Angel de Fuego

Amistad Verdadera

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Aizawa había terminado de ordenar sus archivos y expedientes, fue una noche larga pero productiva, observó a Eri coloreando unas hojas, por suerte la niña no había vuelto activar su peligrosa habilidad.

No le molestaba tenerla bajo su cuidado, la pequeña era bastante tranquila y con la ayuda de Mirio podía seguir manteniendo su rutina de trabajo, estaba terminando su café cuando tomó su celular con un nuevo menaje que contenía la dirección de un bar en el centro seguido de un "sino vas te convertiré en cenizas"

Eraserhead torció lo ojos, prefería mil veces quedase a dormir, pero corría el riesgo que esa loca llegara hasta su casa para arrastrarlo fuera, o peor aún, que quisiera ponerse a beber ahí.

-Eri esta noche tengo que salir, llamaré a los chicos para que te hagan compañía.

-Esta bien, me gusta cuando Nijire-san juega conmigo a las princesas — Aizawa sonrió, quien pensaría que esa pequeña inocente vivió tantas atrocidades.

Ahora que lo pensaba el clima estaba a punto de cambiar, necesitaba comprarle algunos abrigos y ropa de invierno.

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Después de la comida llevó a Shoto de regreso, el pobre chico apenas podía mantenerse de pie, a kilómetros se notaba que moría de sueño.

-Estas segura? — no esperaba que tan rápido quisiera entrar, seguramente la visita de Natsu tuvo algo que ver.

-Completamente — a pesar que le sonreía  Shoto sabía que era una falsa.

El menor tomó su mano para darle fuerza y la sonrisa falsa desapareció dándole paso a una sincera.

En el pasado era ella quien le tendía la mano para que se levantara luego de los entrenamientos?

Ahora él le daba la fuerza que le faltaba.

-Estoy en casa — anuncio como siempre.

-Bienvenido — gritó Fuyumi desde la cocina — has comido o quieres que...? — se quedó sin palabras al ver quien venía junto al menor.

-Comimos antes de venir — respondió Shoto sintiendo como su mano era soltada.

-Nos darías un minuto? — necesitaba hacerle frente a su hermana mayor.

El mitad fuego asintió y se fue rumbo a la sala encontrando a Natsu pegado al lado de la puerta, se encogió de hombros y se sentó en el sofá prendiendo el televisor.

-Se te va meter una mosca — y es que literalmente Fuyumi parecían un pez fuera del agua boqueando sin saber cómo formar una oración.

-Yo... bueno... yo... es decir... tu — había tantas cosas que quería decirle y justo ahora su mente decidía quedarse en blanco.

-Te gusto el vestido? — la vio apretar los puños y tomar una gran bocanada de aire para calmarse.

-...Mucho — respondió con la voz entrecortada y ojos vidriosos.

-Bien, entonces te lo pondrás cuando vayamos de compras — le dio una pequeña sonrisa y se acercó abrazarla.

Pudo sentir como el cuerpo de Fuyumi se puso rígido, quizá pensó que le gritaría mil cosas como aquel día que se marchó, pero no, su hermana mayor también había sufrido durante ya mucho tiempo, y por eso tomando toda su fuerza se animó a decir lo único con lo que sabía ambas podrían volver a empezar.

-Estoy en casa — enseguida la albina dejó salir sus lágrimas y también la abrazó con fuerza.

-Bi... Bienvenida — en ese instante Fuyumi  pensó que si era un sueño, quisiera seguir durmiendo más.