la lectura que necesites en este momento, De cualquier modo, si necesitas que un desconocido o alguien te escuche, estaré ahí para ti, recuerda que no todo está perdido. Te quiero. Bueno... Pues sin más dilatación, el capítulo.

Luka se quitó los audífonos y se sintió abrumado por un segundo, no porque esas cosas en su cabecita llegarán de golpe, ya que el barco en donde vivían, su mamá había hecho algunas modificaciones y ahora era aprueba de sonido externo. Solamente el sonido del agua del Sena era lo que se escuchaba tranquilamente.

Su mamá y su hermana detrás de ella lo miraban expectantes, al no escuchar nada, más que las melodías de su mamá y hermana sus ojos de nuevo se llenaron de lágrimas. Aún si no podía acercarse mucho a ellas aún sin los audífonos, ya que si las personas se acercaba mucho se iba haciendo más fuerte e iba haciendose cada vez más insoportable.

—Hermano...— murmuró Juleka al verlo llorar y como no tenía los audífonos no podía acercarse, por lo que se puso triste y se aferró a la pierna de su mamá en busca de consuelo. Anarka le acarició la cabeza a su pequeña, tratando de consolar a la pequeña con los ojos de su padre.

—N-no estoy llorando porque no lo soporte.— explicó el mayor de los menores.— Es que estoy feliz de que solamente las pueda escuchar a ustedes.

La pequeña pelinegra no pudo más y fue a abrazar a su hermano mayor. Lo quería mucho y extrañaba estar como antes con él. Luka se sorprendió por la reacción de su hermana menor pero le devolvió el abrazo, a pesar de que la melodía de su hermana estaba invadiendo toda su pequeña cabecita, de todas formas la dejo ser, tal vez enfrentando el problema, como le dijo una señora a su hija cuando estaba coloreando en la escuela a la que iba, sería la mejor forma de hacer las cosas. Anarka miró a su hijo y aunque estaba frunciendo el ceño, tal vez porque lo que escuchaba saliendo de su hermana era demasiado fuerte, se dejó ser. Ella admiró la fuerza de su pequeño. Juleka estaba aferrada a él y no pensaba soltarla, y él no se veía con intenciones de soltar a su hermana menor. No estaba segura si acercarse a la escena de los hermanos ya que no quería que su hijo terminara desmayado del sobre esfuerzo para controlar las melodías siendo tan pequeño.

—Juleka.— dijo Luka con voz mermada.— Tu melodía me gusta mucho, es muy bonita.

Juleka miró a su hermano mayor con lágrimas en sus grandes ojos y lo volvió a abrazar con fuerza.

—Gracias, hermanito.

(...)

El niño caminaba con sus audífonos de regreso a su casa. Ya llevaba un año desde que las melodías empezaron, seguía llendo a la escuela especial y ya sabía formar frases completas en lenguaje de señas y tenía amigos con quién jugar.

La evolución en su aguante con las melodías en ese año era qué podía tener a su madre y hermana cerca, junto con la niña que ahora frecuentaba su casa, una rubia con el cabello lacio y ojos aún más grandes que los de su hermana.

Suspiró mientras seguía su camino a casa, su mamá no podía ir a recogerlo ese día, y le había pedido a una maestra si lo podía llevar a casa, claramente Luka se sintió un poco disgustado de no poder ver a su mamá, pero no la culpaba mucho, sabía que su mamá hacía lo que podía para que ellos pudieran estar bien, y también sabía que los papás de su mamá no los querían mucho. Habían dejado a Luka en su casa y le habían avisado a su mamá que él niño había sido dejado ahí. Pero Luka cuando desapareció la maestra decidió dar una vuelta por su barrio porque no quería estar sólo en su casa mientras llegaba su hermana junto con su nueva niñera, que era la hermana mayor de Rosita. El chico quería a su niñera, pero la chica no podía comunicarse con él, Juleka hacía su mejor esfuerzo por ser traductora, pero aún no era muy hábil con las manos. Cuando Violeta estaba en la casa debía usar los audífonos todo el tiempo porque no soportaba aún su melodía, no sabía por qué pero la de ella era aún más fuerte que la de su mamá, hermana y Rosita. Era extraño. Estaba cansado de no oir, quería oír la música, a la gente que pasaba a su alrededor ¿De qué servían sus oídos si no los podía ocupar y solamente estaban cubiertos por esos gigantescos audiculares.

La Melodía en mi cabezaWhere stories live. Discover now